Capítulo 3

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Una vez volví a mi casa, dejé la bolsa en la mesa y me senté en el sofá cómodamente. 

—Ah... Que aburrido...—dije suspirando mientras miraba al techo. Entonces recordé que tenía que pasar la historia al ordenador, por lo que me tuve que volver a levantar y ir hacia la bolsa.—Veamos... Cuaderno, cuaderno, cuaderno...—al notar que no estaba empecé a sacar las cosas con desesperación. Entonces recordé que al levantarme para pagar sólo cogí el móvil...—SOY UNA IDIOTA, ¡¿CÓMO HA PODIDO PASAR ESTO?!—dije con todo el terror acumulado dentro de mi. Empecé a pensar que pasaría si alguien lo encontrara. Leería lo que hay dentro, dónde tengo  cursiladas, gore, comentarios pervertidos y algunas prácticas de escritura ¡Esto no podría empeorar!
Comenzaron a recorrer las malas vibraciones dentro de mi, necesitaba volver al local en ese mismo instante, pero posiblemente ya era algo tarde y una persona o empleado ya lo habría cogido. Mis pensamientos fueron interrumpidos al escuchar unos chillidos desde fuera de mi casa, no era un vecino, por supuesto, ya que se escuchaba muy cerca y las paredes de los edificios no es que fueran de papel. Escuché el timbre sonar. No esperaba a visita ya que no conocía aún a nadie, tampoco había ordenado algo, por lo que empecé a pensar que sería uno de esos borrachos. Miré por la mirilla y me encontré a un chico de sudadera rosa, cabello y ojos castaño y una sonrisa de triunfo, también podía notar un aire femenino provenir de él.

  —¿Pero quién...?— me fije más en él. ¡Llevaba mi libreta! Intenté tranquilizarme un poco y le abrí la puerta.—¿S-si, necesitas algo?—dije con la voz algo temblorosa. Vaya por Dios, justamente tenia que ponerme nerviosa ahora.

 —Creo que esto te pertenece, ¿no?— dijo extendiéndome la libreta con delicadeza. Yo la cogí y la abracé contra mi pecho.

  — Sí, muchas gracias uh...— no acabé la oración ya que no sabía su nombre.

—¡Todomatsu, pero puedes llamarme Totty!—exclamó con un brillo en sus ojos. Vaya, la verdad es que el chico era tierno.—¿Tú debes ser (t/n), no?  

—¿Eh, cómo lo sabes? Ni siquiera te dije mi nombre...

—Bueno, puede que leyera la primera página y estuviera escrito...— jugó con sus dedos mientras miraba a otro lado, lo cual no me dio mucha confianza y hizo que me pusiera roja al saber que alguien a parte de mi leyó mis escritos.

—Y-ya veo... B-bueno, muchas gracias por todo Todomatsu—dije a punto de cerrar la puerta, pero al parecer él no quería dejar la conversación ahí.

 —¿Oye, que te parece si te doy mi número de teléfono?— me enseñó un papel con su número ya apuntado ahí.

  —Preferiría que no, gracias— dije sonriendo nerviosa. 

—¿Eh? ¿Y que tal si me dices tu nombre de usuario en masebook?—Siguió insistiendo. No le iba a coger el número de teléfono a un desconocido que nunca había visto o hablado, al menos me podría invitar a una película... Espera, ¿que nunca había visto?

  —¿Perdona, pero como conseguiste mi libreta? No te había visto en mi vida—dije soltando la puerta. Al parecer él se puso algo nervioso y intento ocultar su sofoco.

 —Pues resulta que yo trabajo en la cafetería en la que has estado antes... Y no pude evitar fijarme en una chica tan mona~—dijo sonando algo tierno mientras me guiñaba un ojo "tímidamente". ¿Este chico me estaba acosando?

 —A....já....—dije lentamente. De repente, unos chillidos se escucharon, poniendo a el tal Todomatsu asustado y a mi completamente confusa. Miré en dirección los alaridos para ver a cinco personas EXACTAMENTE IGUALES a él. Cuando se acercaron todos me los quedé mirando, inspeccionando sus rostros. Encontrar sextillizos era sin dudas algo asombroso y me hacía sentir afortunada.

 —¡Totty, no acordamos nada en que tenias que ir solo!— dijo el de la sudadera roja.

—Además está mal salir de una discusión—mencionó el de verde.

—Pero si os podíais pasar allí toda la tarde—Dijo Todomatsu haciendo cara de pena como si fuera un niño pequeño.

—¡Ahora no te hagas el inocente!—volvió a hablar el de rojo.
Mientras esos tres discutían, me fije en los restantes. Sin dudas eran los que se podían diferenciar más bien entre todos. El primero llevaba una chaqueta de cuero, gafas de sol y pantalones tejanos -creo que lo pude ver alguna vez mientras iba a la cafetería-, el segundo llevaba el pelo despeinado y llevaba una mirada seria, supuse que no sería de muchos amigos, él era diferente del tercero que seguía manteniendo una sonrisa con la boca abierta, este no sería muy diferente a los demás si no fuera porqué tenia estrabismo divergente, es decir, era bizco. El de la chaqueta de cuero se dio cuenta de que le estaba mirando y en un movimiento rápido me cogió de la mano y se puso la otra sobre su frente para hacer un movimiento de flequillo.

—Huh, al parecer te he llamado la atención... ¿No será que eres una de mis Karamatsu Girls?—dijo mientras se bajaba las gafas para que pudiera ver sus ojos shonen . ¿Qué que es shonen? Pues son los ojos de los hombres que hay a veces en los mangas -mayoritariamente de amor-. En ese momento no sabía si reír o llorar. Opté por hacer una sonrisa inquieta, pero antes de que él pudiera decir algo, el de pelo descabellado le pego un puñetazo, dejándolo en el suelo, captando la atención de todos los presentes.

¡Piénsalo seis veces! [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora