II

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"Que alguien te haga sentir cosas sin ponerte una mano encima, eso es admirable"

Mario Benedetti




Al día siguiente, Lucía espera en la parada del dieciocho con la punta de su zapatilla golpeando el suelo. Se siente terriblemente estúpida, temblando a causa de unos ojos que solo ha visto a través de un espejo. Ella, que nunca ha creído en el amor a primera vista, en eso que llaman flechazo, allí está, pensando en él. Recordando, con una sonrisa ridícula dibujada en la cara, cómo la miraba.

No ha cruzado una sola palabra con aquel muchacho pero es que hay algo dentro de ella, algo que no sabe identificar, que le hace desear. Anhelar.

El vehículo rojo surge en la lejanía y Lucía deja de moverse en el acto. La expresión de su rostro se torna seria y su respiración se acelera a medida que las puertas negras se abren. Deja pasar a varias personas y sube segundos después, alzando la cara indecisa, hasta encontrarse con la radiante mirada del joven conductor. Sus ojos marrones la observan brillantes e intensos. A ella, solo a ella.

—Hola —le dice sonriendo—, ¿qué tal?

Las palabras se amontonan en la garganta de Lucía, encendiendo su cara, haciéndola salir disparada hacia un asiento, muerta de vergüenza. Durante el resto del trayecto no se atreve a mirar hacia el espejo. No puede y eso la enfurece porque desea más, mucho más. Sabe que él la espera allí, puede sentirlo pero es incapaz de controlar su timidez. Pasan los minutos y llega su parada. En ese momento, sucede, justo cuando el vehículo se detiene y el corazón de Lucía da un brinco dentro de su pecho. Sus miradas se encuentran en el espejo y los deseos de ambos se mezclan durante unos dulces segundos. Sonríen cómplices,  hasta que los interrumpe la tos seca de alguien. Lucía sale a la calle pletórica de felicidad, envuelta en una nube de magia que la levanta del suelo, haciéndola levitar.

Inmóvil, encima de la acera, observa desaparecer al autobús en la lejanía. No quiere preguntarse qué ha sucedido, solo desea que la calidez que inunda su cuerpo no desaparezca nunca.

Siempre a la misma horaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora