Me enamoré

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Me enamoré hasta de las letras de su nombre, de sus defectos, de esa ternura disfrazada de tanta frialdad y rudeza. Eso me atrapó, me enloqueció, me transtorno, esa fue mi perdición.

La oveja, nunca puede ser tan excesivamente masoquista, como para enamorarse de el león.

Un alma pérdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora