Slenderman.
Mi nuevo yo.
Todo en mi vida a cambiado..
De nuevo.Esa era la idea que trataba de asimilar en mi cabeza.
Pero vamos, no es como si el mundo me tuviese mucha estima.
Desde mi infancia he sabido que la vida es una desgraciada.
Mi padre es un total desconocido, mi madre nunca estuvo conmigo añadiéndole a todas esas estúpidas personas que me vi obligado a soportar.
Aprendí desde muy temprana edad a no esperar nada de nadie y menos sin un costo.
Aunque...
Siendome sincero, siempre esperé iluso ese pequeño rayo de luz en la oscuridad.
Es tonto cierto? Tonto e irónico.
Justo cuando ya no tenía motivos para vivir, mi motivación llego tras joderme más la vida.
Ahora es el mismo caso.
Por suerte esto es menos dramático.
Levanto la cabeza mirando al techo y dejo a mi mente vagar.
Ya necesito un descanso, todo este asunto terminara por perforarme el cráneo.
Eso sumándole que apenas y logró moverme bien.
Admito que siempre fantase con volver a tener mi cuerpo original pero por ahora es un completo martirio.
Mi altura disminuyó considerablemente, el tacto incremento, la visión cambio, la extraña sensación de sentir el movimiento de los músculos al moverse.
Es abrumador.
Y lo peor es que también debo tomar terapia y seré el primero en recibir una.
Es mi obligación "dar el ejemplo".
Tengo demasiadas responsabilidades para mi edad verdadera.
24 Años.
Han pasado casi una década desdé la última vez que fui humano.
-Slender...
Masky me llamo desde fuera de mi cuarto.
-Pasa
Grité. Otra de las cosas que odio es mi voz, es demasiado... rara.
Tim entro a la habitación cerrando tras suyo.
Vestía su mismo tipo de ropa pero sin la máscara.
El no cambio nada físicamente, pero...
Es extraño ver su cara, no me imagino como es mi caso.
-Tim, recuerda que ahora soy Michael.
-Lo se, lo siento.
-Que necesitas.
-Quería saber si podemos hablar.
Antes solía tener largas charlas con Masky, era lo único que me distraía.
Después de todo, el fue mi primer proxy.
-Claro, tengo tiempo.
Le hice señas con la mano de que se sentará en un sofá a su izquierda.
-Tengo un problema.
-Que ocurre?
-Las pesadillas volvieron...
Me le quede viendo y me preocupé.
Pensaba que ese problema había terminado hace tiempo, tal vez esto le trajo de vuelta los viejos hábitos.
-Desde cuando?
-Desde el día del cambio.
-Has tenido alucinaciones también?
-No, no por el momento.
Suspire pesadamente con los ojos cerrados.
-Me temo que ahora mismo no tengo los medicamentos que solía darte.
-Esta bien.
-Sigue siendo el mismo sueño de siempre?
-Si...
Dijo con la cara agachada apretando los puños.
Me entristece verlo así.
-Pero ahora veo los detalles más reales y también aparecen cosas que no recordaba.
El empezó a temblar.
-Ya no quiero verlo, lo detesto. Quiero olvidarlo todo.
Unas lágrimas resbalaron por su rostro.
Me levanté por instinto y trate de calmarlo.
El no quitaba esa expresión de dolor y rabia.
La única vez que lo vi llorar fue al conocerlo.
Pero no sabía que hacer.
Yo no se como mostrar afectó, solo se herir porque es lo que aprendí.
Una vez se calmo se limpió el rostro bruscamente con la manga de su playera y se disculpo por la escena.
La charla fue corta, apenas intercambiamos unas cuentas palabras cuando se levantó para irse.
Tomo la perilla y volteo a mi sitió.
-Estas muy cambiado. Donde quedó el traje?
-Ya no me queda.
-Nunca te imagine con jeans y sudadera.
-Era lo único que podía usar, cortesía de sonrisas.
El río.
-Adiós.
Dijo abriendo y llendose.
Cuando se fue me tire de espaldas a la cama y me burle de mi mismo.
No debí juzgar a Jeff, esta ropa es muy cómoda.
La alarma de mi nuevo celular sonó con el tono "Saving Grace".
Hora del show.
Hoy es mi cita con la psicóloga.
Espero encontrar al fin ese rayo de luz que tanto espere.
Acaso ella podrá sacarnos del limbo al que fuimos arrastrados?
Me levante de la cama, tome el dispositivo apagando el ruido y salí de mi departamento en camino al lugar de la consulta.
La alegría de cuando encontré el anunció se convirtió en otras emociones.
Debo decirlo.
Tengo miedo.
Miedo a que?
A que la salida del infierno solo sea un abismo que nos ahogué aun más.
A todos.
Ninguno merece lo que le paso, entonces ¿porque el destino se encarga de poner más peso sobre nosotros?
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Psicólogo de psicópatas.
FanfictionEsta historia es simple: Había una vez. Un caos en el hogar de los aseseinos más "cotizados". Un Slendy cansado de este caos. Un anuncio publicitario en una revista. Una idea. Una cita con el psicólogo.