00:00

725 97 61
                                    


Ayer fue la boda de la hermana de Hongbin y la verdad, por todo lo que me platica y todas las fotos que me muestra, me hubiera gustado estar ahí presente, tal vez no tanto por ella si no porque al ver esa foto de él abrazándola me hizo derretir. Traía un atuendo de vestir de color negro, con una camiseta en color vino y unos zapatos relucientes. Su peinado era igual de impecable como siempre, destellante así como esa sonrisa que le dibujaba unos hoyuelos tan simpáticos. Me hubiera fascinado verlo así en persona... Aunque también me hubiera desmayado, probablemente.

-Y mira, él es mi cuñado...

Me estaba mostrando un vídeo desde su móvil, en el momento en que hacían el brindis pero no prestaba real atención a sus familiares, solo prestaba atención a su voz, y de momento cuando salía grabándose a sí mismo. Fuera de eso, había un millar de fotos sobre la boda, inclusive de las llamas de las velas puesto que él tenía una gran fascinación por la fotografía.

-... Hongbin, debo volver al trabajo, ya terminó mi descanso.

-Oh, comprendo. –Respondió de manera positiva, guardando el móvil y volteando a verme. -¿Quieres que te espere aquí?

-Tal vez no aquí exactamente en esta silla, sin embargo me gustaría que te quedaras en el centro comercial si no te molesta pasar tantas horas solo.

-No te preocupes por eso~ Daré una vuelta y visitaré el café, me gustaría saludar una vez más a mis ex-compañeras.

-Bueno. –Asentí con una ligera sonrisa forzada mientras me levantaba de mi silla, la cual él se dio cuenta de ello, así que me revolvió el cabello de manera cálida, lo podía sentir, esa calidez lo rodeaba, lo podía emanar sin problema alguno.

-Hyukkie... Te ves muy guapo hoy.

-¡No me digas eso~!

Le solté un golpe con la mano en la cabeza, escuché sus risas y me quedé callado, totalmente apenado y me retiré de la mesa en el área de restaurantes, volviendo a mi trabajo sin atreverme a voltear ya que sabía, me perseguía con la mirada. De cierto modo quería que el día pasara rápido para poder ver a Hongbin otra vez a mi hora de salida, pero al mismo tiempo no quería ya que al día siguiente debía tomar el tren rumbo a su hogar, con sus padres; tan solo de acordarme de ello, mi pecho se oprimía por sí mismo, mi cabeza dolía, mi garganta se cerraba, mis manos temblaban y mis pies dejaban de responder.

Durante las horas que trabajé, podría asegurar que estaba nada concentrado y que actuaba de manera automática, todo por su culpa o todo gracias a él, dependía de cómo lo quería ver aunque si por mi jefe fuera, seguramente diría "sí, por su culpa". Traté varias veces de mandarle un mensaje de texto pero no me daba el lujo de tomar dos minutos libres mucho menos teniendo a cargo a una chica nueva la cual yo debía de entrenar ahora.

-SangHyuk~ Llegaron por ti.

-¿Ah? –Ladeé mi rostro hacia mi superior, quien estaba junto a todos los demás, ayudando a terminar de limpiar la cocina. Yo dejé de prestarle atención a Sam, la chica nueva, y traté de ver hacia el exterior pero no lograba conseguirlo.

-Tu amigo ese, el que vino a la hora de la comida.

-¡Ah! –Sin remedio alguno, sonreí, sintiéndome peor que todas las chicas del mundo conociendo a sus ídolos en persona. Así de grave me ponía ese tonto. –Ya voy~ Gracias por avisarme. –Sentí flotar entre nubes cuando me quité el mandil del trabajo y tomé mis pertenencias, despidiéndome de mis compañeros y saliendo del local no sin antes tratar de acomodarme el cabello lo mejor posible y verificar que mi uniforme estaba aún bastante presentable.

In-OutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora