Semyazza 《HunHan/HanHun》

IV ~ El paseo por el Edén

Habían transcurrido varios días desde el incidente con Yixing en el almacén del club aquél sábado. Nadie supo de aquello, no se habló más del tema. El interior de Luhan hervía en deseos de expulsar a su consejero de la pandilla y de pasada dejarlo sin caminar; pero si lo quería hacer debía justificar aquella decisión, y eso sería hablar de la deuda que contrajo Sehun, la extraña forma en la cual el Semyazza y él comenzaron a hablar y eso sólo llevaría a que el joven estudiante fuese señalado como mentiroso y oportunista; aquello era lo que menos quería Luhan, porque sabía perfectamente que no era así, lo sabía mejor que nadie.

Las heridas de Yixing fueron explicadas por él mismo como una simple pelea que tuvo con un cualquiera en el club. A veces adoptaba un comportamiento muy pesado cuando tomaba, así que el resto de la pandilla lo creyó sin problemas.

Las vacaciones de Navidad habían terminado para Sehun, pero por otro lado la vida comenzaba a sonreírle, al parecer. Sus notas habían mejorado en la universidad de forma considerable. ¿Y cómo no resultaría así? A su sorpresa Luhan era muy bueno en temas de la escuela. Se había graduado años atrás y estaba próximo a tomar su segunda especialidad. Era lo que se le denominaría un "genio renegado", porque parecía muy ordenado y responsable al momento que explicaba de forma impecable un tema al universitario, pero todo se iba por la borda en cuanto iban al club o a cualquier lado y mostraba su faceta más despreocupada y pendenciera acerca de la vida y su futuro.

En ocasiones Luhan le contaba sus historias del instituto, tiempo atrás de llegar a Corea e ingresar a la pandilla y Sehun moría de la risa por todas las cosas descerebradas que había hecho. En resumen, era bueno en todo pero un experto en nada.

Por otro lado, los trabajos de modelaje para Sehun estaban llegando de forma constante y numerosa, de revistas y marcas cada vez más prestigiosas. Luhan le juraba y perjuraba  que no tenía nada que ver con aquello, pero Sehun sabía que su chico estaba metiendo la mano en todo eso, y lejos de desagradarle, le agradecía enormemente de forma sutil cada que lo invitaba a comer a su pequeña casa y lo mimaba el resto de la tarde justo después de acabar su tarea.

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Veinticuatro de enero.

Ya que su relación no había comenzado de forma oficial un día en específico, ambos chicos acordaron que el veinticuatro era su día, así que había llegado su primer mes como pareja. Sehun consideraba bastante absurdo todo aquello. «¿Sólo había pasado un mes?» Para él aquel tiempo habían sido los treinta y un días más rápidos, más lentos, más llenos de emociones y a la vez más entrañables que podía recordar; y no sólo eso, sino que le bastaron sólo unos días para amar a Luhan. No "gustar", no "estar enamorao"amar.

Una vez se cuestionó si aquello era realmente posible, amar a alguien con sólo un par de días. ¿No lo habrá dicho sin pensar aquella desagradable noche cuando Yixing intentó aprovecharse de él y sintió que casi perdía a Luhan cuando se supo la verdad para que este lo perdonase y confiara en él? Lo pensó por varias horas, y aquella duda se había disipado en su totalidad apenas vio la sonrisa de su novio cruzando por su puerta y abrazándole por las caderas para saludarlo con un cariñoso beso.

Sehun se despertó temprano aquel jueves, decidió que no iría a la universidad ese día, ni el viernes. Gracias a Luhan tenía calificaciones brillantes así que las primeras faltas en el semestre no le afectarían. Quería dedicar por completo esos días al mayor, el cual le había contado que tenía un departamento en una ciudad colindante justo junto a la playa, así que se escaparían todo ese fin de semana.

Tomó una ducha y limpió su habitación así como el resto de su casa de forma rápida, ya que deseaba dejar todo en orden tras su ausencia. Desayunó algo ligero ya que Luhan tenía la curiosa maña de hacerlo comer de más, siempre. Incluso tuvieron una "pelea" física días atrás cuando el mayor quería forzosamente ingresar el tenedor en la boca del menor y este terco en un berrinche enorme se rehusó totalmente; pero Luhan terminó ganando luego de acorralarlo contra el piso con la amenaza de usar gato hidráulico para abrirle la boca si la enorme fuerza que tenía en sus manos no era suficiente. Incluso la amable y anciana vecina que vivía a un lado llegó minutos después a tocar su entrada a preguntar si todo estaba bien porque había escuchado al estudiante gritar muchas veces.