Carolina llegó temprano. Demasiado temprano pues faltaban 22 minutos para las 2.
Rodolfo por su parte sudaba discretamente de las manos pues ansiaba verla.
Abrió la puerta apenas escuchó el dulce sonido de los nudillos de Carolina en la madera vieja y húmeda de la puerta vieja, con olor a bosque en cada pequeño pedazo de ella.
Y apareció con su silueta peligrosa y sus ojos profundos. Se abrazaron y no pudieron si quiera saludarse con cortesía. Fue un impulso. Fue amor. Fue simplemente un choque de electricidad entre los dos.
Se hundía lentamente en sus labios y sentía como sus piernas se caían hasta llegar al suelo y tener a esa diosa jugueteando encima de él, besándole el alma. Piel con piel, sintiendo el calor entre sus manos, poco a poco despojándose de la ropa que sólo estorbaba en ese acto de amor y pasión.
Entre miles de partículas de paz se desnudaron y con vértigo en la mirada lo dijeron todo. No hubo necesidad de manchar el momento con palabras. Los ojos hablaron y sus almas entrelazadas confesaron el 'corpus delicti'.
Ellos dos en la intimidad de la vida.
Y lo hicieron...
Al terminar se quedaron profundamente dormidos. El tiempo era esclavo de Rodolfo y Carolina. Esa tarde, ese día, el tiempo se movía a merced de los amantes.
El hambre despertó a los cuerpos obligándolos a levantarse para recargar las fuerzas gastadas en la batalla de unas horas antes.
- Hola – dijo Rodolfo con una mirada de paz y de calor
- Hola, mon amour – dijo ella mientras abrazaba a Rodolfo
- muero de hambre, quieres ir por un poco de aire fresco y un buen platillo?
- Me encantaría, aunque antes necesito un tabaco
- Te acompañaré con uno- Sacándolos del cajón y poniendo el cenicero en medio de la cama. Se sentía como la muralla china, no quería separarse en ese momento de ella
- Yo te lo enciendo
- Gracias- dijo carolina tapando vagamente sus senos con las sábanas
-Rodolfo, cariño
- Qué pasa? – Dijo mientras fumaba por primera vez de su cigarro
- Lo que acaba de pasar... Bueno, yo no soy así. No creas que es una costumbre acostarme con cualquier hombre en cualquier momento y cualquier lugar. Yo jam... - interrumpida por Rodolfo
- Lo sé
- ¿Lo sabes? – haciendo un ademán de duda
- Claro. Porque yo no soy cualquier hombre, y tú no eres cualquier mujer
- Me llena de una infinita paz escuchar eso
- Por supuesto. Para mí esto fue amor, yo desde que te vi tenía la fuerte sospecha de que íbamos a tener algo. Y así fue, fue amor a primer beso, a primera vista y a primera palabra, pues en ese preciso instante lo supe.-
- ¿En verdad? - Dijo ella sonrojada. - Vaya, tal vez ahora suene totalmente por compromiso pero lo mismo pensé yo, lo mismo sentí yo, lo mismo deduje yo. Lo hice porque eres como una parte de mí que me faltaba hacía tiempo. Porque el esperar solamente hubiera servido para desperdiciar el tiempo. Y, no lo sé, tenía un buen presentimiento sobre ello- dijo sonriendo, más tranquila.
- Ayer me encontraba en el espacio infinito y tranquilo, tal y como es tu mirada: profunda, suave y larga. Un tiempo soñoliento se apoderó de mí hoy, y al igual que ayer tengo en presencia mía el infinito, tus ojos son mi constelación más cercana y tu cuerpo mi delirio.- Rodolfo no tenía idea de dónde había salido todo eso pero no protestó pues carolina asombrada lo beso, e hizo el amor una vez más, esta vez al compás de un cigarro que se consumía lentamente en el cenicero.
ESTÁS LEYENDO
Hacia la Locura
RandomLos intentos por definir la locura casi siempre son inútiles. Son explicaciones mediocres, escasas y bastante superficiales. Puede ser un martirio o un componente necesario para la evolución del hombre. Subjetivo, relativo o simplemente no incompren...