Prunus

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Z a c h

Habían pasado ya 2 semanas desde el funeral de Fletcher, Zach trataba de visitar a Megan como podía, y entre los dos a la madre de Fletcher.

Esa tarde Zach saliendo del colegio se dirigió a casa de los Williams, encontró la casa un poco diferente, se dispuso a tocar la puerta, pero estaba abierta.

Estaba vacía, solo quedaban algunas cosas pero insignificantes, —¿Señora Williams?—, caminó entre las habitaciones buscando creyendo que de un asalto se trataba, subió y la puerta de la habitación de Fletcher estaba entre abierta, recordaba que desde que había sucedido esa puerta no se abrió solo por su madre, así que entró con cuidado.

—¿Señora Williams? ¿Se encuentra bien?—, asomó la cabeza —No está—, se dio cuenta que la habitación estaba totalmente vacía y Megan miraba por la ventana, —¿Megan? ¿Y la señora Williams?—, Megan le extendió una hoja, —¿Qué es esto?—, Megan tomó sus cosas y se disponía a abandonar la casa, —léelo—, se dio cuenta que era una carta dirigida a ambos, —¿Cómo qué se fue? ¿A dónde?—, Megan se detuvo en la puerta, —Supongo que a iniciar de nuevo, lejos de tantos recuerdos—, Zach la miró, —¿Por qué?—, Megan comenzó a llorar —¡Era su hijo el que murió! ¡ERA SU HIJO! ERA... ¿POR QUÉ?—, Zach caminó hacía ella pero lo dejó, —Megan, espera... no quise, detente—, Trataba de correr, —Déjame en paz Abels, no quiero volver a verte, aléjate de mi, no vuelvas a buscarme—, Zach intentó acercarse, creyendo que de una rabieta se trataba, —Megan, yo..—, lo empujó, —En serio Abels, sé que Fletcher te pidió algo, olvídalo, finge que nunca te lo pidió, que yo no existo, lo quiero a él, no a ti—, Zach aparentaba indiferencia, cuando había recibido un golpe en el corazón, —Meg...—, Megan abandonó la casa, —Déjame en paz—, Sintió el vació físico e interno, ya no había amistad, ya no había nada, salió del bien y caminó del lado contrario a Megan.

—Fletcher, sé que deseabas que Megan y yo intentemos depender el uno del otro, no debo ser yo quién tome tu lugar, tú debes estar aquí, por ti abandoné a mis amigos, ahora ellos ya no están, sino te hubiera conocido, nada de esto estuviera pasando, me siento con un gran peso, ¡te odio! vuelve... Haz hecho que caiga en este vacío, me haz hecho acostumbrarme a una sonrisa, a una mirada, a una voz, a su cabello, su sentido del humor, haz logrado que me enamore de ella—.



METAMORFOSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora