Capitulo 8

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Capitulo 8

-¿Sabes? Tengo que hacer algunas cosas esta noche antes de ir a trabajar mañana- mintió- Creo que lo mejor será que regrese a casa.

-¿Y qué me dices de la cena?

Si tenía la mente lo bastante despejada como para, la tenia para ir metro.

-Estamos a una manzana de la estación.

La sonrisa de él fue indulgente.

-Lo sé. Tú nos trajiste aquí.

-Es la misma línea de Kew Gardens. Solía tomarla todo el tiempo para ir a casa- la conocía bien.

-Al menos deja que te acompañe hasta la estación.

Se puso de pie rápidamente

-Sera estupendo, gracias.

-Sigues siendo tan cortes...- James movió la cabeza.

-Recibí una educación a la antigua- Agnés se encogió de hombros.

-¿Padres tradicionales?

-Bajo ninguna circunstancia. Prácticamente me crio mi abuela. Para daré estabilidad. En realidad, mi madre...no estaba bien adaptada...al papel.

La miro de reojo.

-Yo soy el menor de seis hermanos de padres mayores, así que es posible que nos criara una generación similar.

Tardaron unos pocos minutos en llegar a la estación, y algo en su andar y en su incesante charla sobre la infancia le indico que realmente quería estar sola, porque no volvió a intentar convencerla. Se detuvo ante la entrada.

-Bueno...

-¿Estarás en contacto?

-Lo hará Caitlin. Mi secretaria.

Claro. Sus súbditos.

-Ella organizara un programa para los próximos meses.

-Entonces...supongo que nos veremos en la primera actividad.

-Recuerda que para los demás seremos desconocidos. Yo solo seré tu sombra. Ni siquiera te saludare cuando llegues.

Extraño. Pero mejor. Como hicieran esas cosas juntos, se sentirá demasiado cómoda, lo cual no era una buena idea a juzgar por lo a gusto que se había sentido en las últimas horas.

-Lo recordare. Hasta la vista- cuando iba a entrar, se detuvo- Gracias por dejarme conducir el jaguar.

-Cuando quieras.

James cruzo la calle y enfilo por la acera que llevaba al jardín trasero de su casa, donde habían aparcado el coche. Se dijo que le faltaba práctica. ¿Quién llevaba a una mujer a un bar y luego bebía hasta no poder acompañarla a casa? ¿Quién dejaba a una mujer fuera en el metro sola por la noche?

Un hombre que se esforzaba por no sentir que tenía una cita.

Había estado a punto de sabotear esa reunión de negocios invitándola a cenar a su casa. El viejo James no habría dejado pasar tantas horas sin encargarse de que ambos comieran. Hacía tiempo que el nuevo James tenía unos músculos comerciales perfectamente definidos, aunque eso por su cortesía social era una estupidez.

Cualquier musculo se atrofiaba si no se usaba. Y al final le dijo <<Cuando quieras>> Podría haber dicho <<De nada>> o <<Ni lo menciones>> pero había soltado un <<Cuando quieras>> Como si aquello fuera a repetirse.

Encontrando a su alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora