Ready, steady, go!

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Marinette se levantó somnolienta. Ayer le había costado conciliar el sueño, y cuando al fin lo había logrado, había tenido sueños bastante agitados.

Se desperezó como pudo, y miró la hora. Sus expresivos ojos celestes se abrieron sobremanera.

-Las nueve! Oh Tikki, a estas horas ya debería estar en el colegio!

La pequeña kwami abrió un ojo desde el escritorio dónde se había quedado dormida la noche anterior.

-Marinette, ayer Chat Noir y tú estuvisteis fuera prácticamente toda la noche. No es de extrañar que te hayas quedado dormida.

La joven se arregló en tan solo unos segundos y bajó los escalones de su casa a la velocidad del rayo. Sin tan siquiera despedirse de sus padres, salió a la calle.

En el colegio, otro alumno estaba extraña y sospechosamente extenuado.

-Tío! Me oyes? Te estaba diciendo...-Nino parloteaba sin cesar, sin percatarse de que su amigo apenas oía la mitad de lo que le decía.

Adrien trataba desesperadamente de mantener los ojos abiertos. Ayer, después de derrotar a otro akuma, Ladybug y él habían patrullado por las calles de París hasta bien entrada la noche. Después de despedirse de la chica, había tardado lo indecible en sortear todos los sistemas defensivos de su padre. Y cuando al fin había llegado a su cama, había estado la mitad de la noche pensando en cierta persona.

La clase acabó, por suerte para Adrien y Marinette, quienes estaban agotados. Alya le comentó a su amiga en voz baja.

-Te has dado cuenta de lo cansado que está Adrien? Es bastante raro en un chico como él el no prestar atención a la clase.

Marinette bostezó y miró a su amiga.

Alya rio.

-Supongo que no es el único.

Marinette iba a replicarle cuando sonó un grito.

-Has oído eso?-dijo Alya.

-Sí, pero tengo prisa. Me voy! Adiós!- ni siquiera era capaz de formar una excusa coherente.

Alya rio y se alejó.

-Tikki, puntos fuera!- dijo Marinette en un bostezo.

Ladybug se dejó caer desde el edificio del cual colgaba para ver mejor a su enemigo.

A primera vista, parecía un atleta normal. Pero se fijó mejor y vio que había gente corriendo y gritando por la calle. Se acercó a un hombre.

-Tranquilo. No es necesario que corra, ya está bajo control.

-No es que corra de miedo, es que no puedo parar de correr!- el hombre se estaba poniendo rojo del esfuerzo.

La superheroína maldijo en voz baja la tardanza de su pareja. Inspeccionó las calles en busca de pistas para derrotar el akuma. De repente, una figura negra le cayó encima.

La peliazul sacó su yoyó y le dio un golpe tremendo a su atacante en la cabeza.

-Ya sé que te alegras de verme, pero no hace falta que lo muestres así- su compañero se frotaba la cabeza.

-Menudo susto me has dado, gato tonto!

Los dos salieron corriendo en dirección al akuma, siguiendo el rastro de personas corriendo, que ahora parecían ir hacia un mismo sitio.

El chico akumatizado miró a los superhéroes.

Ladybug tomó la palabra.

-Quién eres?

Chassé-croisé (MLB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora