×Cuatro×

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Hugo

—Entonces, ¿qué vas a hacer?

—No sé tío, quiero seguir con ella, la quiero, pero lo hemos intentado tantas veces que esta situación me parece hasta normal. Pero me estoy cansando y quiero creerla. Ayer, cuando me enteré que quedó con ese chico, la hablé, preguntándole qué tal y haber qué hacía, ya sabes, lo normal, y ella lo confesó, así que si resultase otra de sus infidelidades de autodestrucción, no me lo habría contado, pero ahora cambia también el hecho de que esté yo aquí, tan lejos de ella y no sé qué pensar tío.

—Tú no sé, pero yo conozco a una chica que está interesada en conocerte.

En cuanto pronuncia esas palabras, me quedo mirando la pantalla del móvil para asegurarme de que en realidad estoy hablando con mi buen amigo Jorge, ese que siempre ha apoyado hasta el máximo mi relación con Ignïs. ¿En serio que está insinuando lo que creo que está insinuando? 

—Tío, ¿qué coño te has fumao? Tú, el ángel de nuestra relación, ¿quiere presentarme a una chica?

-Bueno, querido amigo, sinceramente creo que, lleváis una relación un tanto suicida, tanto pa' ti como pa' ella. Un pequeño cambio no os vendría mal.

—¿Y quién es esa tía?

—Sofía Villaverde.

—¿Qué coño dices, tú hermana?

—Nada más, ni nada menos.

—No sé... Es maja chica y tal, me cae muy bien. Pero sabes que si Ignïs se entera de esto, nos corta los huevos, ¿verdad?

—Tú piénsatelo, ¿vale?

Tras un par de comentarios más, y de hablar sobre cosas triviales, cuelgo y caigo rendido a la cama. Aquí ya son casi la una de la mañana.

Así qué Sofía, ¿eh? Joder, Ignïs y Sofía son como el cielo y el infierno. Tan diferentes... Amo a Ignïs, pero nos hemos hecho tanto daño mutuamente a lo largo de nuestra relación que ha durado cinco años...

Tenía pensado en llamarla mañana para avisarle que pasaría las últimas dos semanas de las vacaciones de verano con ella en la hermosa ciudad de San Sebastián. Enciendo el ordenador para comprar el billete de ida y vuelta. Me viene a la cabeza Sofía, con su dulce sonrisa, su cabello dorado y ojos miel y para cuando me doy cuenta, he cogido un billete a París, donde están ahora mi buen amigo Jorge con su novia, y ella.

Y el billete solo es de ida.

Esta noche sueño con una niña de cabellos rojizos llorando bajo la nieve.


EL ÚLTIMO VALSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora