El comienzo de Todo

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Elfos.Todo el mundo los ama. Y no me lo van a negar. Todos los mortales admiran a los elfos como si fuésemos el mismo sol. Que asco.Realmente me disgusta el ver como babean por nosotros. Si supieran la verdad detrás de cada uno, dejarían de admirar esa belleza exterior que tenemos... por que es lo único que tenemos. Belleza exterior.Los enanos se dieron cuenta a tiempo, y comparten mi misma visión. Por desgracia sigo siendo uno de ellos, así que estoy incluida en su odio.Realmente no son un elfo tal como tal, soy un Peredhil (Mitad hombre, mitad elfo.) y algún día tendré que elegir entre una de esas dos razas.Se preguntarán: ¿Entonces por qué no elige ser un hombre y ya? Bueno, no sé si sabrán, pero mi padre es Elrond, y él nunca dejaría que uno de sus hijos se volviese hombre. ¡Y menos por mis razones! Pero no importa, estoy esperando el momento en que esa decisión llegue al límite y tenga que elegir... Elfo o hombre.Pero esperen, les contaré mi historia desde un poco antes de que me cayese bien un elfo.
O de que me enamorara de él.
Y bueno... espero que al final entiendan mi frustración por los elfos.-Evana...-dice una voz grave, pero tímida. Los guardias me temen, saben que los odio a todos.- Su padre la espera en su despacho.El guardia se retira casi corriendo de los jardines. Sabía que debía meditar en mi habitación, ahí nadie se mete conmigo... y cuando digo nadie, es nadie. Suspiro cansada y camino hacia los pasillos. ¿Ahora de qué me regañará?
Entro al despacho y cierro la puerta, para mi sorpresa, mis hermanos también están ahí.-¿A qué se debe tanto suspenso?-comento confundida.-Siéntate.- Comenta mi padre en élfico.Hago lo que me pide.-¿Qué pasa?-pregunto.-Me han platicado de que otro maestro tuyo se ha ido...-Dice exasperado de tantas veces que ha pasado.- ¿Qué tienes que decir al respecto?-Que él se fue por mal maestro...-digo bromeando, pero dejo de sonreír al ver a mi padre tan serio.-¡Suficiente!.-Les dice a mis hermanos.- ¡No voy a traer a otro pobre maestro para que soporte a esta niña!-Luego me mira.- ¿No puedes aprender de tu hermana Arwen?Golpe duro para mí, siempre me han comparado con mi hermana... Todos la prefieren a ella. Aunque bueno... yo no ayudo mucho.


Todos llevan el cabello largo, ya que simboliza a la fuerza de un elfo.

Como se darán cuenta, los elfos son realmente narcisistas. Y yo, como quiero llevar la contraria... No...no me corté el cabello, o mi padre no me lo hubiera perdonado, pero sí siempre lo llevo recogido en un chongo. Haciendo que todos me miren como si fuera el mismo Sauron. -¡Pero padre...!-intento contradecir lo que dijo pero me interrumpió.-¡Háblame en élfico, deja de ser una inmadura!-me grita mi padre.-¡No lo haré!-le grito enojada.- ¡No quiero ser como ustedes!-¡Pues lo lamento, porque eres una de nosotros!-me grita ahora en el idioma del hombre.-¿Cuál es tu problema?-No creo que quieras que te diga cual es mi problema...-le digo.- o terminaremos mal.-Ya estamos mal...-me dice. Arwen toma del hombro a mi padre como la niña buena que es. Pongo los ojos en blanco.-Padre, no seas tan dura con ella.-le dice Arwen.Mi padre se queda en silencio y luego se gira hacia mis hermanos.-Espérenme afuera. Hablaré con su hermana a solas.-dice. Un escalofrío recorre mi espalda. Esto no es bueno.Mis hermanos gemelos me toman del hombro y salen del despacho, Arwen me da una mirada de pena y también sale, cerrando la puerta detrás de ella.Odio cuando sienten pena por mí.-Dime, Aleissa... ¿Por qué odias tanto a los elfos?-me dice mi padre con voz dura. Aprieto mi mandíbula, estoy muy tensa. -¿Quieres saber por qué?-le digo. Mi padre me mira cauteloso, está esperando mi reacción para pelear. - Te diré porque... Los elfos... no son más que una tonta raza que se cree superior a los demás...-comienzo a decir. Puedo ver a mi padre fulminarme con la mirada con cada palabra que doy.- El resto de la gente lo único que hacen es elevarles el ego a ustedes. -comienzo a enojarme.- ¡Cuando no son mas que unos cobardes!Mi padre me mira estupefacto desde su asiento.-¡Ustedes son admirados y tienen tanto talento... pero solo lo usan para su propio beneficio!-le comento enojada...- ¿O ya se te olvidó la razón por la que los enanos nos odian? ¡Los abandonaron a su suerte cuando necesitaban de ustedes! ¿O también se te ha olvidado aquel día...?Elrond me mira con recelo.-Ya te expliqué lo que pasó...-me dice. Entonces me enfurezco más.-¡No es cierto! Me explicaste lo que querías hacerme creer...-le digo. Entonces comienzo a recordar, el incendio, los hombres peleando con el enemigo para salvarse. Mi padre me tomó del brazo y en un caballo huimos de ahí."¡Padre tenemos que regresar!" le gritaba. "El destino ya está escrito, se salvará quien se tenga que salvar".-¡Pudimos haber salvado a alguien!-le exclamo enojada. -Ellos no merecen nuestra ayuda, el hombre ha demostrado ser débil.- Ahí va de nuevo. Ego por todos lados.- No debemos perder nuestra dignidad.-¡Dignidad! ¿Cuál dignidad? ¡Los elfos son la raza con menos dignidad que hay! ¡Hemos crecido en una burbuja de cobardía cada vez mas grande! -le grito. Mi padre me mira con amenaza en sus ojos.-¡Cuidado con lo que dices, porque aún con tanto odio, sigues siendo una de nosotros!-me grita, siento una gran ofensa.-¡No! ¡No te equivoques! Yo soy un Peredhil y en cualquier momento puedo elegir ser el humano que tanto aborreces...-¡Ni lo pienses!-me grita mi padre.Nos quedamos mirando en silencio un buen rato, hasta que fue mi padre quien rompió el silencio.-No te quedaras aquí.-me dice de repente mi padre. Frunzo el ceño. ¿Qué?-¿Qué dices?-pregunto.-Serás desterrada temporalmente de Rivendell, te irás al Bosque Negro, con el rey Thranduil, para ver si con él puedes mejorar tu actitud...-me dice y me mira detenidamente.- y tu aspecto. -¿Me vas a desterrar?-le pregunto aún en estado de shock.- ¿Desterrar? ¿Así te desharás de mí?- Elrond me mira mal.-¡Sí! Yo ya no sé que hacer contigo... ojalá fueras como Arwen...-me dice. Entonces aprieto los puños.-Arwen, Arwen... ¡Arwen!-exclamo enojada.- ¡Pues entonces lamento decepcionarte! No soy Arwen, ni lo seré en mil años (Literalmente). ¡Lamento que tengas una hija imperfecta! Pero así soy yo...-comienzo a caminar hacia la puerta. Pero me detengo.- ¡Ah! Y no te preocupes... que esta misma tarde me voy de Rivendell, no necesito guía... sé llegar hasta el Bosque negro... Esta es la despedida.- salgo de ahí sin dejar que diga una palabra más y azoto la puerta.Afuera me esperan mis hermanos con una cara de sorprendidos. Son elfos, así que escucharon todo. Pongo los ojos en blanco... sé lo que viene.-Hermana... no tienes que irte...-me dice Arwen con tono suave. ¡Odio a los elfos hermosos! Ella es perfecta. Arwen da un paso hacia mi para acercarse pero yo me alejo.-No es necesario que me miren con lástima, no quiero estar aquí.-les digo. Elladan me mira con ceño fruncido, pero Elrohir me sonríe.- Ustedes son los hijos perfectos, que él siempre quiso, si siguen así se olvidará que tiene una hija en el Bosque negro.-les digo. Los tres me siguen mirando con lástima. Más por el comentario que hice.- Los veré después.No soporto más y camino hacia mi habitación. ¿Desterrada? ¿Enserio? Bien... que haga lo que quiera, no cambiaré mi opinión sobre los elfos ni aunque me enviara a Mordor.Para la tarde, tengo mis cosas arregladas en una mochila. Llevo comida y ropa necesaria. No quiero que me vayan a despedir, así que me fui antes de lo que todos pensaban que me iría. Caminé hacia los establos para encontrarme con mi bella Lluvia. La llamé así porque nació en un día lluvioso. Sin embargo no está sola.-¿Qué haces aquí Elrohir?-le pregunto confusa. El sonríe y se acerca a mí.-Soy tu hermano, ¿En verdad crees que me creí lo de la despedida? Nunca te ha gustado que la gente te vaya a despedir...-me dice risueño. Yo le sonrío, pero mi sonrisa no llega a mis ojos. Elrohir se da cuenta.- Aleissa...-me dice.- Puedes contar conmigo para lo que sea...Esas palabras llegan muy en el fondo de mi corazón. Sé que es verdad.-Te quiero, hermano.-le digo y le abrazo. Elrohir me corresponde el abrazo.-Cuídate.-me dice. Nos separamos para que pueda partir sin que nadie me vea... Elrohir me ayuda a subir al caballo y me da una última sonrisa. Entonces Lluvia comienza a trotar directo hacia el Bosque negro.El viaje dura cerca de dos o tres días... pero llego. Los guardias ya me esperaban, así que me saludaron con una inclinación de cabeza. El bosque negro es muy diferente a Rivendell, por lo que veo los vestuarios femeninos son muy diferentes, y más descubiertos que en Rivendell. Por otro lado, veo que no saben que yo odio a los elfos, así que me sonríen amigablemente, aún cuando llevo el cabello recogido.Un guardia se ofrece para ayudarme a bajar del caballo. Lo rechazo y me bajo sola. -Bienvenida, Princesa Alei...-Evana... para ustedes.- corrijo. El guardia me mira sorprendido.-Princesa Evana... Bienvenida.-hace una reverencia. Solo hago una mueca y una inclinación de cabeza.-¿Y el rey?-pregunto. El guardia vuelve a su compostura.-Ha salido, me dijo que le pidiera mil disculpas.-dice.- Mientras puede ir a su habitación a descansar.Observo a mi alrededor, muchos elfos me miran. Giro mi cabeza hacia el guardia.-Gracias, pero prefiero pasear.-le digo. De nuevo me mira sorprendido.-C..claro. ¿Necesita un guía?-me pregunta. ¿Es que todos los guardias se ponen nerviosos conmigo?-No, estoy bien.-digo y comienzo a caminar a cualquier rumbo con mi bolsa en mano. Paso por jardines hermosos, con diferentes tipos de flores, hasta llegar a un vericueto con un árbol. Me acerco y puedo observar la vista, una hermosa cascada azul- verde cae desde el lado opuesto. Maravillada por la vista, me siento debajo del árbol a descansar un poco.Realmente no creo que sea tan malo estar aquí. Los elfos respetan mi privacidad, no hay gente que me obligue a hacer cosas... y este lugar me encanta.Pasan horas desde que estoy ahí, saqué un libro de mi bolsa para perder el tiempo. Al poco rato dejo de leer y me incorporo, hasta que...Demasiado tarde lo veo venir, giro rápidamente para enfrentarme pero alguien me toma de las muñecas.Un elfo, con cabello dorado y largo, está frente a mí, mirándome risueño. Me alejo de golpe.-¿Quién eres?.-pregunto de mala gana.-No te escuché venir hasta el último momento.-Eso es porque soy el mejor.-dice con esa aura de ego que odio en los elfos.-¿Qué quieres?-pregunto. El chico me sonríe, parece que se está divirtiendo.-Mi padre quiere verte, acaba de llegar.-me dice. Yo lo fulmino con la mirada.-De acuerdo.- digo. Guardo mis cosas en mi bolsa, y camino rápidamente con la esperanza de que lo deje atrás. Mala suerte.-Soy Legolas, significa "Hoja verde", hijo de Thranduil, el rey del Bosque negro.-me dice. -De acuerdo.-es lo único que respondo. Legolas se ríe. Me toma de una muñeca para detenerme. ¿Quién se cree que es? Me ha tocado de dos veces en un día.-¿Me dirás tu nombre?-me pregunta. Logro observar sus ojos color azul claro que me estudian detenidamente. De repente me da un vuelco en el corazón. Pero logro disimularlo, y frunzo el ceño.-Soy Evana, para ti, mis amigos y familia me llaman de otra manera.-le digo. Legolas se ríe.-Y dime ¿Son muchos los amigos que tienen el honor de llamarte por tu nombre?-me pregunta. Yo sonrío maliciosa.-Exactamente ninguno. Así que confórmate con Evana.-le digo y me suelto para caminar al despacho del rey del Bosque negro. Una vez dentro me ofrece sentarme.-Bienvenida Aleissa.-me dice. Hago una mueca.-Evana, por favor.-le digo. Thranduil sonríe.-Claro, tu padre me explicó ese capricho, lo respetaré...-me dice. Pongo los ojos en blanco al mencionar a mi padre.-¿En verdad me quiere aquí?-le pregunto. El sonríe.-Será un honor para nosotros... ya verás que dentro de poco te sentirás como en casa.-me dice con mucho optimismo. -Ya lo veremos...

Como una estrella inalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora