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Lebanon, Kansas.

Cuando Wanda se levantó no se encontró con Pietro a su lado. Cosa que le puso muy nerviosa, pues Pietro no era de los que madrugaban.

Se levantó lentamente, intentando no hacer movimientos bruscos, y salió de la habitación.

—Esto parece un maldito laberinto —comentó Wanda con pesadez.

Empezó a caminar lentamente, mirando por cada habitación para ver si estaba su hermano en ella.

De alguna forma, llegó al salón. Dio un rápido vistazo y se fue por una de las puertas que habían allí.

Tras caminar un poco más, se encontró con Dean (si no recordaba mal) en la cocina.

—Hola, ¿has visto a Pietro? —preguntó ella sobresaltando a Dean, Wanda hizo una mueca de disculpa.

—¿Qué demo...? ¿No deberías de estar descansando? —soltó Dean dejando la cerveza en la mesa y levantándose.

—No vi a Pietro y me alarme. ¿Sabes donde está?

—No, se habrá ido con Sam, él tampoco está —le contestó tranquilamente Dean.

—¿Se han ido? ¿Cómo puede ser tan inútil e idiota? —se preguntó Wanda a si misma.

—Ey, tranquila. Sammy es un buen tipo, si pasa algo le ayudará. ¿Tienes hambre? —preguntó y Wanda negó—. Genial, porqué no tenemos nada. ¿Una cerveza, o aún eres menor de edad?

—Tengo veintiséis años, imbécil.

Dean la escaneó de arriba a abajo una vez más con la ceja levantada, ¿veintiséis años? Si parece que tenga diecinueve, pensó Dean. Cogió otra cerveza, la abrió y dio un trago.

—Um, ¿Dean? —dijo insegura y el chico la miró—. Siento haberte enseñado tu peor miedo. No era mi intención, solo... Estaba desesperada, Pietro es lo único que me queda y enloquecí. Lo siento.

—Está bien, yo habría hecho lo mismo por Sam —admitió Dean, y era cierto, lo haría mil veces. Pondría las manos en el fuego por él.

—De todos modos, ¿podría preguntarte que viste? Normalmente puedo ver lo que ven ellos, pero con vosotros no he podido, estando completamente estable.

—¿Completamente estable? ¿A qué te refieres? —preguntó Dean evadiendo el tema principal de la pregunta de Wanda.

—Um, sí. En una de los encontrazos malos que tuve con los Vengadores, hechicé a un par de ellos y luego intente hechizar a otro, pero me dio una especie de descarga eléctrica con una flecha. Por lo que no pude ver lo que vieron, pero sentía lo angustiados que estaban. Y eso me hace pensar, ¿porqué no pude ver vuestros peores miedos? —explicó Wanda. Sentía amargura y pena por recordar a los Vengadores, pero ya no le importaban.

—Eh, no lo se. ¿Quizá sea por que tengamos protección celestial? No lo se, no son mis poderes.

—¿Qué viste? —volvió a preguntar Wanda claramente intrigada.

—Mejor no hablemos de eso, ¿sí?

El silencio se hizo presente, incomodando a Wanda y a Dean. Él bebía de su cerveza y Wanda intentaba contactar con su hermano con su telepatía.

Al no conseguirlo, Wanda resopló, lo cual hizo que Dean la mirará interrogante.

—¿Te importaría contarme algo sobre ti? Tu sabes muchas cosas sobre nosotros, ¿no? Yo debería saber algo de ti y de Pietro —fue Dean el que cortó el silencio y Wanda lo agradeció de mil amores. Aunque la pregunta no fuera la mejor.

—Nuestros padres murieron cuando teníamos diez años, una bomba cayó en el edificio, dos pisos abajo —Wanda tomó una gran bocanada de aire—, el edificio se desmoronó. Pietro me tiró al suelo, me agarró y nos metimos debajo de la cama y la segunda bomba cae, pero no explota. Se quedó a unos cuantos pies de nosotros. Nos quedamos varios días allí abajo por si la bomba explotara. Luego, nos ofrecimos voluntarios para que experimentaran con nosotros, no teníamos nada que perder. Eso es todo.

—¿Y sobre la muerte de Pietro? —preguntó Dean, Wanda se tensó enseguida—. Lo siento.

—Ya lo dije, murió como un héroe. Le trajeron a la vida, no se cómo —respondió Wanda jugando con sus manos.

El silencio volvió a hacerse presente. Cada uno pensaba en sus cosas, pero tenían el mismo pensamiento torturándolos, ¿dónde estarán?

Wanda se levantó de la silla bruscamente. Dean la miró con el ceño fruncido.

—¿Qué ocurre?

—Hay alguien aquí, y no es Pietro —respondió Wanda.

—Será Sam.

—¿Sin mi hermano?

Dean asintió, dándole la razón a Wanda. Ella salió de la cocina y esperó a Dean fuera, que salió enseguida. Dean guiaba a Wanda por el búnker. Fueron a la habitación donde escucharon el ruido, era una especie de sótano.

—Quedate aquí.

—Ni de coña.

Dean sacó una linterna e iluminó todo su camino para poder ver y no tropezar en nada. Wanda se sobresaltó cuando escuchó otro de los ruidos, ahora detrás suya.

Wanda y Dean se giraron lentamente para ver a un hombre con una gabardina de color beige. Wanda se asustó y atacó al dicho hombre, tirándolo contra la pared con sus poderes.

—No, ¡No! Wanda, tranquila. Es amigo nuestro. Se llama Castiel, es un ángel. Puedes leerme los pensamientos si quieres, es la verdad —dijo Dean con sus manos levantadas en defensa e intentando calmar a Wanda. Cosa que consiguió.

Wanda dejó de usar su poderes con Castiel y dio varios pasos atrás, con miedo.

—Menuda bienvenida —Castiel intentó bromear—. Soy Castiel, un ángel del señor.

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2016 ⏰

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