Estaba saliendo de mi examen, esté último me había costado un poco, más de lo que esperé, era seguro que iba a aprobar pero no que tendría el puntaje perfecto. Diablos. Mi cabeza no estuvo al cien por cien y no podía dejar de pensar en las botas que quedaron en el ático, tendría que llamarlo y pedirle que me devolviera mis cosas y a él yo las suyas, todavía tenia su camisa, bóxer y saco en mi casa, más bien en mi closet, dentro de una bolsa de tintorería. Por más que no tenía ganas ni fuerza de voluntad tenía que llamarlo. Todo sea por esas botas militares negras.
Sentí un leve empujen sobre mi hombro.
— Lo siento, Hayley. —Se disculpo un chico de cabello oscuro y ojos marrones. No recuerdo haberlo visto.
— No hay problema...
— Nicholas. Pero dime Nick, fuimos a la morgue hace algunos años y estamos en casi todas las clases juntos. No sueles asistir a ellas.
Que poco educado y feo. —Sí, tengo una residencia en NY, allí vivo.
— Lo sé, todo el mundo sabe quién eres.
— Okay. — Que miedo. — No vemos...
— Nick.
— Nick. — Asentí.
Salí casi corriendo de lo que quedaba de la universidad, podría pasear un rato por las calles de Boston y comprar algunas cosas para el viaje y el obsequio para Matthew. Siempre que había algún cumpleaños con los chicos teníamos la tradición que cada uno envolvía el objeto o lo que sea que iba a regalar en un papel del color favorito del cumpleañero, sin remitente por supuestos, entonces cuando el celebrado lo abría tenia que adivinar quién se lo había dado. Una costumbre algo pasada de moda pero bastante divertida. Hace años no recibo regalos que no sea mi algunos de mis familiares o Hanna ,creo que después de cinco años esto es lo mas allegado a una fiesta de cumpleaños, aunque debo admitir que estoy algo emocionada con el viaje a Miami, el frío se está acercando y no me gusta mucho el invierno, solo para leer libros y ver películas, prefiero el verano, sol, ropa cómoda y bastante adrenalina.
El centro comercial en el que me encontraba estaba bastante lleno de gente, mucha para ser un lunes y que este en horario comercial, camine por las tiendas buscando algo que me llamara la atención, había una de ropa masculina y entre. Una mujer bastante robusta se para en frente de mí, me pregunto si estaba buscando algo en el especial pero le negué contestándole que solo miraba, odio cuando quieren engatusar a un cliente para que le compre el producto pero igual ella solo hacia su trabajo. Salí de la tienda con las manos vacías, nada llamaba mi atención, fui a unas de zapatos y vi unas sandalias negras, parecían cómodas con un bolso negro con detalles color plata iban a quedar bien.
Eran las nueva y treinta de la noche cuando mi cuerpo aterrizo en la cama del hotel, estaba con mi celular en mano debatiendo si era un buen momento para llamarlo o no, por un efecto de la gravedad su nombre apareció en mi pantalla, mierda lo estaba llamando, puse el auricular en mi odio izquierdo esperando que conteste. Todo sea por las malditas botas me repetí a mí misma.
— Baker. — Una corriente eléctrica subió por todo mi cuerpo, su voz sonaba mas grave de lo normal. ¿Lo abre molestado?
— Wainwright... — Un incomodó silencio se hizo presente. — ¿Estas ocupado? — Un buen puñetazo en mi cara.
— Sí.
— Oh. — Mierda, parecía una adolescente, desde cuando mis manos sudaban por hablar con un hombre. — Pues no te voy a quitar mucho tiempo, solo quería decirte que tengo unas cosas tuyas en mi apartamento y voy a necesitar mis botas para el viaje. Quería poner un lugar y hora para dártelas y que me las des. — Fue lo más estúpido que dije en mi vida.
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Nuevo Día
General FictionLas cosas para Hayley Baker siempre fueron fáciles, tenía lo que quería y cuando lo quería. Hasta que de la nada todo se derrumba, su mundo perfecto se cae a pedazos, pero todo empeora cuando vuelve a su antigua vida, comprando por doquier, viajes e...