Capitulo 5

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(Daniel)

— Solo un beso—me acerco más.— Si ya no te gusto, no será un problema.

Alza la barbilla. Ella no tiene ni idea de cómo su escena de chica dura me hace quererla incluso más. No estoy seguro de mis motivos... no quiero pensar demasiado en eso por miedo a encontrar la respuesta.

— No beso a chicos sólo para demostrar algo—dice con una actitud que solo he visto en ella pocas veces—. Y porsupuesto no tengo nada que demostrarte a ti.

No quiere admitir que aún hay algo entre nosotros. Está ardiendo a fuego lento bajo del odio y del resentimiento. Por mucho que quiera guardar las distancias, al mismo tiempo quiere ver hasta qué punto puedo llegar. Ponerla a prueba es una mala idea, lo sé. Si ya no siente nada por mí es bueno. Pero no puedo resistir tener que asegurarme. — ¿De qué tienes miedo? Si de verdad has pasado página nuestro beso no significará nada y podrás seguir con tu vida.

— He seguido adelante, Dani. Pero si quieres que lo demuestre, lo voy a hacer.

Una sonrisa maliciosa se me pone en la cara.— Demuéstralo.

La antigua Mery se hubiera sonrojado y estaría mirando al suelo en vez de enfrentarse a ser puesta en duda. La antigua Mery hubiera dado la vuelta y se hubiera ido corriendo. Solía ser predecible. Ahora no, y eso me está confundiendo en mi propio juego.

La nueva Mery, la Mery que me pone en mi sitio y mete la mano bajo mi camisa, extiende su mano y tranquila la pone en mi pecho. Inclina la cabeza hacia atrás y me mira, sus ojos de un gris oscuro brillan a la luz de la luna. — No deberías desafiarme—me advierte.

— Lo sé—digo, manteniendo la voz fría y transparente.

Tenerla así de cerca me hace sentir cosas en el cuerpo y tengo que luchar por mantener el control. Mi corazón está latiendo desbocado y mis sentidos están tan aumentados que puedo oler su colonia floral desde nuestra corta distancia. Espero y ruego que no se dé cuenta del efecto que todavía tiene sobre mí. No me he sentido así desde, bueno, desde esa noche en la glorieta de la Sra. Pardo cuando la quise más que a ninguna otra chica he querido. Terminó inocentemente, pero el hombre que hay en mí quería llegar al siguiente nivel...o incluso más lejos.

Aunque estoy seguro de que Mery puede sentir mi acelerado corazón latiendo contra su mano ahora mismo, intento olvidarlo cuando levanta la mano y la entrelaza entre mi pelo.

— ¿Estás lista?—pregunto con una grave voz.

— Claro—dice con voz seductora mientras inclino la cabeza. Quiero poner mi mano en su mejilla y sentir su suave piel bajo mis dedos, o acaricia los mechones rebeldes que caen sobre sus ojos. Pero no lo hago. Sería demasiado íntimo y rompería el poco control que tengo. Mis labios sobre los suyos, tentando. Quiero que quiera esto tanto como lo quiero yo.

— No se lo digas a nadie, ¿vale?—advierte, retrocediendo un poco. Esas palabras desinflan mi lujuria tan rápido como se ha encendido.

¿No se lo digas a nadie? Bueno vale, para ser honestos no me sorprende que no quiera contarle a nadie nuestro pequeño momento privado de prueba o verdad. Pero a la vez sus palabras duelen. ¿No quiere que nadie lo sepa porque le gusta otro chico? ¿O porque de repente se avergüenza de ser asociada con un ex convicto? Joder, quizá es verdad que me ha olvidado.

¿Qué cojones estoy haciendo? No puedo hacerlo. Cuando estuvimos juntos en Paraiso, nada fue planeado. Sólo pasó. Pero ahora, esta escena es completamente una prueba, una trampa. Estar emocionalmente unido a una chica, especialmente Mery, es lo último que necesito. Y ahí es donde esto me está llevando.

Vuelta a Paraiso || GemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora