Siempre a la misma hora

V

                 

Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.

Julio Cortázar

«Está decido, le pediré salir», piensa Nacho, deteniéndose en la parada y abriendo las puertas del autobús.

Nervioso, saluda a la gente y busca a Lucía, sin encontrarla.

Al día siguiente tampoco aparece.

Pasa otro día y otro y otro...

Al principio, Nacho se aferra a la esperanza, al final, desiste con desolación. Mira a través del espejo el lugar donde solía sentarse, ocupado por desconocidos que a veces encuentran sus ojos y se sorprenden.

Un mes más tarde, Nacho sabe que no volverá a verla.

«Todo ha sido un hermoso sueño —se repite a sí mismo—, y éstos acaban al despertar».