Desire ➵ Sebastian Stan

Dos: "Rubia a la vista"

Una noche en el bar, Sebastian estaba tomando alcohol sin parar mientras que las chicas de ahí se querían aprovechar de el para poder lograr lo que toda chica sueña "Ser descubierta por el gran Stan", a él no le gustaban ese tipo de chicas ya que en la industria se necesita ser paciente y seguro de si mismo sin importar el tipo de respuestas que se puede obtener.

 —¿Alguna chica especial?— Preguntó una de las mesera y Sebastian asintió.

— No logra notar su potencial—Respondió. — Tal vez porque es un poco chica para entenderlo tan rápido.

— Hay una lista de chicas esperándote— Señaló a las chicas que estaban intentando sobresalir más que el resto.

— Sebastian Stan— Saludó un hombre treintañero palmeando el hombro del fotógrafo.— Que gusto verte por aquí.— Le quitó el vaso de tequila a una chica y se sentó en la mesa.— Háblame de las preciosas chicas que has encontrado por aquí, ¿cuántas son, diez?— Preguntó mirando hacia todos lados y Sebastian negó.

— Una y aún no está confirmado— Respondió.

— ¿Linda?— Preguntó y este otro asintió.

 

Lydia por otro lado se encontraba afuera de su casa a ciertas horas de la noche mirando las estrellas tal como le gustaba contemplarlas, siempre se preguntaba qué pasaría después de la escuela si sus padres no tienen el dinero suficiente como pagarle una universidad, habían pocas posibilidades de ir en transporte público todos los días y poco creíble lo que quedarse en una fraternidad, cosa que detestaban y aborrecían sus padres. Todos los días esta chica de dieciséis años comparaba su hogar con el anterior de cuando estaba en África, le dolía estar separada de su verdadera familia donde sus mejores amigos eran ciertos animales y personas humildes de gran corazón que no encontraba ahora, ¿qué había pasado con la humanidad de todos?, sus padres se preocupaban más ahora que antes y pasaban poco tiempo de calidad familiar con ella.

Una gran diferencia con una chica de dieciséis que está sufriendo en su adolescencia y perdiendo la diversión de ella, totalmente diferente a la de un hombre de veinte años que se encuentra en bares disfrutando de su fortuna y mujeres.

 

— Vamos— Insistió la chica aflojando el nudo de la corbata de Sebastian y el negaba sosteniéndose de la pared.

— Seb, vamos.— Habló su amigo cerrando la puerta.

— No, gracias.— Sebastian tomó sus llaves y dejó a la chica sola en la habitación.

 

Sebastian y Freddy eran mejores amigos desde que el empezó sus carrera como fotógrafo donde este último era el gran diseñador de modas del momento, pudo haber sido como su padre si no hubiera caído en las tentaciones de drogas y alcohol a las cuales siempre ha intentado unir a Sebastian en las mismas que él. No la pasaban como antes, Freddy perdió su trabajo después de intentar abusar públicamente a una modelo muy querida por todos y su perdición siguió a flote.

Mientras iba manejando su auto, Sebastian miró a una chica muy hermosa caminando por las calles abrazada por su abrigo con el gran frío que estaba haciendo, este detuvo el auto y bajó se bajó lo más rápido que pudo corriendo hasta donde estaba la chica, debido al chico este metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y se colocó justo al lado de la rubia llamando la atención de ella.

— ¿No crees que es algo tarde para estar por aquí a solas?— Le preguntó y ella sólo soltó una risa negando.— Hace frío, ¿me permites?— Le colocó su chaqueta encima.