DIA 2: LIDIAR.

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Después del colegio me dirigí a casa junto a mi hermana menor, en el camino, íbamos hablando sobre
como nos habia ido, claramente, le conte mi inconveniente con Eider y sus secuaces. Se sorpendio, no estabamos acostumbradas a estas cosas en la otra ciudad. A ella le habia ido excelente, me alegre.

Llegamos a nuestra residencia y como de costumbre, nuestro padre no estaba, podia jurar que habia salido con sus amigos, otros alcoholicos. Volveria mal, tal vez peor a como vuelve todos los dias, tal vez mas calmo. Trataba de imaginar que solo habia salido a hacer compras, pero no, sabia que no era asi.

Junto a Emily decidimos acomodar la casa, encargar comida y ver alguna pelicula, elegimos "La decisión mas dificil", y si, somos las tipicas fanaticas de peliculas llenas de drama, es notorio, se podria decir que nuestra vida en realidad, se basa en el drama.

Cuando la pelicula ya habia terminado, y estabamos recogiendo las cosas mientras manteniamos una charla de temas no tan interesantes, escuchamos algun que otro grito afuera, y unos terribles golpes que llamaban a nuestra puerta.

Lo senti, lo supuse, nuestro padre, problemas, otra vez.

Cuando abri me encontre con una imagen totalmente diferente a lo que me encontraba todos los dias, estaba el, lleno de sangre, con un ojo morado, el labio inferior partido, y un poco de esta chorreando por su mejilla. ¿Por qué lo hacia? ¿Por qué no podia vivir aunque sea una maldita noche en paz? Necesito tanto a mi madre, necesito ayuda con este hombre. ¿Por qué se pone asi? Necesito a alguien...

-Disculpe señorita, ¿reconoce a este hombre? – me dijo uno de los policias.

Baje la mirada y lo unico que me atravi a preguntar fue que habia hecho, con un tono amargado, y con ganas de que mis lagrimas salgan.

-¿Puede decirnos que es de usted? – me pregunto.

-Si claro, el es mi padre. ¿Qué ha ocurrido esta vez?

-Su padre se ha embriagado, ha golpeado al dueño del bar que frecuenta.- Me dijo, tratando de darme una mirada de comprension y lastima.- ¿Siempre es asi?

No sabia que responderle, por supuesto que era asi. Pero le tendria que explicar todo el tema y la historia de nuestra madre.

-Si, asi es. ¿Quiere pasar?

Los policias se adentraron a nuestra casa, la observaron detenidamente.

-Disculpe, ¿y su madre?

-Eh, ella- baje la mirada, no queria llorar- ha muerto.

-Oh, lo siento. ¿Puede darme algun informacion de usted? La estoy interrogando sin saber como se llama.- El otro policia sonrio, parecian agradables, y jovenes, tal vez unos 25 o menos.

-Claro- sonrei.- Soy Lia Fiels, tengo 16, ella es mi hermana Emily- dije señalandola.- tiene 14, vivimos aquí hace unos meses, desde que han empezado las vacaciones.

-¿Por qué se mudaron aquí?

-Supongo que necesitabamos un cambio, mi madre murio cuando yo tenia 6 años, no es lo mismo desde entonces.

-¿Es alcoholico, verdad?

-Exacto, ¿No lo ve?- Dijo Emily con un tono de diversion y rechazo al mismo tiempo, con una mirada obvia. Hizo que el policia que estaba callado, riera.

- ¿Y desde cuando?- Pregunto ese, al fin. No era mudo.

-Desde que mama murio, claro.

-¿Se comporta de manera agresiva con ustedes?

-No tan frecuentemente, solo a veces, no importa.

-Oh, okey señoritas. Las dejaremos tranquilas y además, son nuestras tarjetas por si algo sucede.

-Gracias, son muy amables. Los acompaño a la puerta.

Y así se fueron, dejando a Emily con una sonrisa picara y una mirada que, casualmente, siempre la delataba cuando imaginaba cosas terribles con chicos lindos. Supuso en ese entonces, que se había enamorado, tan rapidamente, del policia que se mantenía callado. Debería mantener las tarjetas alejadas de ella, totalmente.

Subí rapidamente las escaleras en busca del botiquin para atender a mi padre, y luego de que se le pase toda la borrachera y la resaca del dia siguiente, lo interrogaría, le haría saber que verdaderamente nos nos hace pasar buenos momentos.

-Em, ayudame con esto, ¿quieres?- le dije a mi hermana con respecto a mi padre.

Ella asintió, sin darle mucha importancia, su amor hacia él iba disminuyendo. Era correcto, a cualquier hija con un padre si le pasaría. Yo, por mi parte, todavía sentía amor, cariño, muy en el fondo, supongo. Tenía la esperanza de que él algún día cambiaría, pero también tenía la certeza de que eso nunca pasaría.

Él cayó en un profundo sueño, decidí dejarlo en el sillón, sería difícil subir con él en brazos.

Nos dirigimos al piso de arriba con Emily, necesitabamos descansar.

Cuando todo haya terminado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora