Decisión y Acción

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La sacerdotisa camino rápido por los pasillos del castillo.

- Lyfia. - La voz de Frodi la llamó. - Oí que me necesitas.

- Si. Ve donde Hilda. Hay algo que quiero decirles.

El guerrero dio media vuelta para dirigirse a donde le había indicado.

Lyfia fue a los pies de la estatua de Odin.

- Dios Odin. - Dijo de rodillas. - Te ruego me ayudes en mi decisión.

(...)

- ¡¿Cómo has dicho?! - Grito Frodi. - ¡¿El santuario de Athena?!

- Si. Hay alguien a quien quiero ver ahí.

Ambos voltearon a ver a Hilda.

- Lyfia tú eres ahora la encargada de aquí. Yo respetare tu decisión.

- Entonces esta decidido. - Los ojos azules se iluminaron. - Vamos al santuario.

(...)

La diosa pelimorada estaba sentada en total calma.

- ¡Saori! - Los gritos de Seiya la interrumpieron. - ¡Haya afuera están una personas de Asgard!

Saori como buena diosa ya estaba entrada de todo.

- Esta bien. Déjenlos pasar.

Los cuatro caballeros dorados que venían con Sagitario se pusieron tensos.

- Me da gusto volver a verlos. - Les dijo la diosa a los tres invitados.

- Decimos lo mismo, Diosa Athena.- Habló Lyfia.

Saori sonrió amable.

- Diosa, nosotros hemos venido aquí a pedir un favor. - Volvió a decir la peliazul. - Quiero ver a Marín del Águila.

- Si, esta bien. - Aceptó.

Seiya dio un paso adelante.

- ¿A Marín? ¿Para qué? - Preguntó el castaño. - Si no me lo dices no dejare que la veas.

Acuario, Libra, Virgo y Leo dieron un pasó al frente igual.

- Lyfia, ellos no están al tanto de lo ha ocurrido y siguen viéndolos a ustedes como enemigos. - Dijo tranquila Athea. - Ellos son mis ahora santos de oro. Debes decirles.

Lyfia entrelazo sus dedos nerviosa.

- Es una larga historia. - Empezó a decir.

(...)

Marín subía lento las escaleras hacia la cámara de Athena.

- ¿Para qué me habrán llamado? - Se quejó. - Mira que hacer subir tantas escaleras a una embarazada es muy cruel.

Subió los últimos peldaños y así llego a la puerta.

- Diosa. - Dijo entrecortado. - Ya estoy aquí.

La pelirroja miraba el suelo.

- Marín, hay alguien que quiere verte. - Dijo Saori.

El águila levantó la vista y se encontró con tres personas desconocidas.

- ¿Tú eres.... - Intento hablar Lyfia.

- Marín del Águila. - La interrumpió.
Los ojos de la peliazul se humedecierón.

- ¿Por qué llevas esa máscara? - Le dijo Frodi.

- Reglas del Santuario.

Marín miraba a los cuatro en aquella habitación confundida.

- ¿Crees que pueda verte sin ella? - Dijo Lyfia.

- No. - Dijo fría. - Es una regla.

- Marín. - Habló Saori. - Las reglas están hechas para romperse ¿no?

La pelirroja asintió aceptando lo que su diosa decía. Luego se sacó la máscara.

La sacerdotisa quedó perpleja ante la belleza de la chica frente a ella.

- Lyfia es la representación de Odin en la tierra, Marín, ella tiene algo que decirte. - Habló por fin Hilda.

La santia miró a Athena a lo que ella asintió mientras sonreía.

- ¿Qué es eso? - Preguntó Marín.

- Yo... hace poco tiempo conocí a Aioria de Leo. - Confesó la ojiazul.

Marín frunció el ceño.

- Eso es imposible. Aioria esta muerto.

- Es de lo que quiero hablarte. - Le dijo Lyfia suavemente.

De esa misma manera la chica continuó con su relato. Cada palabra salida de la boca de la chica de cabellos azules le parecían increíbles.

Cuando término de contar lo vivido en Asgard Lyfia espero la reacción.

- Maldito león. - Dijo Marín con un nudo en la garganta. - Estoy orgullosa de ti.

Las manos de la pelirroja pasaron directo a su vientre.

- ¿Oíste eso, pequeño? - Le habló a su bebé. - Tu padre es un héroe.

Lyfia no pudo aguantar más. Las lágrimas rodaron por sus mejillas y se acerco a Marín.

- Nosotros y todo Asgard estaremos eternamente agradecidos a Aioria y los demás caballeros. - Le dijo la ojiazul.

- Gracias. - Dijo Marín. - Por cuidar a mi león, señorita Lyfia.

La aludida sonrió mientras lloraba.

- Espera. - Habló Marín. - Has dicho que estaban todos los dorados ¿recuerdas si estaba Escorpio?

- Si, él también estaba. - Confesó la peliazul.

Marín sonrió una vez más.

- Shaina debe saberlo. - Susurro. - Si no me necesitan más ¿puedo irme?, debo ver a Shaina.

Athena asintió.

- Una vez más, muchas gracias por cuidarlo. - Marín empezó a caminar a la puerta.

Antes de que saliera Lyfia la detuvo.

- Marín del Águila. - Sonrió. - Tú y tu hijo siempre tendrán un lugar en Asgard.

- Gracias. - Sonrió. - Pero este bebé, igual que sus padres, pertenece a aquí. Con su diosa Athena.

Marín salió por la puerta muy rápido.

- Athena, muchas gracias por permitirnos verla. - Dijo Lyfia.

- No hay problema, pero ¿no había otra cosa que querías decirle?

El estómago de la sacerdotisa se tensó.

- Eso es todo lo que a ella le interesa saber. - Sonrió.

La vida después de élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora