La gata.

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Pelaje de locura,
sus bigotes relucían a la luz de la luna en la noche que es suya.

Ojos de cielo
brillaban en la penumbra
caminaba sin miedo
a la muerte, bendita locura.

Corre y salta
entre ventana y ventana
no deja vislumbrar su sombra
ni su cola alargada.

Se sentó en el tejado
desde donde observa
y espera
a que un pobre ratón estraviado
pierda la cabeza.

Corre en silencio
y con delicadeza,
¿puede que la gata sea
pura belleza bohemia?

Dulce ronroneo
hace mi corazón palpitar
mientras entre la nada
la intenté vislumbrar.

Siete vidas y siete versos
a la gata de la noche
¡Y no me reproches!
Sé que te debía
más de siete rimas.

Lluvia sobre papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora