16.

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Samuel tocó la puerta con desesperación. Su miembro dolía dentro de sus apretados calzoncillos y lo único que pasaba por su mente era la foto que Guillermo le había mandado.

Los pasos apresurados se escucharon detrás de la puerta. Un pelinegro con unos pantalones de chándal y camiseta holgada abrió la puerta.

Samuel antes de...

El chico no pudo si quiera terminar de hablar cuando ya tenía al castaño agarrándolo de la cadera, empujándolo hacia el interior de la casa y aprisionándolo contra la pared. Agarró su boca en la suya, sintiendo la lengua húmeda de Samuel explorando y recorriendo por completo su cavidad bucal.

Las manos del castaño se aferraron con fuerza al cuerpo de Guillermo, chocándolo contra la pared, sacándole un gemido ahogado que se perdió en su boca. El pelinegro correspondía con algo más de lentitud, poniendo algo de resistencia a la bestiocidad de Samuel.

El castaño deslizó sus atrevidas manos hacia el voluminoso trasero de Guillermo, apretándolo en sus manos. El menor sentía sus labios arder y jadeaba sin control.

Guille, ¿dónde tienes las oll...? Oh —la voz de una mujer adulta se escuchó interrumpiendo las acciones obscenas que estaban realizando.

Samuel se separó del pelinegro, mirando a la mujer con confusión y bochorno.

Ups...

Guillermo miró a su madre, rogando porque la tierra lo tragara en ese momento.

SinvergüenzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora