Cuando lo sientes, ni a ti te puedes engañar.

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Había transcurrido un mes desde que visité aquella cafetería y, cada viernes saliendo de clases regresaba a comprar el mismo café de siempre, el mismo sabor, la misma estrella de chocolate, el mismo chico me seguía atendiendo con su misma amabilidad de sueldo bien pagado. Era reconfortante estar en ese sitio... Siempre y cuando no me descubrieran porque la verdad sentía algo de pena ir solo a un lugar tan afeminado.

Desde mi regreso, cambié de lugar a la mesa para dos personas que estaba escondida en un pasillo al fondo, cerca de la caja registradora donde era todo muy tranquilo. Me sentaba en la silla quedando a espaldas de la entrada, miraba siempre la pared que me quedaba de frente y la silla vacía al otro lado de la mesa. Creo que nunca antes había estado en un sitio tan tranquilo y que incluso permanecía más tiempo del debido haciendo tarea... Sí, sé que entré por primera vez escapando de la escuela pero no me desagradaba del todo seguir estudiando.

-Gracias por su visita, espero pase un agradable día. –Aquél chico, Lee Hongbin, volvió a despedirse de mí en cuanto salí de la cafetería, con esa sonrisa de estrella y su cara de niño bonito... Después de todo era amigable, al parecer, sabía tratar bien a los clientes y creo que por eso procuraba regresar ya que si de un principio hubiera recibido malos gestos, ni loco regresaría.

-Oi, oi, oi~ Hyukkie ¿Qué haces acá? –Una conocida voz me habló con burla, escuchando algunas risas acompañándole.

-... Ming –Rodé mis ojos y sentí su brazo atacarme de encuentro por los hombros en un abrazo tosco.

Al parecer, me descubrieron salir de la cafetería y no dejaban de hacerme burlas al respecto... Genial, solo espero no sigan con ello en la escuela o juro, volveré a tener un pleito escandaloso.

El mes de abril estaba llegando a su fin... Eso significaba que Hyuk debía empezar a pensar en su cumpleaños... Mayo estaba a la vuelta de la semana y el mes de Julio estaba no muy lejano. A pesar de estar próximo a cumplir sus 18 años, él seguía comportándose como un crío en casa, en la escuela y en todas partes.

¿Era bastante extrovertido? Se podía decir que sí. Le gustaba salir a divertirse, de manera sana con sus amigos... O 'sana' dentro de lo que cabía... Llenos de videojuegos violentos, soltando alguna que otra grosería de momento. Aun así, siempre volvía a casa para las diez de la noche y en dado caso que no sucediera, llamaba para avisar que se quedaría en casa de algún amigo.

No fumaba y no consumía alcohol, era un niño bueno a pesar de todo. Sin embargo debía madurar pronto, quisiera o no, pues le había prometido a su padre que al llegar a su próxima edad, conseguiría trabajo para tener un fondo de ahorros y poder pagarse la universidad, al menos hasta cuando sus padres no pudieran pagar más. Sí, era bastante agradable que mamá y papá le pagasen la escuela pero no podía ser así toda la vida... Eso era lo que detestaba del mundo de los adultos, las responsabilidades, el tener que mantenerse poco a poco, pero eso le haría valorar cada won.

-... ¿Ayudante de cocina? –Mencioné al leer en el periódico, la sección de empleos local y de mi mochila tomé un plumón fluorescente, subrayando cada empleo que veía dentro de mis posibilidades. Para ser sincero, era el único en todo el día que había encontrado.

-Aquí tiene~ Té de sandía con menta... ¿Algo más?

-Nada, gracias. –Aprendí a devolverle la sonrisa lo más natural posible a aquél empleado, Hongbin, ya que después de todo ya era más constante mi visita... Lunes, miércoles y viernes... A pesar de que hoy es martes y bueno... Tal vez sea ¿normal venir todos los días? Me lo agradecerán tarde que temprano, yo les estoy dando su sueldo como quién diría. -... ¿Quién trabajaría aquí?... Eww no, pobres de mis manos... ¿Ah?

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