2. Un pinchazo inoportuno

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Jack iba sorteando a gran velocidad cada una de las curvas de la carretera dejando a pocos centímetros los terraplenes que le podían llevar a una muerte segura, sin importarle nada más k las ganas de encontrarse con la Sweet Alicia, para fundirse en un abrazo eterno.
Cuando llevaba recorrido unos 6 km, empezó a notar k la rueda delantera perdía aire poco a poco, y decidió parar para ver de qué se trataba. Al bajarse notó su cuerpo humedecido y agarrotado por el frío de la noche, se agachó y con la linterna del móvil observó k la rueda estaba pinchada. Tras maldecir varias veces, Jack no tuvo más remedio que andar los kms que le quedaban junto con su motocicleta.
Al poco de comenzar empezó a sentirse acompañado, una sensación extraña, que le acompañaba desde hacía unos metros. Decidió pararse y mirar a su alrededor. El paraje inhóspito estaba poblado por árboles frondosos de hoja perenne y con una espesa niebla k imposibilitaba la visión a más de 10 metros de distancia. Miró primero a un lado, y luego al otro sin ver a nadie, y decidió seguir su camino con paso cada vez más rápido.
A los pocos segundos de volver a emprender la marcha, observó la silueta de varios niños en el arcén de la carretera y se detuvo. Le extrañaba que a las 2 de la noche hubieran niños despiertos, pero lo que más le sorprendió fue que los niños parecían llevar ropa de baño.
Sin salir de su asombro, Jack decidió acercarse hacia ellos.

Los Niños Del CuboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora