007: Nuevo destino.

278 29 6
                                    

Llevaba horas caminando sin ningún rumbo definido, estaba agotado y hambriento no tenía ni idea de donde podía estar ese estudio, estaba desesperado y rascaba el puente de su nariz constantemente. Sus lentes le molestaban debido a lo que hacia y en un momento de desesperación se los quitó y lanzó al suelo, arrepentido corrió hacia donde cayeron y los recogió, por el golpe que había recibido el lado izquierdo tenía una pequeña grieta pero ahora no le importaba, se sentó en un tronco pensando en todo lo que tuvo que pasar en el transcurso del día. Había abandonado al niño, se preguntaba como estaría el en ese instante.

-Soy tan egoísta, sólo pensé en mi y no en el... -susurraba tristemente, en un momento recordó lo que Stanley le había dicho antes de que el portal lo atrajera: eres un egoísta.

Soltó un suspiro de frustración al recordar, tenía razón, era un egoísta. Sólo pensó en el y su bienestar sabiendo que debía pensar en el pequeño, el sólo no podría sobrevivir en un bosque misterioso y aunque había logrado vivir sólo estos meses sin su familia no podía darse el lujo de que le sucediera algo. El aire movía las hojas de los árboles, el silencio era increíblemente hermoso en ese momento para el castaño ya que podía pensar con claridad. Inesperadamente, el aire se volvió mas denso y todo su alrededor era meneado por el mismo, el cielo había cambiado de color ya que pasó de naranja claro a un azul marino. El castaño se levantó de su asiento y daba vueltas tratando de descifrar que pasaba.

-Hola, seis dedos- una voz algo aguda se escuchó a sus espaldas, el castaño únicamente susurró un "Oh no..." y volteó a ver a aquel ser que tanto lo acosó y aterró por años.

-Bill Cipher, ¿Q-Qué haces aquí? -cuestionó con un tono de voz inseguro, el demonio solo río al escucharlo e hizo aparecer dos copias más de el mismo y rodearon al castaño.

-Bueno, bueno, bueno... Al fin te encontré, mi viejo amigo Stanford Pines -golpeó su nariz algo fuerte- ¿Creías que te librarías de mi aún escapando a otra dimensión?

-Lárgate Bill, dejame solo. Además, no puedes hacerme nada mas que molestar en el campo mental -contraatacó y comenzó a alejarse del triangulo. Este se hizo mas grande y con un chasquido prendió fuego todo el bosque, el castaño no tenía escapatoria.

-Escúchame Fordsie, tal vez no sé donde estas realmente, pero te encontraré y mis amigos me ayudaran con eso -chasqueó los dedos- ¡Chicos, vamos a divertirnos con seis dedos!

Todos los "amigos" de aquel demonio aparecieron, corrían detrás del castaño tratando de alcanzarlo pero este corría por su vida. Miraba hacia atrás y ellos cada vez se acercaban mas y mas, hasta que tropezó con un tronco cayendo al suelo mientras los demonios lo rodeaban, el castaño estaba perdido, era su fin.

El castaño se levantó de golpe con la respiración agitada, era solo una pesadilla y probablemente nada era verdad, aquel triangulo no estuvo realmente con el ni sus amigos. Se había quedado dormido en un tronco mal posicionado y eso provocó que algunas partes de su cuerpo estuvieran adoloridas. Pensó en el niño y en como debía estar, aún se sentía terrible por la decisión que había tomado. No era correcto, pero ahora debía encontrar el estudio de la araña-hombre ya que en ese lugar podrían haber respuestas para la dimensión 52. Tomó sus cosas y retornó su camino mientras se adentraba mas y mas en el bosque.

«¿Dónde estará ese estudio? Necesito respuestas...», pensaba frustrado.

Pasaron horas y el castaño aún no encontraba el estudio del tipo, se sentía cansado y no tenía donde dormir de forma segura, se maldecía a si mismo por haber abandonado al niño. Creó fuego con algunas ramitas y piedras, se sentó frente el fuego y rasco el puente de su nariz mientras se quitaba sus lentes, la pequeña grieta que le había hecho era muy notoria, no podía arreglarla ni siquiera tenía como.

-¿Debería volver con el niño? No... No se miraría mal -susurraba muy frustrado, pasaba sus manos por su cabello y mordía su labio con fuerza. Se acostó viendo hacia el cielo el cual estaba lleno de estrellas para su suerte, podía ver la Osa Mayor, siempre había sido su constelación favorita desde niño.

-Es una hermosa noche... -talló uno de sus ojos- Stanley... Ojalá estuvieras aquí... -y todo volvió a ser negro para el castaño.

«-¡Ford! ¡Ford! ¡Vamos a jugar!-gritaba una voz, esa voz era muy conocida por el castaño; era Stan.

-Ya voy, deja que termine mi tarea -respondió algo irritado, estaba pensando en como resolver el problema de matemáticas que le habían dejado. Su gemelo no quería hacer su tarea y solo pensaba en jugar.

-Vamos seis dedos, solo un rato ¿si? -suplicó haciendo pucheros a su hermano, este rodó los ojos y cerró su cuaderno ya que quería jugar con su gemelo. Podrían hacer la tarea después.

-Vale, vamos hermano -dijo y saltó de la cama para caer con su hermano haciendo que ambos rieran».

-Bueno, bueno, bueno... Que lindos recuerdos, ¿No Fordsie? -exclamó y rió de una forma maniática, el castaño ya sabía quien era, Bill.

-Bill... Hoy no, vete -dijo el castaño, ya no estaba en su casa ni en su habitación, ahora estaba en un campo mental, estaban sus diarios y muchos libros sin embargo, para su desgracia Bill seguía molestándolo. El castaño se sentía extraño, no quería que Bill siguiera como antes, lo quería lejos de el.

-Vamos seis dedos, debes divertirte un poco. ¿Acaso no te divertiste con mis amigos? -rió y se colocó a su lado, provocando que el castaño lo "golpeara" pero su puño traspaso al triangulo.

-¡Largate Bill! -gritó con todas sus fuerzas haciendo que el demonio solo riera mas y mas. El castaño apretó los dientes con mucha fuerza pero al darse cuenta de nuevo estaba en el bosque, otra ilusión o pesadilla lo había torturado. Tomó sus cosas y comenzó a caminar, estaba pensando en Bill y en como podría dejar de molestarlo en sueños e inesperadamente chocó con una rama y tropezó, cayó de cara haciendo que se lastimara la misma y rascó su cabeza. Se quejó y volteó la mirada hacia la rama y notó que era de metal, la jaló haciendo que un ruido metálico se escuchara y un árbol se movió, al hacerlo se abrió una puerta secreta, era el estudio del araña-hombre.

-Por fin... -susurró intentando contener la emoción, en ese momento había olvidado todo, a Bill, a Stanley y al pequeño.

Different Dimensions. [Stanford Pines]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora