Oliver pov.
Me encontraba en medio del bosque y una espesa neblina me rodeaba, a lo lejos podía escuchar como alguien en un grito apagado llamaba mi nombre. Y entonces, la vi.
Llevaba un vestido ajustado blanco por encima de la rodilla. A unos cuantos metros de lejanía podía escuchar como la sangre circulaba por la vena del cuello de Madison, lo cual era jodidamente extraño. Se escuchaba tan delicioso que sólo me daban ganas de acercarme cada vez más hacia ella.
Me miró fijamente a los ojos por unos segundos y alzó su cabeza dejando su cuello descubierto. No podía resistirlo más así que me acerqué a ella, aparte su cabello hacia atrás y olí el delicioso aroma de su... De su... ¿Sangre? De repente ya yo no tenía control de mí mismo sino que un deseo ardiente me embargaba. Cuando estaba a punto de hincar los dientes en la exquisita curva de su cuello sentí como Madison se desvanecía y su vestido se teñía de un rojo intenso. Traté de agarrarla entre mis brazos pero era como una quimera de humo que desaparecía. Unas garras se incrustaron en la piel de mi torso y grité de dolor.
Mire hacía los lados buscando al responsable del tremendo dolor que sentía y...
Colton.
Iba a acercarme y preguntarle qué rayos estaba sucediendo, todo era muy confuso. Justo cuando iba a dar un paso hacia adelante él saltó. Saltó tan alto que por unos momentos creí que había desaparecido para no volver, entonces cayó en sus cuatro extremidades. Pero ya no eran brazos y piernas si no que patas largas y peludas se encontraban en su lugar.
Me miró con furia y sonrió sadicamente mostrándome cada uno de sus afilados dientes. Tomó fuerzas y salió disparado a mi encuentro. En ese momento supe que no corría hacia mi para darme un abrazo.
Corrí ágilmente por entre los árboles del bosque húmedo en el que nos encontrábamos, a una velocidad sorprendente. Pero pronto llegué a la punta de un acantilado. Debía enfrentarlo, no había escapatoria.
-¿Que quieres de mi? - Grité hacia la bestia en la que se había convertido mi amigo.
-Quiero a la chica - Escuche su voz hablarme a la mente.
No entendía de que hablaba hasta que Madison apareció tras el haciéndome señas para que permaneciera callado.
-Yo.. Yo no se de que hablas - tartamudee. No quería que hiriera a Madison.
Poco a poco el lobo fue acercándose a mi dejándome muy cerca de la punta del acantilado.
Dio un paso más y mi pie izquierdo resbaló.
Madison lanzó un grito. Tapó su boca dándose cuenta de su error. El lobo volteó apenas escuchó el grito y rió por lo bajo mientras se acercaba a Maddie.
Podía ver como todo su frágil cuerpo temblaba.
-Ven conmigo y no lo lastimare. - Dijo Colton refiriéndose a mi.
Era obvio que Madison no aceptaría tal co...
-Esta bien. - Dijo ella subiéndose al lomo de mi amigo.
-¡Madison no! - Grité y corrí tratando de alcanzarla pero el lobo ya se había ido con ella sobre su lomo. Podía ver su bello rostro cargado de tristeza alejarse cada vez más.
La admiré por unos últimos segundos esperando que su recuerdo nunca se borrara de mi mente.
Lancé un grito de furia que hizo arder mi garganta, pero ya nada importaba.
Madison pov.
Estaba acostada sobre una roca que se hallaba en medio del lago. Cerré mis ojos y me concentré en el bello canto de las aves. Los rayos del sol entraban por en medio de las ramas los árboles dándole una apariencia misteriosa y mágica al lugar. Todo era tan tranquilo y tan apacible aquí. Con mi mano hacia pequeñas ondas en el agua del lago provocando un sonido extremadamente relajante, podría vivir aquí eternamente.
De repente se escuchó un estruendo y se formó una grieta en toda la mitad de la roca sobre la que me hallaba. En seguida me puse sobre mis pies, uno a cada lado de la grieta. Por la grieta comenzó a salir agua provocando que la roca se hundiera poco a poco. Entré en pánico y no supe hacia cual lado debía ir.
Alcé la vista hacia el lado izquierdo del lago y pude ver a Colton llamándome.
-¡Ven aquí Maddie! Baja de allí - Gritaba ahuecando las manos a los lados de su boca.
Cuando estaba a punto de correr hacia el su figura se esfumó como burbujas de jabón. El agua comenzaba a llegarme a las rodillas y yo no sabía que hacer. Miré ahora hacia el otro lado, el lado derecho y encontré a un Oliver sonriente.
-Todo va a estar bien Maddie, ven conmigo. - Dijo mientras extendía su mano hacia mi.
Estiré mi mano para que se encontrará con la suya y me sacara de aquí de una vez por todas. Tomé su mano con fuerza pero al igual que Colton, la figura de Oliver se desvaneció y yo caí.
Y caí. Y caí. Y aún más hondo. Sentía como el agua entraba dentro de mi nariz y boca haciendo que mis pulmones quemaran en respuesta. Todo se tornaba más oscuro cada vez, más silencioso, más borroso.
Un grito ahogado se escapó de mis labios y me senté. Estaba en mi cama, mis pulmones ya no quemaban. Me sentía como recién salida del agua. Podía sentir los latidos de mi corazón en mis sienes, recordándome aquella terrible pesadilla.
Tum tum tum. Y más rápido.
Apoye la espalda en la cabecera de la cama y respiré profundo.
Inhala, exhala. Inhala, exhala. Reí en voz baja, aunque sono más como un gato siendo estrangulado. No es real Madison, no es real. Me repetí a mi misma como si de una canción de cuna se tratara hasta que caí en brazos de mi amado Morfeo.
Oliver pov.
Desperté pegando un salto de la cama, me acomodé en la cabecera mientras esperaba que los latidos en mi pecho se estabilizaran. Podía sentir como la camisa se pegaba a mi torso por el sudor frío que me recorría. Afortunadamente sólo había sido un sueño. Quité la camisa mojada de mi cuerpo y la lancé por ahí. El alivio me invadió, por fin se había acabado esa pesadilla. Vampiro, pff, ¿En serio Oliver?
Luego de una pequeña charla conmigo mismo sobre que debía bajarle un poco a la obsesión por los vampiros me quedé rendido como un bebé.
Nova pov.
El público no paraba de gritar y corear al mismo tiempo.
¡Otra! ¡Otra! ¡Otra!
Iba saliendo del escenario hacía los camerinos pero no pude contenerme y volví al centro de la tarima.
-¿Aun es muy temprano para terminar? - Grité a pesar de que estaba usando un micrófono.
La fanaticada lanzó vítores y corearon un ¡Siiiii!
-¡Entonces continuemos! - marqué el beat con la punta de mis pies y le indiquéis al baterista la canción que tocaría a continuación.
-Uno, dos, tres, cuatro. - Dijo mi baterista Mike mientras sonaba los palillos.
Sha la la la
Sha la la la
She's crazy, but she's mine.
Damn I lose my mind.
She's dancing every night, singing sha-la-la-la-la
Crazy, but she's mine.
Damn I lose my mind
She's dancing every night, singing sha-la-la-la-la.
She's dancing every night, singing sha-la-la-la-la.El público cantaba a una sola voz conmigo.
La canción estaba a punto de terminar cuando sentí algo duro que chocaba contra mi frente, de seguro algo que había lanzado algún fanático loco. Caí con mi cabeza mirando hacia el techo y entonces llegó un unicornio pegazo que en su lomo llevaba a mi príncipe de gomitas rojas.
El príncipe de gomitas tomó mi mano, me subió a su pegazo y salimos volando sobre el arco iris del Duende.
Abrí mis ojos. No era más que mi habitación.
-¡Rayos, fue sólo un sueño! - Dije decepcionada. Después de unos cuantos pucheros y lamentos mi cabeza cayó en la almohada y me dormí instantáneamente.
***
Nota de la autora:
Y después de medio siglo esta chica se digna a aparecer. Hola hola.
Espero que hayan disfrutado, linduras.
Ni pregunten como se me ocurrió eso, ni yo se, me asombro me asombro.Besos sabor a "la Universidad no me deja dormir"
Paz.