Tangled

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Dedicado a anjuvel , sin quien probablemente no estaría intentando sacar esto adelante de nuevo.

Ladybug estaba desesperada. Hacía ya mucho tiempo que esperaba a su príncipe azul, si es que se le podía llamar así. Chat Noir debía de haber aterrizado a la otra punta del reino.

Por su parte, Chat Noir estaba...dolorido. Había caído de cabeza contra el suelo, matando así las pocas neuronas que quedaban vivas en su ya de por sí deteriorado cerebro.

Se puso en pie, y se palpó la frente con la mano, donde un hermoso bulto estaba por crecer. Decidió echarse agua encima, por lo que se dirigió a un arroyo cercano.

Al agacharse para coger agua, se quedó petrificado. ¿Dónde estaba su precioso traje de cuero, que tan bien le sentaba? En su lugar, un traje de aventura se ceñía a su cuerpo.

Sin saber qué hacer, comenzó a pasear por el bosque, hasta que vislumbró un cartel pegado a un árbol.

¡Su cara! Su hermosa cara, con su pequeña nariz respingona, sus preciosos ojos... todo estaba hecho un asco! Leyó la nota debajo, que decía claramente SE BUSCA.

Pues estaba claro, que si la gente lo veía así, nadie querría capturarlo de tan feo que era.¿Por qué lo buscaban?

Releyó el cartel en busca de información. Probablemente fuera para un desfile de la Fashion Week o...

¿Por robo? ¿En serio? Ni siquiera había sido él, por lo visto. Se le acusaba de robar...¿la corona? Pero, ¿donde diablos estaba? ¿En el siglo XV?

De repente, como surgido de ninguna parte, se oyeron cascos de caballo y gritos de furia. Problemas.

Sin embargo, Chat decidió ir en plan diplomático por una vez. O lo más parecido a eso que era capaz de hacer. Que no era mucho que digamos.

-¡Hey!¿Qué pasa? Me han dicho que andáis buscando a un tipo bastante chungo. Veréis, él no...

-¡Cogedlo!

Entonces, Chat hizo lo que toda persona en sus cabales haría. Correr.

-¿Dónde estará este maldito gato?

Ladybug estaba desesperada. No sabía que hacer. Si de verdad fuese una princesa Disney, sabría pintar, cantar con los pajaritos, o hacer lo que fuera para no morirse de asco. Pero no lo era.

Hasta que notó que su yoyó seguía colgado de su cintura. Lo cogió sin dudar un segundo. Tecleó varias veces sobre la pantalla,hasta que esta se iluminó, dejando ver el brillante icono de llamada. Por fin.

Saltó el contestador. El maldito contestador. ¿Qué narices podía estar haciendo Chat Noir que le impidiese contestar?

Chat estaba corriendo tan rápido como sus piernas le permitían. Su arma sonó, señal de que Ladybug estaba llamando, dondequiera que estuviese. Se dijo que podía esperar.

Encontró una posible vía de escape. Una cueva cuya entrada estaba tapada por una cortina de hiedra. Se abalanzó de un salto, y esperó sin respirar siquiera a que sus captores pasaran de largo.

Una vez que no conseguía oír sus pasos, pese a sus instintos felinos, decidió explorar la cueva, cuando su arma volvió a sonar.

Cogió el teléfono como pudo, agotado tras la dura carrera contrarreloj.

La dulce mirada de su amada lo recibió.

-¿¡¿Se puede saber qué narices estabas haciendo?!?

La ya no tan dulce mirada de su amada lo fulminó, y como el cretino enamorado que era, suspiró con ensueño.

-Estaba ligeramente ocupado, bichito. ¿Tan preocupada estabas por mí? - consiguió decir entre jadeos.

Chassé-croisé (MLB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora