II ~ El caído demonio

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Entre sus salidas, Suho preguntó a Sehun por qué se había ido durante un rato aquel viernes por la noche. El menor trató de mentir, pero Suho había visto claramente cuando este subió a los despachos de "los mafiosos", así que le tuvo que contar todo; desde la deuda, hasta lo que ese "Kris" le había aconsejado para librarse de ella.

—¿Mensaje de Luhan? Para ser esa persona que cuentan algunos rumores del club, realmente se ve interesado en ti.

El menor suspiró con suavidad, recordando el viernes pasado, cuando se acercó a ese "Semyazza", siguiendo la sugerencia del hombre que parecía tener juventud eterna.

—Wow, que sorpresa. ¿Acaso ya tienes tiempo para un niñato de Instituto con las hormonas disparadas como yo?

Sehun no recordaba, todo cayó en su lugar. Luhan, el Semyazza, líder de la pandilla más poderosa en Seúl, con más dinero ahora mismo en su billetera del que el menor vería en toda su vida, de quien debía ganar su agrado; esa persona era el mismo "mocoso" del que se había burlado y golpeado en la cara. A pesar de ello, aquel viernes el mayor lo había tratado amigablemente, pero se podía percibir claramente que guardaba rencor por eso, y más cuando aquel bruto golpe le había dejado una muy tenue marca en su perfecto, angelical... y más que nada, respetado rostro. Toda la pandilla así como las rivales, y también como la interminable lista de mujeres que estaban detrás de él se preguntaban quién era el autor de tal atrocidad, de tal ataque al mismísimo Luhan. Algunos rumores incluso relataban que desde que entró a la pandilla, jamás había sufrido herida alguna en combate, y mucho menos en la cara.

Sehun sólo había golpeado a un desconocido. La había estropeado, y de la manera más estúpida e irónica posible. Al menos aquella ocasión le creó el pretexto ideal para acercarse a él con la excusa de las disculpas.

Habían pasado días después de eso, volvió otro viernes y ahora mismo estaba enlistándose para irse a ese lugar que conocía incluso mejor que la casa de Suho. El mayor pasó por él en su auto y se dirigieron al bar. Fue lo de siempre: Bebidas, coqueteos con chicas, bailes atrevidos con ella. Bueno, sólo para Suho. Sehun se encontraba en un punto muy lejano a aquella barra de bebidas, estaba tomando y charlando precisamente con el angelical Semyazza.

Las miradas sobre ellos no faltaron. Luhan solía compartir en aquel lujoso sillón en forma de media luna charlas y coqueteos con grupos de más de tres señoritas, y diferentes cada semana. Pero aquel día estaba sólo con una persona, y esa persona era hombre, y lo más alarmante: Ya había estado con él la semana anterior. Sehun trataba de no dar importancia a todas aquellas miradas sobre ellos, algunas eran duraderas, otras eran fugaces pero penetrantes.

El mayor era perfectamente consciente de aquello, y le encantaba.

—¿Ya no te duele tanto el golpe? —Sehun comentó después de darle un trago a su bebida, y bajar esta hacia la mesa frente a ellos.

—En realidad no, estoy bien. —dijo Luhan mientras visualizaba el oscuro contenido de su vaso, para después posar su mirada de nuevo en el menormientas bajaba también su bebida—. Pero aquella disculpa no me será suficiente. Sé que estuvo mal aquella broma mía, pero tu reacción sobre mi cara me ha costado cuestionamientos acerca de mi capacidad de seguir siendo líder.

Sehun agachó la mirada junto a una tímida sonrisa culposa, llevándose una de sus manos hacia su nuca y sin saber que decir respecto a eso.

—Ya te dije que lo lamento. Estaba ebrio, en ese estado suelo ser muy retador —A Sehun se le había olvidado durante todo aquel tiempo que estaba junto al jefe de una pandilla a la cual debía dinero, haciéndole titubear un poco. Aquello le asustó. El pasado viernes se había acercado al mayor con intención, claramente, de buscar que su deuda fuese perdonada.

Semyazza 《HunHan/HanHun》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora