Capitulo 5

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Un horrible pitido resonó por la habitación, la espantosa alarma.

Eran las 05:00 am y entraba al hospital en una hora hasta las 06:00 pm. Doce horas seguidas, estaría muy ocupada. Pediría más horas pero tenía mi cita por Matthew ante el recuerdo mi cuerpo se estremeció y el beso.

Esos labios me volvían loca, si con un beso me tenia así no imagino cuando. No, paré de hacerme la cabeza porque o si no iba a poner en riego mi paz mental. Estaba todo bien, yo estaba bien porque tuvo que llegar él y descontrolarlo. Mi mundo giraba en torno a su cuerpo, sus movimientos, sus palabras, todo.

No podía dejar que me siguiera afectando, me tenía que controlar y seguir con mi vida. Tenía que soltarlo y no seguir amarrada a algo que no existe. Pero ese beso, era todo lo que alguna vez necesite, me hacía sentir plena, hermosa y feliz. Me sentí suya y él mío, todo nuestro. De un rápido movimiento me levante de la cama para pegarme una buena ducha por suerte tenía unos diecisiete minutos del edificio al hospital, el agua caliente relajo mi cuerpo y el vapor se metió hasta en mis poros, amaba hacerme baños de agua bien caliente, amaba el agua en sí.

Termine mi ducha caliente y me cepille los dientes y el cabello, me coloque mis cremas y perfume. Nada mejor que cuidar la piel y me fui a poner mi uniforme azul marino con mi bata blanca y unas converse negras, tomé mi maletín - bolso y salí del apartamento.

Baje por las escaleras y el vestíbulo estaba rodeado de gente. ¿Qué mierda?. Caminé hasta el mostrador de Sam pero en lugar de él había un niño.

— Conoces a Sam? — Le pregunte al pequeño.

— Sí, es mi abuelo. — Sonreí, Sam tenía un hijo.

— Por alguna extraña razón sabes por qué hay tanta gente?

— Pasa que hay un montón de periodistas afuera esperando a Hayley Baker.

No puede ser, ahora que hice. — ¿No sabes por qué? — Estoy muriendo.

— Esto. — Me mostro el periódico donde en primera plana estábamos Matthew y yo besándonos, hace cuatro años no había ningún articulo sobre y mi y en menos de dos semanas salen dos. Voy a matar a Wainwright, voy a dejarlos sin hijos, lo juro.

Le contesté un gracias al pequeño y fui corriendo hasta la salida de emergencias por suerte esta solo se encontraba en diagonal al estacionamiento al que llegué mas rápido de lo normal. Tomé varias respiraciones seguidas para recuperar el oxigeno, le saque la alarme al auto y cuando estuve a dentro pude sentirme un poco mejor. Apoye mi cabeza en el volante tomando una bocada de aire, no puede ser.

Quiero morir, fregué mi cara con mis manos y cogí rápido mi bolso para tomar mis píldoras, una dosis de Paroxetina y otra de Citalopram. ¿Por qué?

¿Por qué todo es tan difícil?, ¿por qué duele tanto?. Era un simple foto pero fue la cosa más real para mí. Estoy tan rota, tan desgastada, se que puede ser una idiotez pero no lo es, un chico como él jamás estaría con alguien como yo, ese beso no fue real. Nada lo fue. Lo peor de todo es que para mi significo más de lo que querría, me hizo sentir plena, me sentí suya y el mío, todo nuestro. Pero un hombre como él nunca podría ser mío, nunca se fijaría en alguien rota, fea y gorda, no soy suficiente para él, no soy suficiente para nadie. Encendí el auto y cogí camino hacia el hospital.

Era una mañana demasiado activa, había terminado de dar a mi segundo paciente por muerto, un niño de cuatro años de edad por cáncer, la primera fue una bebe prematura de veintisiete semanas era tan hermosa, su madre había huido del hospital al dar a luz, una alcohólica, la pequeña vivió cinco días, ayer agarro mi dedo, estaba fuerte. Las cosas son así y lastimosamente hay padres así pero nuestros hijos pagan las consecuencias de nuestros actos. La música de mi celular aviso que alguien estaba llamándome.

Nuevo DíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora