Semana 7-día 3

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Llevo toda la noche pensativo. Llevo la mirada perdida... llevo el corazón entre manos heladas, llevo la vida prendida de un hilo, llevo la exacerbación de mi ánima a más allá de lo empírico. Llevo tantos sentimientos inmersos en mi mundo esperando salir a flote algún día, y cuando eso suceda todo habrá acabado.
Hoy estoy pensativo y analítico, sin mencionar lo filósofo que me he vuelto de la noche a la mañana.
Si algo estoy haciendo mal debo corregirlo ahora... Presiento avecinarse una gran tormenta... Piensa ¡Qué es!, dónde está el error.

Anoche, aunque larga fue, quedó chica para algunos. Faltó más Vodka, más cervezas... hasta las energías faltaron, aunque nadie quería dormir. Nadie quedó en pie luego de las 3:00 am. La noche aún me parecía joven, y no solo a mí. Kelly me envió un mensaje electrónico, estaba esperándome en el parque central del distrito próximo al mío.
Últimamente hacemos eso. Es una medida que tomamos... su padre se ha vuelto loco, no la deja salir sola a ningún lugar, ya ni sale de casa más que solo para ir a la academia. Ella se escapa de casa a estas horas y podemos vernos al menos por unos minutos. Puede parecer infantil y estúpido, pero cuando te da la limerencia, y no exagero, hasta el más frío ser que exista y se crea maduro hará lo que sea por saciar esa "necesidad" de estar con esa persona. Lo sé... han pasado por eso en algún momento, y si no... ya lo pasarán, es normal.
Volviendo al tema. Kelly y yo estuvimos juntos hasta poco antes del amanecer. Su padre duerme como piedra, nada lo despierta sino hasta después de las 11:00 am cuando recuerda que debe desayunar...
Kelly prepara el desayuno todos los días, tanto para ella como para el vago de su padre que vive de las pensiones de su ex esposa y mi mejor amiga. No se da cuenta cuando sale o cuando regresa. Lo uso a mi favor. Sin embargo, no me bastó el hecho de haberla visto durante la madrugada, necesitaba volver a verla, caminar y embriagarme de ella. Decidí ir, pues, a la academia a la cual suele ir. A eso de las 2:00 pm ya estaba yo en la puerta por donde suelen salir los futuros universitarios apodados como "futuros cachimbos". Un clima frío, pero con un Sol brillante. Las personas salían del eminente edificio, bajos, altos, acompañados o solos... todos sonrientes... incluso Kelly salió con su típica sonrisa... pero no sola. Los hombres somos celosos porque sabemos exáctamente las intenciones de los otros hombres. Me exacerbé en ese instante, pero me contuve. Me acerqué a ellos y en cuanto Kelly me vio dejó de hablar con ese sujeto, su sonrisa se alargó y corrió directo a mis brazos, abrazó mi cuello y me plantó un delicioso beso en mis labios. Mi tirria de hace un momento por los celos se desvaneció por completo. Con esto, el tipo delante de mí tendría en mente que ella tiene enamorado... ¡y soy yo!, que no puede meterse con ella. Le lancé una mirada fría, no lo había notado, simplemente salió y ya. Mi mirada pareció molestarlo, pero no me inmuté. Sin soltar mi cuello en ningún momento, y mis brazos rodeando su cintura, Kelly dijo que era su nuevo amigo y quiso presentarnos.
Tal parece que se llamaba Fabian.
Kelly es muy cariñosa, sigue siendo una niña tierna por dentro... muy llorona y tímida, estar sola en un aula con casi sesenta alumnos debió chocarle mucho, que tenga amigos no es malo ni me molesta, de hecho, me gusta verla con amigos... sonríe más... pero a veces los hombres presentimos las intenciones de otros, es como un sexto sentido que suele funcionar entre nosotros.
Se fue. Kelly y yo nos quedamos solos. Caminamos juntos hasta la puesta del Sol. Sigo sin encontrar error alguno.
