Tran pronto como llegó a casa de Alicia, les contó lo sucedido, y juntos planearon dar el siguiente paso.
Ante la petición de socorro de Jhon, tenían que buscar una forma de ponerse en contacto con él. Enseguida el abuelo Luis daría con la clave, una ouija.
Recordaba que tenía una en el desván que perteneció a su mujer ya fallecida, porque en su adolescencia se sintió atraída por establecer contacto con el más allá. Subió las escaleras y en 3 min estaba en el salón. Puso la gran tabla polvorienta sobre la mesa, Jack fue rapidamente a por un trapo húmedo para limpiarla, y mientras lo hacía observaba cada detalle del objeto: las letras del alfabeto en la zona central en forma curvada, «si» y «no» en los laterales de la parte superior, números del 0 al 9 en la inferior, dibujos enigmáticos en las cuatro esquinas y las palabras «hola» y «adiós». Se sentaron en la mesa circular del salón, todavía los padres y el hermano de Alicia dormían, el abuelo dijo con voz profunda: «bueno, vamos a comenzar. Lo primero que tenemos que hacer es poner nuestros dedos índices en el vaso de chupito que acabo de colocar en el tablero».
Con un gran silencio, todos los pusieron. «A continuación, hay que hacer una pregunta». Y Luis dijo:«¿Hay alguien del mundo del más allá que quiera ponerse en contacto con alguno de nosotros?» Pasaron unos segundos y no pasó nada. El abuelo volvió a decirlo una segunda vez, y tampoco ocurrió nada. Por último, una tercera vez, esperaron unos segundos...y una ligera brisa surgió de la nada llevando el vaso hacia la palabra «hola».
Se miraron asustados y entusiasmados a la vez, pero tenían que saber si era el niño rubio.
La siguiente pregunta la hizo Alicia: «¿Cómo te llamas?» El vaso se encaminó al alfabeto y marcó las letras «J H O N», y los tres no salían de su asombro. La siguiente pregunta la hizo Jack: «¿Por qué necesitas mi ayuda?» En ese momento las luces se apagaron, las puertas de los muebles se abrían y cerraban sin parar, objetos volaban por los aires y el abuelo empezó a convulsionar. No paraba de moverse, haciendo bruscos movimientos de cabeza y brazos. Asustados, Alicia y Jack se levantaron de la mesa y se apartaron hasta que pasados unos segundos, la luz volvió, todo estaba en calma y el abuelo dejó de moverse. Estaba sentado con la cabeza hacia abajo, los chicos le llamaban, pero él no reaccionaba, hasta que lentamente, los dos decidieron acercaron hacia el abuelo Luis. Jack alargó su brazo para darle en el hombro, cuando de repente, el abuelo le cogió la muñeca, levantó la cabeza y le dijo: «help me nephew». Los ojos de Luis estaban completamente blancos y espuma salía por su boca, Jhon había poseído al abuelo. Sin pensarlo Jack le dijo: «¿How I can help you?» a lo que Jhon le respondió en un perfecto castellano: «dame un entierro digno, mi cuerpo se encuentra en el lugar del bosque donde te dí la mano». Estupefactos, no supieron qué responder, y pasados unos segundos el abuelo se desmayó.
Lentamente lo incorporaron, lo sentaron y comprobaron que el abuelo Luis había vuelto. Le explicaron lo sucedido y alarmado, Jack se levantó con celeridad de la mesa, a lo que Luis le dijo:«detente joven, si nos vamos sin terminar la ouja, podríamos tener trágicas consecuencias». Entonces Jack se sentó y juntos cogieron el vaso y preguntaron si quería Jhon continuar hablando con ellos. El vaso se disparó a la palabra «adiós» y todavía con el miedo en el cuerpo, suspiraron de alivio por haber terminado la ouja.
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Los Niños Del Cubo
ParanormalEs un conjunto de leyendas en relación a las múltiples apariciones de niños con cubos y trajes de baño en una zona montañosa de costa en la provincia de Tarragona.