Todo pasó tan rápido. Son cosas de la vida; no se cansan de decírmelo una y otra vez.La vida duele, la muerte... no tendría por qué ser diferente.
POV: L
Fue una tarde de noviembre, estaba próximo el cumpleaños de V. Todos estábamos planeando algo para él. Era la primera vez que E, A y yo coincidíamos en este mes. Se sentía muy diferente no tener el sol golpeando nuestra cara. Ese bello sol de primavera.
En pleno noviembre nos reunimos, a un par de meses de salir de vacaciones, de volver a vernos, todo por aquel pequeño engendro que siempre nos ayudaba y daba lo mejor de sí para nosotros...
Cabe decir que yo estaba más que encariñado con él, era como un hermano mayor para mí. Todos éramos como hermanos...bueno excepto ella.
Valentina y V habían estado saliendo. Llevaban casi 6 meses 'enamorados'. Alejandra me decía que era un fastidio verlos juntos, pero que se alegraba de la felicidad que irradiaban juntos. Algo contradictorio de su parte, pero la entendía. La entendía muy bien.
—¿Y?
—¿Y qué?
—¿Qué hay contigo y E?
—¿Con el guerito?, nada. Tranquila, todavía podría ser tuyo —me sonrojé un poco y asentí con la cabeza.
—Es una lástima no haber tenido a V durante estos 6 meses... —volvió a iniciar. Era un tema que tocaba siempre que hablábamos. Yo realmente no quería hablar de eso. V era mi hermano prácticamente, mi amigo. Y A... parecía estar más interesada en él de una manera diferente.
—No sé...
—Es que tú, bueno no lo entiendes. Solo lo ves en las vacaciones... pero yo he tenido...
—Sí —interrumpí, antes de que se alterara más— ya lo sé, A. Pero esa chica, es su felicidad... ¿entiendes?
—Sí... ya sé —dijo cabizbaja— Quisiera ser la felicidad de alguien.
Reí un poco. —¿La del güero? —volví a arremeter.
Ella rodó los ojos y me sonrió. —Si tanto insistes con eso, terminaré por tomarlo en cuenta.
—¿Nunca pensaste que así debíamos ser? Tú y E, y yo con... bueno, ya sabes.
Ella me miró rara, creo que hasta yo me sentí rara cuando dije eso.
—Ok. Olvídalo, es una tontería.
—No lo es —me detuvo con su mano, miré alrededor. Estábamos justo en medio del bosque de camino a la cabaña que usábamos como refugio desde hace años—, ¿estás pensando en él de una manera... diferente?
—Claro que no, digo pero cuando nos conocimos —recompuse— ¿no sentiste que así debía ser?
—No sé, me gustaba V. No de la forma de gusto, solo salir con él.
—Ya sé, te hace sentir segura...
—Y ahora... parecemos desconocidas para él.
—A veces me gustaría que ella no estuviera...
—Ya sé, es cruel pero pienso igual.
—Date prisa, quizás ya nos están esperando.
Nos apresuramos para llegar a la cabaña. Abrimos la puerta y ahí estaba el susodicho.