Su padre no sospecha de nuestras escapadas secretas... si no es eso, entonces qué es.
Fruncí el ceño, miré con odio una regla que estaba sobre mi escritorio.
Sigo recordando... nada.
Le dajé en casa luego de la puesta del Sol. Un beso.
A lo lejos, antes de entrar a casa regresó la mirada a mi persona, me sonrió y me mandó un beso volado. Se le veía muy feliz. Kelly...
Eran las 6:50 pm. Mi fría mirada vuelve a su sitio. Caminé hacia la nada... pensativo. Aún sentía la cálida mano de Kelly cogiendo la mía, solo recordar eso hacía cambiar mi helada mirada a una apasionada... una sonrisa se dibujó en mi rostro. Mientras recordaba todos esos momentos agradables con mi princesa perdí la noción del tiempo... y no solo la del tiempo, sino también la del espacio. Me vi parado en un lugar que no conocía, pero no solo, alguien estaba a mi lado y no lo había notado... era él. Sonreí.
-Cómo te va con Kelly- Bajo las sombras, su rostro; bajo la luz de un poste eléctrico, su elegante sonrisa.
Cerré los ojos y mostré la mía, la mejor que tenía
-Creí que eras otra persona. Con ella me va muy bien. Gracias por preguntar.
-Ya veo... ¿y con su padre?- torcí mi sonrisa volviéndola una línea recta y vil.
-Esa es otra historia. Creo que lanzarle huevos podridos a su Escarabajo no fue suficiente- Rió inaudible.
-Ya...- Me miró directo a los ojos y me abrazó- ¿Sabes quiénes más están aquí? Mira allá- Señaló al poste que le iluminaba la cara.
No lo había notado, los tres estaban aquí.
Las dos chicas que estaban al lado del poste eléctrico se lanzaron a mis brazos gritando eufóricas mi nombre. Una de ellas, alegre y carismática, ojos achinados a causa de su sonrisa; la otra, llorona y sentimental, con lágrimas en los ojos al verme. Las dos me abrazaron en un cálido reencuentro. El primero en aparecer, mi mejor amigo, se quedó viéndonos, serio, como siempre. Solo sonríe cuando algo le impresiona demasiado. Los tres estaban aquí. Me sentía aliviado, feliz y en calma...
No había error. Kelly y yo estábamos a salvo de su padre, mis tres mejores amigos habían regresado.
Tuvimos una larga charla de los viejos tiempos en el colegio y eso.
Nada de qué preocuparse.
Última escena por recordar.
Llegué a casa a las 9:00 pm más o menos. Mis hermanas seguían despiertas, mi hermano ya estaba rendido en cama.
-Mamá dice que dejes de salir así de casa sin avisar- dijo la menor frunciendo el ceño.
-Ya estoy grande...- me defendí.
-Esa no es excusa- dijo la mayor igual de enojada.
-Ya, lo siento- no quise seguir discutiendo.
-Mamá te dejó la comida en la cocina, ponlo en el microondas y cena- dijo la mayor.
Lo hice sin emitir una sola palabra. Volví a la sala con el plato de comida.
-Nuevo caso de asesinato. Parece que es otro joven de nuestra edad- dijo la mayor- Últimamente hay muchos asesinatos de adolescentes... ayer pasó lo mismo y el día anterior a ese...
Me quedé viendo la TV... era cierto. El noticiero lo estaba pasando en ese momento. Todo lo que siento... a caso será que... ¿será que algo malo le va a pasar a mi familia? ¿Será eso? ¿Ese es el error que he estado buscando? Claro, no un error, sino un presentimiento.
Me quedé helado y al momento fruncí el ceño.
-Iré a mi habitación-dije.
-A nuestra habitación... querrás decir- dijo la menor.
Ni respondí. Siempre buscan una oportunidad para discutir.

He terminado de cenar. He encontrado eso que andaba buscando. He terminado de filosofar. He terminado con mi angustia. Mi sonrisa se tornó... no sabría decir si malisiosa o satisfecha. Pero sonreí.
-Ya sé lo que debo hacer primero.

Las Tres RomasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora