Cap-8

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Un día, Alvin quería ver a Nidia, y volver a pasar una tarde a solas con ella, aunque no pasara nada entre ellos.

La preguntó que si después de comer quería subir a su casa a echarse la siesta juntos como hacían antes, pero que no pasaría nada que ella no quisiera.

Ahora su corazón y su cabeza tiraban por Alvin, no sabía por qué. Sus ganas de estar con él eran demasiado grandes.

Riiiinnnnggggg !

Sonó el timbre. Era Nidia que llamaba al telefonillo para subir.

Alvin abrió la puerta y la esperó sentado en el sofá. Nidia entró, era una situación incómoda ya que hace pocos días, en el mismo sitio, los dos se gritaron y lloraron.

Nidia se quitó los zapatos y se sentó a su lado. Alvin la abrazó y Nidia colocó su cabeza en su pecho. él la besó en la frente muy fuerte, como agradeciendo que hubiera venido y que estuviera en esos momentos allí con él. Ambos entrelazaron las manos. Parecía que nada había cambiado entre ellos.

Decidieron ir a la cama de la madre de Alvin, dónde se habían tumbado muchísimas más veces. Bajo esas sábanas, se besaban, se acariciaban, soñaban juntos, se peleaban, se contaban sus secretos, compartían su deseo y se quitaban las ganas de días atrás. Pero ahora era diferente, no podían hacer ninguna de esas cosas, ya no eran nada. Simplemente se tumbaron a ver la tele, aunque abrazados como siempre.

Alvin apagó la televisión, y se colocaron uno enfrente del otro, se miraban a los ojos, a los dos les brillaban. Sus ojos hablaban, no hacía falta palabras.

Alvin se acercaba lentamente a su boca, y aunque Nidia no quería besarle, tampoco se quitó.

Alvin relajó sus labios junto a los de ella, no se besaban, simplemente respiraban su aliento como aquel primer beso. A Nidia se le puso la piel de gallina al recordarlo. Le quería, le quería besar, lo tenía ya claro. Quería estar con él. Pero sabía que algo estaba mal en ella, que no le había dicho toda la verdad, y eso le impidió besarlo. No sería un  beso sincero.

Después de estar varios minutos así, Alvin empezó a besarla delicadamente por todas las facciones de su cara, en la frente, en las orejas, en la nariz, en sus mofletes, cerca de la boca, en los labios... pero no obtuvo respuesta de ella.  Pero él no dejó de besarla, y Nidia muriéndose de ganas por seguirle, se apartó y comenzó a llorar. No podía más. Le dijo que le echaba de menos y que quería estar con él,pero que en ese momento no podía. Se levantó de la cama, se puso los zapatos y se dirigió a la puerta.

Alvin desconcertado pero feliz por las palabras que había oído, la acompañó hacia la puerta.

La abrazó, y la dijo lo mucho que la quería.

Se besaron, ya daba igual, fue un error besarle, pero quién sabe si sería la última vez.

Un beso de reconciliación, de cariño, sin dudas.

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