Epílogo

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Aclaraciones: Este epílogo pertenece a Me gritaste libertad aunque pertenece a un tiempo de transición en medio de los dos, aclaratorio de todo lo que viene en la pequeña saga.

Las luces se iban apagando a los pasos más osados, aquellos que no querían marchar a la frialdad de su hogar. Tal vez esperaban calentarlas de cualquier forma antes de que, el amanecer, revelase sus verdaderas identidades.
Sin embargo, algo cambiaba a medida que pasaba el tiempo, una atención desmedida dentro del local más ruidoso de la ciudad y una persona dentro de él sin compartir la pasión de la noche.
La ciudad sin ley, el humo era parte de él.
Y se miraban sin decir nada, no hacía falta de todas maneras, sabían de sobra que no les haría nada bueno. Era el pequeño juego necesitado por perros del desierto más cruel de la humanidad.
Amor.
De todas maneras, qué importaba.
Se perseguirían por siempre para mantenerse vivos, era sed insaciable.
-Te ves fatal- se acercó para iniciar una patética conversación.
-A ti te queda horrible esa falda- concluyó tajante.
No hace falta explicar la resolución.
Y otra vez más, siempre sería así de sencillo.
Así de fácil.
¿Verdad?

Me llamaste gordaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora