Miradas, miradas de compasión... y lástima, decenas de ellas apuntando a una sola dirección: Hwang Sehun. Murmullos envolvían aquel pequeño y luminoso cuarto sobre aquella oscura y nublosa noche. Miradas y murmullos, ambos lejanos, ambos clavándose sobre aquel serio e impulsivo joven, que apenas hace unos días había entrado a la universidad , y apenas hace unas horas había adquirido la etiqueta de "huérfano".
Esa noche debía redactar un ensayo para una de sus materias. «Al menos tengo un buen pretexto por no haberlo entregado» pensó. Aún en aquella tragedia se mofaba de la situación. No lo hacía porque no le doliese, o porque poco le importase, lo hacía para distraer sus impulsos de quebrarse en llanto y aflicción.
«¿Si entrego mi trabajo después, valdría menos la calificación?».
Gente de negro entraba y salía de aquella pequeña y solemne sala, mas las miradas seguían en él, y también los molestos murmullos flotando alrededor de su cuerpo que se encontraba en una esquina de la habitación. Llevaba ahí horas, justo en la misma posición, justo con su mirada en el mismo objeto al centro del recinto: el ataúd de su mamá.
Intentó seguir distraído en sus absurdos y pobres pensamientos, pero una vez más los murmullos se adueñaron de su oído. «Pobre Miyoung... No merecía acabar de esta manera» «Era tan joven y hermosa. Tenía tanto por delante y su hijo la acabó» Fue el colmo. Con su mirada gacha sonrió cínica y endurecidamente para después soltar una gran patada al primer jarrón de vidrio con flores que encontró frente a él, quebrando violentamente aquel "Solemne silencio". Aquellas jóvenes adultas que daban condolencias a la fallecida entre ellas, cerraron sus ojos con fuerza en completo terror, encogiéndose ante el impacto. Con su cuerpo temblando, una de ellas levantó su mirada al joven, sintiéndose totalmente apenada y culpable por lo que dijo; ella confió en que él no estaba escuchando su tenue conversación. Abrió la boca para rogar disculpas por aquello, pero ni siquiera tuvo oportunidad de producir palabra alguna, ya que el chico salió rápido y violento de aquel lugar.
¿La gente es estúpida? ¿por qué sienten lástima por un muerto? Él ya está en un lugar mejor, o al menos ya acabó con el sufrimiento de vivir. ¡¿Qué hay de los vivos?! ¡Nosotros nos quedamos aquí, afrontando que una importante parte de nosotros, de nuestra vida, acaba de partir! ¡¿Por qué no sentimos lástima por nosotros mismos?!»
Lastimosos pensamientos atacaban la mente de Sehun, al igual que lágrimas corrían por su rostro. No pudo más. Aquella calma y hasta tranquilidad con la que había permanecido en la funeraria se desprendió de su faz. Caminaba rápidamente, con su pecho violentamente contrayéndose a causa de todo el sufrimiento que ahora emanaba en su llanto.
Suerte o coincidencia, la casa del joven se encontraba no muy lejos de la funeraria a pie. Haciendo sus manos puños a la altura de sus caderas, continuó caminando por la vacía y oscura noche sobre él. Al llegar a aquel pequeño y acogedor hogar se echó sobre su cama.
Espera... Ya no era acogedor.
Aquella joven y radiante mujer que le había dado la vida era quien hacía que ese pequeño espacio fuera el refugio de tanto amor y felicidad. Ambos sentimientos se esfumaron de aquella casa junto con la vida de esta.
Haciendo su cuerpo bolita por debajo de las sábanas y aferrándose a su almohada, lloró de dolor hasta quedarse sin lágrimas, o hasta que el sueño lo venció, jamás supo que fue lo primero que aconteció.
━ ✞ ━
—¡Hunnie, Hunnie! Por fin es Navidad. ¿Sabes lo que significa?
—¿Que celebramos el nacimiento de Nuestro Señor?
Aquel muchacho de estatura mediana rió fuertemente ante el comentario del menor.
ESTÁS LEYENDO
Semyazza 《HunHan/HanHun》
Fiksi Penggemar❝ Hay una ley irrevocable que gobierna al universo, más antigua que éste mismo, la cual declara: «No existe el bien o el mal, sino reinos antagónicos de luz u oscuridad, necesarios para el equilibrio de la vida. Sólo tienen una única prohibición: Ja...