Alzó la cabeza buscando la mirada de la otra persona para regañarle, pero una vez la encontró, quedó perdido en aquellos ojos durante unos minutos, aquella mirada esmeralda le resultaba preciosa, no quería dejar de mirarle, pero de ser así, la situacion se volvería un tanto extraña, y eso, no era lo más indicado. Entonces, una voz fría, a la vez que seria hizo salir al carmín de su ensueño...
- ¿Te encuentras bien? Lamento mi despiste, no iba atento. -El joven de cabellos azabaches tendió su mano hacia el menor, haciendo ademán de levantarle del suelo, a lo cuál Grell respondió tomando su mano con cierta timidez y delicadeza, le volvió a mirar con un leve tono rosa en sus mejillas.
-S-Si... No ha sido nada, estoy bien.. -Dijo el más pequeño de ambos, acompañando con una tierna sonrisa, a la cuál el mayor suspiró. Grell notó que ese encuentro, el cual él ya había considerado como algo mágico, estaba cerca de llegar a su fin, por lo que comenzó a pensar en algo que pudiese decir y salvar la conversación.- Disculpa... ¿Cómo te llamas? -En su voz se podía apreciar cuán nervioso se encontraba en ese momento.
-William T., de la familia Spears. -Dijo en un tono tranquilo mientras colocaba bien sus gafas.- ¿Y usted, señorita? -Clavó su mirada en el menor, provocando que de nuevo se sonrojase. El carmesi dudó si debía decirle cual era su nombre, la familia Sutcliff era muy conocida, y seguramente descubriese que era un chico... Aún así decidió arriesgarse.
-Yo... Me llamo Grell.. Grell Sutcliff. -Sonrió levemente, ahora sólo debía esperar a ver el gesto de desagrado de su acompañante, seguido de algún comentario de mal gusto para finalmente dejarle ahí con el corazón dolido.
Pero, para sorpresa de Grell, William tan sólo sonrió con levedad, lo cual atrajo la atención del menor, se extrañó, a primera vista parecía un hombre tan frío e incapaz de sonreír, pero al parecer, se había equivocado.
-¿De la familia Sutcliff? En ese caso eres una dama un tanto peculiar, deberías tener cuidado, ya sabes lo cerrados de mente que son todos ahora.
-Lo sé, lo sé... Normalmente no suelo decir de que familia vengo, para así evitar que esto suceda, pero, algo me hizo confiar en qué no ibas a burlarte ni nada.
Tras hablar el joven carmín clavó la mirada en el suelo, algo le decía que se había excedido hablando, y en ese momento la verguenza se apoderó de su cuerpo. William por su parte no hizo más que acariciar aquel cabello del color de la sangre durante unos minutos. Después de ese encuentro, ambos fueron a tomar algo de té en una de las teterías más prestigiosas del la ciudad. Hablaron durante horas, Grell no perdía detalle de todo lo que su compañero hacía, por lo pronto, había aprendido que al azabache le gustaba el té negro con poca azúcar, cosa que pensaba aprovechar si algún día el mayor iba a su casa y él decidía sorprenderle con su bebida favorita.
Aquella tarde tomando té juntos se comenzó a repetir casi todos los días, ambos se llevaban muy bien y sólo se tenían el uno a otro. Grell en pocos días se había ganado la confianza de William, algo que para otra persona habría sido muy complicado, pero el menor lo consiguió con facilidad. Al igual, el ojiverde se ganó la confianza del carmín, y ya sabía muchos de sus secretos, lo cual sorprendió a Grell, pues normalmente cuando cuenta alguno de sus secretos en pocos días se enteraba todo el pueblo y era tachado por todos.
En resumen, la situación para ambos era inmejorable, por primera vez en mucho tiempo se sentían bien teniendo un amigo, pero eso no causó el mismo efecto en uno de los enamorados de Grell, quién, movido por los celos y manteniendo la idea de que si no estaba a su lado, mucho menos estaría al lado de otro, fue con la mentira de haber visto una pareja homosexual demostrando su amor en público, a los altos cargos del lugar. Como era de esperar, estos se pusieron furiosos, y sin pensarlo dos veces fueron en busca de Grell y William...
¿Qué pasaría ahora? El delicado cuerpo del menor temblaba con fuerza, estaba muy asustado, era bien sabido que la homosexualidad era considerada como el peor pecado, e incluso casi un delito. Sabía que si se lo llevaban le torturarían hasta la muerte, y ya no podría volver al lado de William... ¿Qué sucedería...?
// Me gustaría agradecer que la historia haya llegado a las 100 lecturas, jamás pensé que la leerían más de tres personas y ver que está gustando me motiva a continuarla. ^^ Gracias por los comentarios, me encanta responderlos y siento si sueno soso, soy demasiado timidillo. ;u; ¡Ah! Siento si este capítulo es demasiado corto, me he puesto malo y mi imaginación está horrible, aún así, planeo subir el capítulo tres en estos días y ese sí va a ser largo, ¡No os robo más tiempo! Espero que os guste esta parte. ^^ -GrelleSutcliffDeath. //
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Mi amada carmesí.
Любовные романыAño 1800, un amor prohibido y una decisión muy apresurada, aunque con resultados beneficiosos.