Orgullo Y Legado

51 4 0
                                    

Rebuscando entre sus pertenencias, Rodolfo encontró la carta de su padre, sellada con cera de un color rojo vino, clásico en él. Con la caligrafía chueca pero elegante de abogado en la parte de atrás y con ligero olor a tabaco. "Seguramente estaba fumando cuando la escribió" Pensó Rodolfo con una sonrisa en el rostro.

Meditó un momento, el momento más largo que se puedan imaginar. Meditaba y se imaginaba qué podía decir la carta. Se inventó mil historias que escribió en el aire, pero no se atrevía a saber la verdad. No quería saber la verdad. No quería querer, tampoco. Pero la logística de algo más fuerte que él mismo le susurró con desespero "Ábreme". Y rompió la carta de un lado.

"Rodolfo:

Hijo, seguramente cuando leas esto yo ya estaré jugando "Póquer" con tu abuelo en su tumba.

La autopista de la vida es muy peligrosa, y te pido perdón por no haber estado presente en los momentos más superfluos y más importantes de tu vida. Lamentaré no estar ahí contigo cuando te cases, cuando tengas un hijo, cuando compres tu casa, cuando tengas un coche o simplemente cuando quieras un consejo.

Y aquí estoy yo, ladrando al papel mis sentimientos rotos, hijo, adjetivos trastornados, buscando conocer la sombra de un niño. Mi niño. Trato de escribir las palabras más abandonadas, pero no sale ningún "te quiero" de mi mano y no puedo escribir ningún "Te necesito hijo" así que me llevo esas palabras a la tumba.

Puede que con esto sigas sin conocerme muy bien, pero yo he estado contigo; en tu carrera, en tu trabajo, cuando duermes yo velo y velaré por ti. Pero no lo pudiste ver y lo entiendo, lo siento. Fui un pésimo padre. Merecías más que eso.

Pero sigo aquí, buscando fuerzas para escribir las palabras con su dulce timidez, y perdón pero no puedo y sigo sin dar con la palabra justa que te haga saber todo lo que yo sentí por ti y créeme hijo que si la encuentro me sumerjo en un terrible laberinto de dudas.

Te quiero, Rodolfo. Te amo de hecho!! Eres mi hijo y lo más grande que jamás me sucedió en la vida. Agradezco el tiempo que viví a tu lado hijo mío, mi legado y mi orgullo!!!

No culpes a tu madre por no avisarte de mi muerte, le he ordenado como deseo antes de morir que por favor no te dijera nada. Estoy muy apenado por nunca haber estado presente y no me atrevo a mirarte, y menos ahora, en mi lecho de muerte. Siempre que me necesites búscame en el viento o en las flores, en tu recuerdo y el sonido de la voz de tu madre, estaré oscuro y oculto, fiel y contigo. Ahí estaré, Siempre.

Te ama, más que a nadie en este mundo:

Tu padre, Rodolfo Mancera Gutiérrez"

Rodolfo estaba con una orquesta de emociones a flor de piel. No sabía con exactitud si reír, llorar, estar enojado, estar triste o simplemente tener un sentimiento de satisfacción al comprobar que al fin y al cabo su padre lo amaba. Fue un golpe duró y repentino.

Pensaba... y pensaba.

Su madre tenía razón, esa carta le daría muchas respuestas. Y al final de todo ese mar de diferentes emociones, ya cuando estaba más tranquilo se puso de acuerdo consigo mismo y llegó a la conclusión que su padre fue y seguía siendo un gran hombre. Y que lo quería. De hecho, lo amaba!! Salió a la ventana y aspiró una gran bocanada de aire. Al sacarlo de sus pulmones susurró el nombre de su padre y un nuevo viento le acarició la cara. Rodolfo sonrió y dijo con sus ojos cerrados:

"Gracias, por todo" y una paz infinita lo rondó.

No le dieron ganas de saber absolutamente nada más del mundo por ese día y se dispuso a dormir.

Hacia la LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora