Reencuentros

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El lugar estaba ya casi vacío, Ricardo se aseguraba de cerrar las puertas de atrás del café, Andrea cerraba la caja y Dani se aseguraba de correr a los clientes que quedaban de una manera "sutil" limpiando el lugar... Yo ordenaba la mercancía que quedaba en cajas para llevar, todos los días realizaba lo mismo y cada uno los miembros de Emma's Place llevaba una porción de "algo" a su casa.

Levanté la mirada y observé el lugar, y me sentí orgullosa, era algo con lo que siempre había soñado, un espacio donde la gente pudiera leer, recitar, cantar y tomar café, el sólo tener libros y café, mis dos cosas favoritas en el mundo en un solo lugar, era perfecto...perfecto porque era simple y mío.

El café estaba limpio, todo estaba en orden y sólo quedaba un cliente en las mesas, Dani, el chico que nos ayudaba a atender a las personas en el lugar se acercó a mí –Ale, pues sólo queda él, traté de hacerlo pedir la cuenta pero me pidió más cake de zanahoria... en serio es hora de que se vaya, yo debo estudiar- Dani me dijo con agonía, yo observé al fondo y vi que nuestro cliente estaba muy cómodo en el sofá de lecturas hojeando un libro. Ricardo que escuchó a Dani quejarse se acercó a nosotros, observando también el lugar donde aquella persona estaba sentada–¿Quieres que le pida que se vaya?- Negué con la cabeza, -Tu ve por Emma para que nos vayamos a casa ¿sí? Yo le llevaré otra ración de Cake y la cuenta- tomé un trozo que ya estaba en un caja para llevar –Le diré que esta va por la casa pero que ya debemos cerrar, Dani, Andrea ustedes también pueden irse- Ricardo besó mi mejilla y salió del lugar, yo caminé hacia donde estaba el cliente.

Mientras me iba acercando pude observar cuál era el libro que él tenía en sus manos, era una versión de Orgullo y Prejuicio que me habían obsequiado hace unos años por mi cumpleaños, él leía la dedicatoria, yo comencé a hablar mientras me acercaba –Hey ya estamos por cerrar, pero Dani me dijo que deseabas otro trozo del cake de Zanahoria, te traje uno cortesía de la casa y la cuenta...- si tuviera la capacidad de desdoblarme y poder verme desde afuera, seguro en el momento en que él volteó a mirarme habría podido ver como mi rostro palidecía,  ponerme blanca como un espanto, al menos cuatro años han pasado desde la última vez que hablamos.

-¿Esta fue la primera novela que leíste en otro idioma verdad?- dijo mirando la dedicatoria que él mismo había escrito, yo sólo asentí -¡Hola!- dijo despacio y me observó detenidamente, detalló cada parte mi como si chequeara que no faltase nada, por mi parte el alma, la tensión o no sé qué bajó hasta mis pies y subió abruptamente. Yo tragué y respiré profundo antes de hablar -¿Qué haces aquí?- fue lo único que pude decir, pero lo hice delicadamente, tratando de no mostrar ni la más mínima alteración, traté de actuar lo más tranquila posible para que ni Daniel o Andrea se preocuparan, o eso creía yo, pero seamos honestos luchaba para que no notara mi nerviosismo –Vine a comer hace unos días aquí y te vi bajar de un carro, entrar corriendo, chequear la caja y salir otra vez- dijo, haciendo una pausa como esperando que yo dijera algo, -estaré un par de semanas aquí por unos asuntos de la empresa y decidí venir hoy a ver si te veía de nuevo- Yo bajé la cabeza y miré a mi alrededor, Andrea y Dani terminaban de poner todo en orden y tomaban sus cosas -¿Eduardo?- dije con cautela -¿Vino contigo?- terminé esperanzada –No, él debe llegar probablemente mañana- yo asentí.

De repente la puerta de la tienda se abrió y en menos de dos minutos una enana de dos patas entró cual huracán –Mamiiiii- gritó mientras se acercaba <<!Oh por Dios Emma!!>> pensé mientras giraba sobre mi para mirarla pero ya estaba junto a mí, la tomé y ella colocó sus manos en mi cara, esa sensación de vacío que sentí en un momento volvió a mi cuerpo, los oídos me zumbaban y por unos instantes sentí la habitación helada –Te extrañe mami- y besó mi nariz, sacándome de mi desconcierto -Yo también amor...- respondí -puedes ir con Andrea y Dani y decirles que esperen en el auto que los llevaremos a casa- le dije, necesitaba que se alejara de allí lo más pronto posible, quería esconderla para no pudiese ver ninguna parte de ella.

Ámame si puedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora