Woo Hyun no había mentido al decir que les esperaban muchas noches de desvelos. Y Sung Kyu no hacía sino lamentarse de la razón que su ahora novio tenía. Las noches de dormir plácidamente se habían terminado tanto para Sung Kyu como para Woo Hyun.
Hyun Jae había resultado poseer unos pulmones tan fuertes que su capacidad vocal abarcaba más de lo que cualquiera habría esperado. Dong Woo estaba convencido de que esa pequeña sería cantante cuando fuese mayor, tal vez una muy popular Idol.
Fueron los meses más largos y pesados en la vida de Sung Kyu, superando incluso el tiempo del embarazo. Kim amaba a su hija, pero la falta de sueño y descanso le estaban cobrando factura. Claro que no iba a negar toda la ayuda que había recibido de los Nam, sus nuevas cuñadas le habían dado tips, pero ellas tenían a sus propios hijos que atender, la señora Nam no podía ayudarle mucho tampoco. A veces Sung Jong cuidaba de la beba un rato, pero el menor tenía sus propias obligaciones en el restaurante. Y Woo Hyun ya hacía mucho despertándose en las madrugadas para darle el biberón y un par de horas después marcharse a trabajar a la notaria.
Fueron meses difíciles, pero al final ambos lograron hacerse con una rutina y las cosas fueron considerablemente más fáciles.
En cuanto al desarrollo de Hyun Jae todo iba muy bien. Min Ho les había confesado sus inquietudes sobre su salud, teniendo en consideración la forma poco común en que había sido concebida, pero la niña crecía fuerte y saludable. Tan hermosa y perfecta a los ojos de sus dos padres, sus tíos y sus abuelos. Porque los padres de Sung Kyu habían ido a verle, sugiriéndole que se marchase con ellos, a lo cual Sung Kyu se había negado. Era muy feliz en casa de los Nam, con su bebé y con Woo Hyun. No aspiraba ya a nada más.
Casi siete meses después del nacimiento de Hyun Jae, Woo Hyun le propuso salir en una cita. Una primera cita. Sung Kyu se habría negado a aquello unos meses atrás, pero habían llegado a un punto en el que Hyun Jae ya no lloraba por cualquier cosa y podía estar tranquilamente en los brazos de cualquiera, no necesariamente en los de Sung Kyu. O en los de Woo Hyun.
—No tardaremos, ¿cierto?
Preguntó Kim, pese a todo.
—Sólo un par de horas.
Pero la sonrisa traviesa del joven rubio le hizo entender que si él lo deseaba aquello podía postergarse más de un par de horas.
Le pidieron a Myung Soo y Sung Jong que cuidarán de la beba durante esas horas. Woo Hyun había comentado que eso les serviría a ambos de practica por si decidían casarse y adoptar un bebé en un futuro. Y fue ese el momento en que Sung Kyu descubrió que los dos menores estaban sentimentalmente liados. Sí, después de más de un año de vivir con los Nam apenas lo estaba descubriendo, pero esos dos eran muy discretos. Sung Kyu tuvo mucho cuidado de no hacérselo saber a Woo Hyun, sabía que el rubio se burlaría.
Se marcharon poco después de las seis. A esas alturas Sung Kyu se sentía entusiasmado. Era cierto que él y Woo Hyun solían salir a pasear con Hyun Jae, como la familia que eran, pero en esos siete meses de relación no habían hecho absolutamente nada como la pareja que eran.
—¿A dónde vamos?
Quiso saber Sung Kyu una vez estuvieron arriba del auto de Nam.
—Pensé en hacer algo tranquilo para nuestra primera cita —respondió Woo Hyun, acariciando su mejilla con suavidad —dejaremos las emociones fuertes para después.
Kim no supo si debía sentirse feliz o triste por aquello.
Fueron a un lugar sencillo, un restaurante-bar con karaoke y pista de baile. Sung Kyu no recordaba haber ido antes a un sitio así. Claro que una vez que estuvieron dentro Sung Kyu pudo decir que él y Woo Hyun diferían en lo que significaba "tranquilo".
Pero aún con la música fuerte y el par de tragos que bebió el joven doncel se la estaba pasando realmente bien. No iba a negarlo. Y no era especialmente por el sitio, sino por él. Nam Woo Hyun, el hermoso ángel dorado que había aparecido para salvarles a él y a Hyun Jae. A veces Sung Kyu se preguntaba que habría sido de ellos sin él.
Woo Hyun hablaba casi a gritos de forma interminable como siempre y aunque a su pareja le gustaba oírle divagar en aquellos momentos dejó de escucharle, perdiéndose en la imagen del rubio, en sus ojos, en su atractivo rostro, en su perfecta nariz, en sus gruesos y apetitosos labios, en la suave curva de su cuello, en sus sexys y expuestas clavículas. Y Sung Kyu se vio deseándolo con ansias. Jamás había sentido por nadie lo que sentía por Woo Hyun.
—¿Sung Kyu?
La voz dulce y la cabeza ladeada de Nam lo hicieron parpadear, dejando de lado sus deseos impuros.
¿Le había dicho algo?
—¿Ah?
—Te decía si querías bailar.
Sung Kyu miró la pista de baile, llena de cuerpos sudorosos y gente bailando muy junta y de forma extraña.
—No lo hago muy bien.
Confesó el chico de ojos pequeños, bajando la mirada con vergüenza.
—¿Y qué? Sólo es para divertirnos.
Y Woo Hyun tomó a Sung Kyu de la mano, tirando de él hacia la pista de baile. Sung Kyu pensó en el hecho de que ambos fueran chicos, pero esto no parecía molestar al rubio en lo absoluto.
Woo Hyun rodeó la cintura de Sung Kyu con un brazo mientras que con el otro tomaba la mano del doncel.
—¿Estamos bailando un vals o qué?
Bufó Kim, avergonzado en cierta forma.
—Imagina que sí.
Susurró Woo Hyun a su oído de forma lenta y pausada, capaz de estremecerlo de pies a cabeza.
Sung Kyu se mordió el labio inferior y asintió, dejando una mano sobre el hombro de su novio. Estuvieron bailando de forma suave, apartándose tanto como podían del resto de la gente. Mirándose a los ojos, perdidos uno en la mirada del otro y viceversa. Y Kim comprobó una vez más que nunca había sentido eso por nadie.
—Sung Kyu...
Empezó Nam, pero el otro joven le interrumpió con impaciencia:
—Te amo, Woo Hyun.
Y se apoderó de sus labios, rodeando el cuello del chico de cabello dorado. Woo Hyun no tardó en responder aquello, atrayéndolo más hacia él.
—Kyu...
—¿Mmm?
Las manos de Nam se posaron en el borde del pantalón, a pocos centímetros de rozar sus nalgas.
—¿Quieres...?
—¿Tener sexo? Sí. Si quiero.
Pero Woo Hyun empezó a reír por respuesta, tirando más de Kyu para hablarle por encima del ruido de la música.
—La verdad es que iba a preguntarte si querías casarte conmigo, pero esa idea también es genial.
—Yo... yo...
—Vayamos a otro sitio, mi amor.
Woo Hyun pagó la cuenta y se llevó a su avergonzado novio del sitio, sin dejar de abrazarlo y besarlo mientras llegaban al auto.
—¿A dónde vamos?
—A dónde tú quieras.
Kim se lo pensó un momento.
—A casa no... todavía.
Woo Hyun sonrió, inclinándose hacia él para robarle otro beso antes de dirigirse a la zona de hoteles.
Sung Kyu comenzó a sentirse ansioso y excitado. No iba a negar lo mucho que deseaba a Woo Hyun después de tantos meses, pero tampoco podía sacarse de la cabeza la última vez que había tenido sexo. Con Ho Won, lo brusco que este podía llegar a ser.
Pero con Woo Hyun todo fue tan diferente... Desde el momento mismo que estuvieron en la habitación, cuando Woo Hyun se dedicó a besar su rostro sin prisas, acariciándole como si pretendiera aprenderse cada parte de él. Desnudándole con la misma ternura y dulzura con la que comenzó a susurrarle cuanto le gustaba, cuanto lo quería y cuanto lo amaba.
Y Sung Kyu sólo podía asentir, sintiendo cada roce, cada beso y cada palabra como una probada de lo que era el paraíso.
Woo Hyun lo preparó con suavidad, tomándose su tiempo, aún si Kim se moría de ganas de gritarle que lo penetrase de una vez.
El rubio se aseguró de usar preservativo, besando a Sung Kyu en la mejilla con infinita ternura.
—Algún día le daremos un hermanito a Hyun Jae, pero por ahora...
Sung Kyu asintió, mordiéndose los labios mientras Nam comenzaba a penetrarlo, abriéndose camino lentamente en su ano, en aquellas paredes estrechas.
No pasó mucho antes de que Woo Hyun acelerara sus embestidas, llevando a Sung Kyu directo al éxtasis.
—Sí.
Gritó al sentir a Nam golpear directo a su próstata con su miembro, enloqueciendole aún más.
—¿Si qué?
—Si me casaré contigo.
Woo Hyun sonrió, besándolo con pasión, sin dejar de lado sus penetraciones.
—Y se llama Hyun Jae por ti.
Añadió Sung Kyu entre sus gemidos.
—Lo sé —jadeó Woo Hyun —tu madre me dijo que tu abuela no se llamaba Hyun.
Sung Kyu no pudo replicar nada ante esto. Había llegado al final, eyaculando en los estómagos de ambos mientras que Woo Hyun lo hacia en el condón, aun dentro de él.
Kim se acurrucó en sus brazos una vez hubieron terminado, aspirando su aroma, sonriendo satisfecho.
—Sung Kyu, debemos volver a casa.
Le susurró su futuro esposo.
—Sólo un ratito más.
Replicó, no tardando en sentir los brazos del rubio en torno a él, rodeando su espalda.
—Te amo, Hyunnie.
Y cerró los ojos.
—También te amo, Sung Kyu.
Tenían que volver a casa, con su hija. Y eso le hizo sonreír, pensando en los otros hijos que pudieran tener. Porque ahora eran una familia. Una familia de verdad.FIN.
Ciudad de México.
Martes 22 de Marzo de 2016.
