Un comienzo inesperado

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Para que entrar en detalles si mi vida fue exactamente igual durante años, mi cabello  dejo de crecer cuando llegó por debajo de mi cadera, rozando mis nalgas, justo a esa altura, pero nada de que se dejara cortar. Ya de ahí todo igual, cuando había eventos donde mis padres tenían que ir, siempre decían que estaba enferma para asistir y me dejaban en casa. Nunca fui a cualquier evento de la escuela, jamás participe en ninguna obra ni fui representante de nada. Me quedaba callada, como invisible, nadie me veía y yo no veía a nadie, pasaba mis días enteros leyendo, lo que me viniera, fuesen libros, revistas, historietas, cómics, mangas y tanta cosa que pudiera leer. Era lo único que hacía. Total que así fue hasta que cumplí 16 años, mi vida cambió por completo al entrar a la preparatoria.

Estaba ya preparada para continuar con mi vida cotidiana, estaba sentada en la última fila junto a la ventana, tenía un manga actualizado de One Piece y en mi celular 3 fanfics Yaoi que había descargado justo para comenzar clases cuando ella llegó. Nunca olvidaré el día que la conocí, ella fue la línea que cambio por completo mi universo y me llevó a creer que en realidad, todas las personas nacemos destinadas a conocer a alguien que cambie nuestra vida para siempre.

La conocí de la manera más rara. Escuche un grito de sorpresa, levante la vista y una chica de cabello negro y lacio, a la altura de los hombros, se veía bastante llamativa con su tez clara, ojos color verdes jade con una sonrisa toda boba apuntándome con el dedo índice. Me parecía como a un puma negro. Vestía demasiado rebelde pese a ocupar el uniforme, llevaba una chaqueta sobre el suéter y calcetas negras con botas cortas de cuero negro. Total falta al reglamento escolar.

-¡Que cabello!-me gritó pese a estar al otro lado del salón y corrió hasta estar frente a mi. -¿Dónde te lo has pintado así? ¡Se ve tan genial! Mis padres no me dejarían pintarlo, que envidia.

-Aléjate de mi -le conteste cansada, más interesada en seguir leyendo que seguir oyendo lo que posiblemente terminaría en burla hacía mi.

-¿Pero bueno a ti qué te pasa? -contestó enojada, en eso llegó una chica que me había acompañado amargamente toda mi vida escolar, se había encargado de hacerme la más miserable, incluso parecía la meta de su vida. -Tu debes ser la chica que fue transferida a ultimo momento ¿verdad? Te recomiendo que no te acerques mucho a ella, esta enferma y te puede contagiar ¿sabes? Su enfermedad no tiene cura y ella sigue asistiendo a clases con el solo objetivo de joder a su clase. -dijo entre risas la muy maldita

Ella volteo a verme con curiosidad y luego regresó la vista a la chica -pues yo no la veo enferma- dijo así sin más.

No pude evitar verla directamente con completa cara de sorpresa. Por primera vez en mi vida alguien me trataba como si no hubiera nada raro en mi, que estaban locas ellas solo por decirlo, al menos así me sentí.

-¿Pues por qué crees que tiene el cabello rosa?. Está mal hecha, ni en su casa la quieren, por favor como si no fuera obvio

-Pues para mí no está enferma y aún así ¿cómo podría contagiar el cabello? Por el amor de dios. Suenas estúpida nada mas diciéndolo.

Se oyeron unas risas de atrás, ya para entonces se había formado la tan normal bolita de chismosos que disfrutan de joder a los demás.

-Bueno, pues seguro se llevan bien, malditas locas las dos. -En eso y por sorpresa de todos la chica que me estaba defendiendo tomo del cuello a la otra en cosa de un segundo apretándola tan fuerte que hasta yo lo note y le dijo -vuélveme a llamar loca y créeme que te muestro que tan desquiciada estoy. Y que la suelta, aja, fue épico, todos se largaron y la dejaron a la chica toda aturdida frente a mi aún.

Y como si no acabará de medio ahorcar a una persona se voltea como si nada y me sonríe-Ah todo esto ya hemos platicado un rato y aún no se tu nombre, soy Hanna y me acabo de mudar, pero sin nada interesante de eso. -Termino de hablar con una sonrisa de oreja a oreja, se puso en cuclillas recargada de mi pupitre.

Hielo. Eso sentí, hielo. En mi vida nada nunca pasaba, yo era invisible. Y ahora estaba frente a una chica que por primera vez no me hablaba como enferma. Por primera vez alguien me defendía. Por primera vez alguien me pedía mi nombre.
Puede que para muchos eso no signifique nada pero en mis 16 años nunca nadie me pidió mi nombre. Jamás. Ni una sola y maldita vez.

Me falto decirte que después de tantos años acostumbrada a el odio sin sentido, decidí dejar de llorar, mostrar sentimientos, mostrar lo que dolía sus tratos, y así fue, años y años de indiferencia ante ataques y burlas, y ahí estaba, sentada viendo a esa chica, Hanna, con los ojos como omóplatos llorando a lágrima viva y tendida, pero eso sí, sin mover mi expresión.

-Hey, que te pasa ¿y ahora tú por qué lloras? Si es por la chica loca yo tomaré la responsabilidad de todo así que tranquila ¿de acuerdo?

-Pe-perdón-atine a decir mientras con las mangas del suéter me limpiaba las lágrimas-yo... Me llamo Aileen.

-Un gusto Aileen-volteo a ver a la clase que ya estaba ocupada en cada quien sus respectivas bolitas sociales -vida dura ¿verdad?

Sonreí como si todo lo que me había pasado hasta entonces fuera cosa de nada -verdad. -fue todo lo que conteste.

En mi otra vida (Romance/Ciencia ficción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora