Abrir los Ojos

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De repente, el mundo es luminoso. ¡Por fin, mis ojos se abrieron! Aunque no lo sentí. De hecho, no siento nada. El piso no está frío, ni resbaloso, ni se pega a la planta de mis pies. El aire no es ni frío, ni caliente. No percibo olores, pero sí sonidos.

Estoy en una habitación llena de objetos extraños. La sala de un hospital. Parece una unidad de terapia intensiva. Sólo hay una enfermera, que revisa el historial del paciente. Escucho levemente ruidos en el exterior. Hay cierta claridad, supongo que estará amaneciendo.

Me siento muy liviana... Hacía mucho que no me sentía tan bien. Quiero salir por la puerta, pero algo me lo impide. Es como si quisiera, pero algo me retuviera, rogándome que no me vaya.

Me doy vuelta y por primera vez reparo en el ser humano que está luchando por su vida. De nuevo, dudo. ¿Estaré soñando?

No quiero acercarme a esa cama. No quiero acercarme a esa persona que está cubierta de cables y tubos, conectada a mil aparatos, respirando con dificultad, con un pulso tan débil.

No quiero... Es demasiado fuerte....

¿Qué clase de broma es esta? ¿Por qué me estoy mirando a mí misma, si aquí no hay espejos? ¿Por qué estoy así? ¿Qué hago fuera de mí?

Ahhhhh ¡Quiero gritar, pero no tengo voz! ¡Quiero llorar, pero se han secado mis lágrimas! ¡Quiero arrancarme todas esas cosas que invaden mi cuerpo, pero mis manos traspasan todo y no agarran nada!

¡Mamá! ¡Papá! ¡Alguien que me despierte, por el amor de Dios!

Diario de mis Últimos Instantes #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora