El blog de la amistad. Parte I.

471 73 20
                                    

Haber dejado la casa de mis padres no fue cosa sencilla, pero tampoco podía seguir viviendo con ellos, me dolía, me destruía totalmente seguir bajo ese techo que estuvo sobre mí por diecisiete años.

-¿Binnie?

-Mande~

-Nada... Quería saber que estabas despierto.

-Boba. –Reí suavemente y me giré en la cama ya que ver la pared era algo aburrido.

-No me digas así... Yo que tanto te amo.

-Y yo a ti, niña hermosa.

-Soy más grande que tú y aún me dices niña.

-Eres mi noona, siempre serás una niña para mí.

-Me recuerdas a papá cuando dices eso.

-... Ah.

-Lo siento, no fue mi intención...

-Olvídalo, ¿sí? No es nada.

-... Binnie... ¿Puedo confesarte algo?

-Te escucho.

-... Es sobre Young Soo.

-¿Qué te hizo?

-Nada, tranquilo... Bueno, él... Pronto tendrá vacaciones en su trabajo y creo que quiere salir de viaje, conmigo.

-No.

-¡Ya sé que no! Me da algo de miedo... Insiste que saldrá de viaje, irá a Europa, y quiere que vaya con él.

-Noona, no puedes... No es tu esposo o tu prometido al menos, sólo son novios y aunque papá y mamá saben sobre ustedes...

-Lo sé, sé bien todo eso no debes recordármelo.

-... ¿Por qué tienes miedo?

-No lo sé, es decir, si tuviera el atrevimiento de irme con él... ¿Qué pasará contigo aquí solo en Daejeon? Además yo tendría que pedir un permiso en mi trabajo para salir de viaje... No tengo el dinero suficiente para pagarlo y sé que él insistirá en pagarlo por mí pero no quiero que haga eso, es mucho dinero...

-Y no llevarías a tu hermanito, el repelente para bebés.

-¡Eres un tonto~! –Reímos por eso, peleamos un momento en la cama y olvidamos las frustraciones de ambos por un instante. Me aseguré de calmar sus nervios e inseguridades, ese miedo de hacerlo o no hacerlo la tenían bajo presión y yo sólo fui sincero, al entregarle mi apoyo incondicional en todo lo que ella eligiera. En esa noche, ella se abrazó a mí y quedó dormida pero sus inseguridades se clavaron en mi cabeza al igual que tantos recuerdos de nuestra destruida familia. Dormí muy poco esa noche ya que no podía dejar de pensar dónde me encontraba, quién era y lo tonto e iluso que fui cuando era un niño apenas. Era doloroso saber que a quien admiraba me había dado la espalda y me había botado a la calle como si fuera un perro... Esa noche, volví a sentir una lágrima caer por mi mejilla. Noona, no hagas idioteces por amor.

-Buenos días.

-... ¿Por qué no me despertaste?

-Me habías dicho que hoy entrabas tarde al trabajo, que sólo irías a cubrir medio turno así que no quise molestarte.

-Eres malo.

-Soy bueno... Anda, cállate y mejor desayuna. Hice los waffles que te gustan y la malteada fue espontánea porque las frutas ya estaban demasiado maduras.

-¿Teníamos frutas?

-Pues es lo que encontré en el refrigerador.

-Hermanito, qué haría yo sin ti.

In-OutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora