Capítulo 5: Corazon confuso.

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—¡Alejate de él maldita perra!— Aquél grito hizo a Marinette despertar, y alguien la tiró de la silla, golpeándose contra la mesa junto a ella.

Al abrir los ojos, se sorprendió al ver a Chloé roja de furia junto con su padre y el señor Agreste.

—¡¿Tú que mierda haces aquí?! ¡Largo! ¡No te quiero cerca de mi novio! ¡Estupida cerda! ¡Zorra!—

Marinette no se inmutó, y retó a Chloé con la mirada.

—Yo también tengo derecho de venir a verlo, somos amigos. —

—No, no tienes el derecho. Eres una pobre panadera que anda tras Adrien como perro faldero. Puedes engañar a todos, pero a mi no. ¡Piensas que todo el mundo te quiere, pero en realidad todos te odian!—

Esa fue como una estaca directo al corazón, pero lo siguiente que dijo la rubio, fue como si la hubiera dejado caer al abismo.

—Él ya es feliz con alguien más, y no se va a detener sólo porque tú estás hecha pedazos. —

La peliazul se levantó, y se fue corriendo, mientras la rubia sonreía triunfal.

Tikki gruñó y estuvo a punto de volar hacia Chloé y golpearle esa pequeña nariz que tenía, pero fue detenida por Plagg.

—¡Pero...!—

—Tikki, luego tendrás tiempo para patearle el gran culo de plástico que tiene, pero por ahora, quieta.—

Tikki bufo, pero decidió hacerle caso a Plagg y volvió a esconderse entre las flores, bufando en voz baja.

—Yo quiero a todos, pero a ella la odio.—

—Creeme, se como te sientes. — Murmuró el kwami negro. —

[…]

Con paso ligero y superficial, Marinette iba por las calles de París, como aquellas personas que no desean dejar siquiera la más mínima huella.

Se sentía triste, desolada. Las palabras de Chloé se habían grabado a fuego en su cabeza

“Él ya es feliz con alguien más, y no se va a detener sólo porque tú estás hecha pedazos.”

Quería llorar, gritar, golpear algo. Pero la idea de volver a ser controlada por Hawk Moth asaltó su mente, y empezó a repetirse a si misma:

“No caigas, no caigas, no caigas.”

Su móvil no paraba de sonar, pero no se molesto en contestar. No quería hablar con nadie, ni siquiera con Alya.

Sin siquiera se dio cuenta cuando llegó al parque. Se sentó en la fuente. Recordaba con claridad a Adrien tomándose fotos cuando Tormentosa atacó. Ese día la había saludado ¡que feliz se había sentido!, en ese momento no tenía ni la más remota idea de lo que el destino le tenía preparado.

Miró su reflejo en el agua. Su cabello un poco despeinado, en un moño alto, su rostro pálido y demacrado, hasta sus pecas habían palidecido. No se veía como aquella Marinette alegre que había sido varios días atrás.

Que ganas tenía de ver a Adrien despierto, de abrazarlo, de cogerle la mano, de ver aquella sonrisa nerviosa que él ponía cuando estaba avergonzado, de que sus ojos la miraran y ver sus labios pronunciar su nombre; de ver a Chat Noir, aquél gato idiota, rascarle la cabeza, juguetear con su cabello, decirle que era un idiota.

Ella espantó las lágrimas con algunos parpadeo, no iba a volver a llorar.

—¿Marinette?—

—Oh..  Vaya, hola Nathaniel, ¿qué haces aquí? —

Cendrillon [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora