Nunca he sabido cómo empezar una carta, tampoco he sabido valorar las cosas a su tiempo y tampoco a querer suficiente, pero sí a decir lo correcto en el momento oportuno, a dedicar mi tiempo a quien no se lo merecía, a destruirme mental y psicológicamente, también a dar todo de mí a las personas que están ahí día a día. Lo sé, me contradigo un poco, que hipócrita.
El caso es que si sé cómo empezar las cartas, si se valorar las cosas y también querer lo suficiente, el único problema es conocer a la persona equivocada y te haga pensar que todas estas cosas no puedas hacerlas.
Esta carta te la dedico a ti, Claudia, o Clud, ya que odias a muerte que te digan tu nombre al completo, que casualidad a mí también. Nos parecemos tanto, pero a la vez somos tan distintas. Doy las gracias a quien sea el que hizo que te conociera, pero no conocer cómo se conoce a cualquiera del curso, si no conocer a fondo, saber cuáles son tus más y tú menos, el sabes cuando lo único que necesitas es que te abracen o un buen vaso de Vodka. También doy las gracias por llegar en el momento más crítico de mi vida e intentar levantarme de nuevo. Por ayudarme a olvidar a quien no me valora y a quitarme los miedos para no perder a nadie otra vez. Por enseñarme que el escribir es otra forma de desahogarse y que la música buena no sólo es 1D. Por estar cuando te lo pedía y por ser tan buena amiga, por ser de las mejores.
Y ahora a lo malo, que no hay mucho, por no decir nada, que tienes que dejar de darle mil y una vueltas a las cosas, que no todo es tan terrible como parece que aunque el día este gris hay que seguir ya que algún día volverá a brillar, que la comida no está para que se eche por la boca y que las cuchillas solo son para quitarse pelos, que las pastillas son para cuando uno esté malo y los cuchillos para cortar comida.
Ahora mismo mi mayor miedo es que te quieras ir de verdad y no tenga ese pilar que no hace que me derrumbé totalmente, que yo ahora estoy mejor y quiero que tú también, que si hay baches en el camino podamos superarlos siempre cueste lo que cueste. Que nuestros brazos tienen marcas de guerra contra nosotras mismas que ya hemos ganado y tenemos que dejar pasar. Que en unos años te quiero ver a mi lado destripando un cadáver en la facultad de medicina o estudiando enfermedades raras. Que no te quiero. perder.
Por ser de mis mejores, te quiero.
Aje.