Capitulo 3

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(Daniel)

Pensar que Mery, aún tiene la boca abierta en shock desde que me levanto y Bruno me cambia el sitio. No me gusta ver a otro chico sentado cerca de ella. Sé que es estupido sentirse posesivo, cuando no tengo derecho.

Carlos se vuelve a girar. — Dani, vuelve a tu sitio.

— Estaba mareado—digo.— Es cambiar de sitio o vomitar encima de Mery y Bruno.

Miro a Mery quien no parece demasiado contenta, ella se aleja de mí cuando nuestras rodillas rozan, pero, mi mirada por fin choca con la suya.

— Estaba mareado—digo torpemente.— Y Fernando huele a mierda....literalmente. No puedo soportarlo.

— Lo he escuchado—dice el nombrado.

— Pues bien—contesto.

Mery sacude su melena morena con una confianza que solo puedo sentir cuando estamos juntos. Me lanza una mirada de reojo.

— ¿Por qué estás intentando empezar una pelea con Fernando?

— Yo no, ha empezado él—suena como si fuese un niño pequeño, pero llegados a este punto ya no me importa. ¿Qué piensa Mery, que soy perfecto? Ella debe saber que estoy muy lejos de ello.

— Estas siendo conflictivo.

— ¿Qué tiene de malo ser conflictivo?—pregunto.

— Estoy segura de que puedes averiguarlo tú solo.

— ¿Todo bien ahí?—interviene Carlos.

— Me duelen los dedos—suelta Fernando.— Necesito una bolsa de hielo.

Ruedo los ojos cuando Carlos le pregunta que qué le ha pasado. Después de que se piense su respuesta y una mirada de advertencia por mi parte le contesta: — No es nada.

Mery saca una guía turística de Inglaterra y se pone unas extrañas gafas de vista. Deben de ser nuevas porque nunca le había visto con gafas. Se separa más de mí y se concentra en su libro, mientras muerde la punta de su lápiz.

Observo como dibuja círculos en algunas páginas.

— ¿Planeando un viaje a Inglaterra? ¿Otra vez?—pregunto. Justo antes de irme de Paraiso, ella me dijo algo sobre cambiar su forma de pensar y no pasar la siguiente evaluación en el extranjero.

Ella cierra el libro y guarda el lápiz mordido en su mochila.

— Si.

Eso es todo, sin detalles, sin explicaciones. Ella obviamente no quiere hablarme sobre ese tema.

Después de dos horas Carlos aparca la furgoneta en una parada para descansar.

— Todo el mundo fuera, ir al baño y estirar las piernas. Cenaremos rápidamente aquí.

Mientras esperamos que todos vuelvan del baño, camino hacia Mery quien, se acerca a las máquinas expendedoras.

— ¿Qué tal?—pregunto intentando sonar normal.

Me da una mirada de disgusto y sorpresa.

— ¿Qué pasa? ¿Estás bromeando Dani? Te fuiste durante ocho meses. Creo que tuviste la oportunidad de decirme un "¿Qué tal? ¿Todo bien? " durante siete meses.

Mierda. Tengo la sensación de que nada de lo que diga será suficiente, pero lo intento. — Lo siento.

— Yo también lo siento—Mery se gira y se va, su cojera es un duro recordatorio de esa fatídica noche hace dos años. Para ser una chica semiparalizada es muy rápida, corro para alcanzarla, porque soy estupido y no puedo dejarla sola.

Vuelta a Paraiso || GemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora