-¡Corre! - Gritó Oliver jalandome del brazo por los pasillos de instituto.
Verán, es una historia muy cómica, como siempre por supuesto. Estábamos en la clase de química y se nos ocurrió hacer palomitas. Si, de nuevo. Pero esta vez eran de caramelo, las de queso nos dieron una horrible sensación estomacal que duró por días.
Apenas abrimos la puerta del microondas comenzó a sonar una estruendosa alarma por todo el laboratorio y henos aquí
Volteé y pude ver como la profesora se acercaba gritando como loca. -¡Vieja loca a las 3:00! - Le grité a Oliver que iba unos cuantos pasos antes que yo.
-¿Que rayos significa eso? - Me miró con mala cara.
-¡Que ahí viene! - Apenas lo dije me jalo y nos metimos en un cuarto que olía a moho.
-¿No podías escoger un lugar mejor? - Dije y estornudé. -¿Sabes que igual nos llevarán a dirección? - Me tape la nariz con mi camiseta porque el olor era horrible.
-No había tiempo. - Aún en la oscuridad pude ver su sonrisa brillar. -Y si, sólo que esto le da más diversión. ¿Donde estas? No puedo ver nada. - Dijo palpando y tocó la piel de mi estómago que estaba expuesta porque yo tenía mi camiseta tapando mi nariz.
Electricidad, electricidad.
Madison, controlate.
-¡Oye, no me toques! - Chillé y aparte su mano de mi.
-¿Por que no tienes tu camisa? - Preguntó curioso y luego sonrio malevolamente. Esa sonrisa brillando otra vez. -¿Me vas a hacer un baile?
Le pegué con todas mis fuerzas en el estómago. -Respeta, idiota. - Dije haciendo mala cara, que obviamente no podría ver. Una mala cara desperdiciada allí. Oremos para que descanse en paz.
-No estaría nada mal, Maddie. - Dijo riendo mientras se doblaba del dolor.
-Si no te callas te voy a golpear más abajo, idiota. - Rodé los ojos.
-Bueno ya, lo siento. - Dijo y se rió un poco.
Le golpeé. -Te lo advertí. - Dije buscando el picaporte de la puerta y salí.
El se retorcía en el suelo. -Maddie. no me dejes, espera. - Se levantó y me siguió caminando como un pingüino.
Ahora yo reía. -Vamos a la rectoría. Nls entregaremos y tal vez así nos rebajen la condena. - Hablé dramáticamente y el rió. Puse mala cara. ¿Por que brillaba tanto su sonrisa? Me estaba encandilando.
-¿Por que me miras así? - Dijo con un toque de preocupación.
-Sólo te estudio. - Lo miraba fijamente. ¿Que rayos me sucedía hoy? Ahora nl era sólo su sonrisa, todo el brillaba. Tal vez era un vampiro y como en el sueño. El sólo me miraba como si estuviera loca, decidí hacer lo que mejor se hacer. -Es que tienes tremenda cara de idiota.
Sonrió ligeramente y seguimos nuestro camino hacia la dirección. Nos habían dejado algo de servicio comunitario y debíamos atender la biblioteca por las tardes, lo cual era muy bueno ya que nadie iba a esa vieja biblioteca llena de moho e historias de muertos.
-Tengo práctica, Maddie. Nos vemos en la biblioteca. - Besó mi frente y se fue.
Mi siguiente clase era historia. LO PEOR, pero iba con Tyler así que estaba todo perfecto.
-¿Donde estuviste? Llegas diez minutos tarde. - Me reclamó alzando una ceja.
-¡Oye, yo no puedo hacer eso! - Dije tratando de alzar mi ceja.