Capitulo 3

108 14 0
                                    

Los días pasaron rápido y el frío en noviembre cada vez se sentía más, no tenía noticias de Matthew desde la vez que me dejo en la puerta de mi edificio, una parte de mi pensó que él había cambiado pero seguía siendo ese niño guapo que no sabe lo que quiere y la otra parte de mi se sintió decepcionada pero no de él, sino conmigo misma por pensar que él era diferente.

El lunes se habían filtrado unas fotos de nosotros caminando por Time Square con una nota que decía que estábamos juntos y todas esas estupideces baratas. Estuve a punto de llamarlo cuando leí el articulo pero me di cuenta que no tenía su número y tampoco tenía sentido llamarlo, que iba a decirle "Hola Matthew llamaba para decirte que salimos en un artículo juntos y me molesta que todo el mundo crea estamos enamorados y felices" si algo demasiado prejuicioso. Igual si él quisiera comunicarse conmigo lo hubiera hecho. Si a alguien le importas, te busca, si no le importas te desecha.

Matthew Wainwright me había desechado como basura. Qué bueno que no lo bese, sentía que si lo hacía, no iba a parar nunca. Eso me aterra.

Entre al apartamento lista para un baño de burbujas con agua bien caliente y después un té ingles.

— Como te fue en tu examen Hayley. — Me sobresalte al escucharla, ¿qué hace aquí? ¿cómo entro?.

— Elena? — Pregunté asustada. ¿Qué hacia Elena Wainwright en mi sala de estar? Estaba en mi sofá con un vaso de whisky en la mano.

— Pensé que ya no bebías. — Dijo levantándose mirando todo a su alrededor, me sentía cohibida, esta mujer es demasiado intimidante, igual que su hijo.

— Qué estás haciendo en mi casa Elena? — pregunté sin rodeos.

— Qué estás haciendo con mi hijo? — Respondió a mi pregunta, preguntando.

—Tu hijo me trajo hasta mi edificio luego de la fiesta de mis abuelos, el sábado fuimos al cine y después a cenar. Nada mas paso. Desde ese día no sé nada de él. — Dije enojada, por qué estoy enojada?

— Pareces mas frustrada que otra cosa, no tienes ningún derecho sobre el Hayley. O si? — Preguntó enarcando una ceja.

— Nunca nos besamos. Y deja de evadir mis preguntas, ¿qué haces aquí?

— Quiero saber si sigues enamorada de él. — ¡¿Qué?! Como se le ocurre venir a esta señora a mi casa a preguntarme tremenda cosa. Si hay alguien sabe lo miserable que es mi vida es ella, estoy tan molesta. — Veo que tu silencio me responde.

— No estoy enamorada de Matthew, Elena y si así lo fuera no sería correspondido. No me llamo después del sábado, no te importo, nunca lo hice.

— Pensé que eras mas lista que eso.

— Es difícil entenderte cuando me hablas así.

— Matthew y tu no nacieron para estar separados, pero tampoco para estar juntos. Dicho eso, se levanto y se fue, quede estática en mi lugar intentado procesar todo lo que había sucedido. Ahora necesitaba ese baño de burbujas con más razón. Fui hasta la habitación dirigiéndome al baño, encendí el agua para llenar la bañera y le eche sales y otros tipos de productos relajantes. Mañana entraba a las dos al hospital y al mediodía tenía un almuerzo con los chicos para hablar sobre el viaje a Miami.

Lo peor es que es fin de semana coincida con mi cumpleaños, un día después que el de Matthew, viernes el suyo sábado el mío. Hasta en eso estaba el imbécil. De nuevo la tortura "Matthew no te importa" apareció en mi cabeza, seguido con lo que me había dicho su madre, no sé porque pero por alguna extraña razón sabía que mi madre tenía algo que ver. Rachel Adams ex esposa de George Baker un increíble millonario dueño de hoteles internacionales, papá había manejado el negocio familiar desde pequeño en una entreviste conoció a mamá ya que ella conduce una de los programas más importantes de chimentos, fue amor a primera vista, se casaron y nací y crecí e hice cosas malas que no tenía que hacer y creo que eso destruyo su matrimonio. Siempre me sentí culpable por el divorcio de mis padres, mañana tendría que hablar con mamá acerca de lo que había dicho Elena, ellas fueron grandes amigas desde pequeñas, algo tenía que saber. Termine mi baño relajante aunque no tan relajante teniendo las yemas de mis dedos arrugadas y fui hasta mi habitación para buscar mi pijama que era un conjunto blanco de short y camiseta de seda italiana, del cual estaba completamente enamorada.

Nuevo DíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora