E de extranjero.

22 3 0
                                    


Mi padre siempre fue un tipo de negocios. No le gustaban las cosas a medias; él era la mano derecha de un hombre de negocios grande, el gran Magnate le llamaban en mi ciudad natal. Pero éste siempre lo menospreciaba.

Mi padre no quería abandonar todo el trabajo que había conseguido hasta ese momento, pero parecía que jamás aquel hombre le daría su lugar. Después de 5 años en la empresa mi padre tomó la decisión de salirse; de tomar su rumbo y aunque vagó por mucho tiempo sin rumbo, al final lo conseguiría... aunque su razón fuera un par de ojos dorados que lo persuadieron.

Mi padre no quería saber nada de la compañía, ya no; el estrés lo tenía devastado, pero apareció ella. Se dibujó en sus ojos. Y el tiempo invertido... había valido la pena.

Mi padre era muy frío, ella lo cambió por completo. Le conquistó por su inteligencia y belleza física. Ella, cuenta la gente que la conoció más a fondo, era un estuche de monerías. Era hermosa y sabía lo que quería. Estaba siendo entrenada para llevar la compañía si en algún momento su padre faltaba.

Mi padre era de Montevideo, y ella de Buenos Aires; una y otra vez, innumerables veces cruzaron el río De la Plata para verse. Para darse un minuto de paz, un día de buenos momentos, y luego volver a su triste realidad.

Mi padre estaba enamorado. No había otra forma de describirlo. Ella lo había cambiado. Sin embargo, como sucede a menudo, cuando quien te cambia es una chica, una chica también es la que te destruye.

Mi abuelo, si se le puede llamar así... descubrió lo que pasaba. Lo que pasaba con su hija. Ya era muy tarde. Ella amaba a mi padre, y no solo eso, yo ya venía en camino.

Ella me quería, pero mi abuelo no. Si había alguna posibilidad de nacer, de vivir, era con mi padre. Y así fue. Fui producto del amor, pero estoy vivo por un pacto financiero. Mi abuelo le dio un cuarto de su empresa a cambio de su silencio y de que me llevara muy lejos de ellos.

Mi padre aceptó, con la condición de que no le hiciera nada a mi madre. Poca cosa, mi abuelo ya había hecho un lodazal de la vida de mi madre. La inscribió en una escuela de etiqueta, hasta que naciera yo, una de esas escuelas anticuadas en las que hombres ricos van a buscar 'su esposa perfecta'. Cosas de estúpidos.

Mi madre me tuvo, me dio a mi padre y desapareció. Mi padre no toca ese tema. Seguramente ella se volvió a casar...se fue a vivir con alguien de poder y dinero.

Mi padre me llevó lo más lejos que el dinero de mi abuelo, y el que él había ahorrado, nos pudo llevar. Un pueblito a las afueras de Uruguay, rozando la frontera con Argentina. ¿Vaya ironía, no? Tratar de alejarse de una nación que rodea tu país...

Y ese fue el inicio de mi seudónimo. El güero, por mi cabello, por mi color, por mí... ¿genética argentina? Así son los chicos, por cualquier cosa te ponen un nombre.

Y aquí estoy, llegué a un pueblito, donde vive mi abuelo paterno. Me encanta venir aquí, al centro, donde estamos suficientemente alejados de mi 'nación materna'. Y bueno, los chicos aquí son geniales. Me dan cobijo por cualquier cosa, apoyo total, solo por ser... un chico como ellos.

Aquí me siento a gusto, ojalá siempre viviera aquí. Pero los negocios de mi padre no están aquí y eso significa que mi tiempo acá se resume a las vacaciones de verano.

De mi madre... jamás volví a tocar el tema. Mi padre recibió muchas llamadas de su parte pero... Simón Betancur es orgulloso y jamás quiso si quiera saber de ella. Es un extraño amor. Sacrificó al amor de su vida... por dinero, poder y por mí.

Y ella jamás intentó volver de nuevo. Siempre será para mí una extraña.

Diente De León.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora