Atrapada En Mi Instinto {2a temp. de AETW} {TERMINADA}

Capítulo 22: Comisaría (2/2)

- Me sabe mal por vosotros, porque ahora mismo estaréis pensando: "¿qué les explicaré cuando empiece a curarme?". Y la parte lamentable es que no os dais cuenta de lo increíble que es que estéis sanando. ¿Porque sabéis lo que le pasa a todo el mundo cuando reciben un disparo? Mueren.

Matt camina por la vacía comisaría mientras Scott y yo nos vemos obligados a escuchar sus palabrerías.

- Eso es lo que te pasa, ¿no? - pregunto - Te ahogaste. - mi tono de voz de suaviza cuando lo voy entendiendo todo poco a poco, como unos engranajes viejos y oxidados que se mueven lentamente y chirriando.

- No debiste dejar que bebieran - susurra Matt, mirando a la nada como si estuviese fuera de sí -. Lahey... No debió dejarlos beber.

- ¿Quién bebía, Matt? - pregunta Scott.

- ¡El equipo de natación! Yo no sabía lo que estaba pasando. No sabía que acababan de ganar ni que Lahey había invitado a sus favoritos para celebrarlo con un par de tragos. ¿A quién le importa que tengan diecisiete años, verdad?

- ¿Estabas en casa de Isaac? - le pregunto confundida.

- Tenía la primera edición de un cómic e íbamos a hacer un intercambio. Pero yo estaba ahí arriba escuchando música y todos se lo estaban pasando bien y veo a Sean... Él lanza a Jessica a la piscina. Y entonces Bennett entra y...

- ¿Bennett? ¿El cazador? - pregunta Scott refiriéndose al cazador que se encontraron muerto por culpa del kanima.

- ...y luego Camden. El hermano militar de Isaac me agarra. Se cree que es divertido.

- Ellos te lanzaron dentro. - pienso en voz alta.

- Grité que no podía nadar pero nadie me escuchó - Matt mira en un punto perdido, recordando los sucesos -. Voy abajo y trago agua, y a nadie le importa. Y veo esos cuerpos debajo del agua. Veo cómo Jessica pone sus manos bajo los pantalones cortos de Sean. Tucker está agarrando a Kara. Yo me estoy ahogando. Me estoy muriendo y ellos se están riendo - una lágrima resbala por su mejilla -. De repente, estaba justo... Estoy tumbado en la piscina y Lahey está ahí, justo encima de mí y dice: "¡No se lo digas a nadie! Esto, ¡es por tu culpa! - Matt grita - ¿No sabes nadar? ¿Qué hijo de puta no sabe nadar? ¡No digas nada! ¡No se lo digas a nadie! ¡A nadie!". Y no lo hice. No se lo diría a nadie. Y si los veía en el colegio, ellos ni siquiera me mirarían. Me despertaría en medio de la noche. Jadearía por aire. Y mis padres creerían que soy asmático. Me darían un inhalador - ríe con falsedad -, no sabrían que cada vez que cerraba los ojos... Me estaría ahogando. ¿Sabes esa pequeña luz blanca de la que hablan, que ves cuando mueres? Bien, yo no vi nada. Sólo oscuridad. Todo estaba oscuro. Pero entonces... Entonces vino el funeral de los Argent y todo cambió. Estaba sacando algunas fotos y de repente Lahey aparece en una de ellas. Miro la pantalla y tengo una increíble rabia que crece de dentro de mí y yo sólo... Lo miro y deseo que esté muerto. Y al día siguiente, lo estaba de verdad. Sabes, Einstein estaba en lo cierto. La imaginación es más importante que el conocimiento. Era algo de la mitología griega, como las furias dando caza a los orestes para castigarlos. Pero no tenéis ni idea de lo que hablo, ¿cierto?

- Era el chico que se sacó los ojos, ¿no? - pregunta Scott inseguro.

- ¡Ese es Oedipus, imbécil! - le grita Matt.

- Las furias son deidades de la venganza. - susurro, pero lo suficientemente alto para que Matt me oiga.

- Sus lágrimas eran de sangre y tenían serpientes en lugar de cabello. Si había algún crimen impune, las furias se encargaban del castigo. Jackson es mi furia - mis ojos van hacia el chico que hay en la otra habitación, con ojos amarillos y escamas en la mejilla -. Cuando lo vi la noche siguiente, fue como si esa conexión se hubiese fortalecido entre nosotros. Sabía que había matado a Lahey por mí y que lo haría de nuevo. Así que fui al garaje de Tucker, incluso pagué por un cambio de aceite y adivinad qué. Ni siquiera me reconoció. Así que cuando no estaba mirando le tomé una fotografía y en pocas horas... ya estaba muerto. Así que tomé más fotografías. Era todo lo que tenía que hacer, y Jackson les quitaba la vida.

- Él no es Jackson. - lo defiendo.

Antes de que Matt pueda replicar, las luces se apagan, suena la alarma y los cristales se rompen... Dando paso a miles de disparos.

Los Argent.

Corro a esconderme debajo de una mesa para cubrirme de los cristales y objetos rotos que caen, mientras los disparos siguen destrozando el lugar.

Luego, una nube de humo de color blanco sale de un pequeño objeto que nos lanzan.

El humo me seca la garganta y toso para poder respirar bien, pero lo único que mis pulmones logran captar es humo y más humo.

Algo tira de mi mano y me pone en pie, prácticamente arrastrándome de debajo de la mesa. Esa persona me lleva lejos del humo, hasta la sala donde están Derek y Stiles... Custodiada por Jackson.

Scott suelta mi mano para correr hacia Jackson y tirarlo al suelo de un golpe. Decido no protestar y corro dentro de la sala, donde Stiles y Derek están paralizados.

- Cógelo. - me dice Derek mientras se incorpora lentamente y refiriéndose a Stiles.

Veo que su pantalón tiene la marca de sus garras y sé que se las ha clavado para acelerar el proceso de curación y que su cuerpo elimine el veneno paralizante.

Chico listo.

Scott coge a Stiles antes de que yo pueda hacerlo y se va corriendo, así que yo simplemente ayudo a Derek a levantarse y lo ayudo a caminar con su musculoso brazo sobre mis hombros.

Cuando veo que cada vez puede caminar más por sí solo, lo suelto. Él agacha la cabeza y cuando la sube, sus ojos rojos de alfa y sus rasgos de lobo amenazadores me dan la bienvenida.

Imito su acción, preparando mis habilidades para la batalla, y digo:

- Yo me encargo de Jackson, tú de los Argent.

Derek asiente, conformado con tener más enemigos y así más prestigio al ganar.

Corro pero no encuentro a Jackson por ningún lado, hasta que finalmente lo encuentro en el aparcamiento de coches de policía, bien escondido.

Me parece ver a Allison pelear con él, pero antes de que pueda interferir, Allison se desploma en el suelo paralizada y Matt se le acerca lentamente.

- Deberías haberme dado una oportunidad. ¿Recuerdas que dije que no era el tipo de chico que dice algo como "si yo no puedo tenerla, nadie puede"? Eso es totalmente verdadero porque, Allison, si yo no puedo tenerte... ¡Nadie puede!

Por suerte, Matt no le hace nada más a Allison y él y el kanima desaparecen del lugar.

Yo corro hasta Allison y la ayudo a incorporarse, dejando su espalda apoyada en la rueda de uno de los coches.

- Brooklyn, vete. Mi padre está por aquí, ellos no saben lo que eres... Será mejor que no lo sepan, no quiero que a ti también te den caza. - me susurra Allison, a penas moviendo los labios a causa del paralizante.

- Gracias. - le doy un corto abrazo y corro tan rápido como puedo hacia donde Matt y el kanima han desaparecido.

Sigo el rastro de la esencia de Matt hasta llegar a la zona de las celdas, donde veo al padre de Stiles tumbado en el suelo inconsciente, Melissa encerrada y Matt observando la pelea entre Derek y el kanima.

Derek se golpea contra la pared y cuando el kanima amenaza a Melissa, corro hasta él y le clavo mis uñas en la espalda, haciendo que caiga al suelo y se aleje de Melissa.

Scott llega segundos más tarde y ayuda a Derek a ponerse en pie.

Los tres estamos convertidos... Cosa que no se esperaba Melissa.

- ¿Scott? Dios santo, Scott, ¿estás bie...? - Melissa se calla cuando el rostro lobuno de su hijo queda iluminado por la luna, con sus ojos amarillos brillantes clavados en su madre. Ella vuelve la mirada hacia mí, esperando que yo esté tan sorprendida como ella, pero supongo que mis ojos verdes brillantes no le causan mucho consuelo - ¿Brooklyn? No...

La mujer se aleja de los barrotes, lejos de nosotros, hasta estar lo más lejos posible. Apoyada en la pared del fondo.

Scott se va corriendo con la cabeza baja y yo oigo a Melissa sollozar.

Le dirijo una última mirada a la mujer, que sigue mirándonos con terror y sorpresa, y sigo a mi mejor amigo.