Capítulo 13

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Sin darme cuenta, los años fueron avanzando, ya me había convertido en toda una adulta con la capacidad de tener una vida privada y otra dedicada al trabajo.
Me habían admitido como programadora de ordenadores en una empresa, claro está, que al principio empecé haciendo simples encargos y entregas, pero poco a poco conseguí ganarme la vida y ascender a donde estoy ahora. No es una vida de lujos, pero así está lo suficientemente bien.
Respecto a los sextillizos Matsuno, he estado con ellos desde que me mudé, ¿increíble, verdad? Hicimos tan buenas migas que conseguí ganarme sus corazones de vagos... Nos hemos vuelto muy unidos desde ese entonces, casi se podría decir que soy parte de la familia, lo cual me hace feliz.

A parte de ellos, también conseguí conocer a más gente, ellos me presentaron a Totoko -al parecer es una chica que aspira a ser cantante, le quiero dar todo mi apoyo- y Chibita -es un hombre muy simpático que trabaja en un puesto de oden, a veces nos da por quedar y hablar, me da pena que los sextillizos lo traten mal-, y por mi parte, conseguí conocer a una chica llamada Reika, posiblemente mi mejor amiga.

—¿Hey me estás escuchando?—una voz me quitó de mis pensamientos.

—Ah, perdón, estaba en mi mundo!

—Sí, eso ya lo he podido ver... Será mejor que te concentres o te caerás.

—¡Sí!—exclamé con confianza, mirando todas las piedras que se encontraban delante de mis ojos. Apoyé el pie sobre una de un tono rojizo y subí con fuerza un poco más, él estaba todavía por delante mio.

—¿Eh? ¿No me digas que ahora te pesa el culo? ¡Si que has perdido forma, (t/n)-chan!—abrí los ojos con sorpresa, haciendo que resbalará por un detalle minúsculo, ahora estaba cayendo, mi pelo revoloteando hacia arriba, dándome una sensación de liberación y adrenalina, mis ojos se asomaron para ver lo que me esperaba al final de esa gran pendiente, una co--.

—¡¡Oof!!—exclamé cuando sentí la cuerda ser tirada. La velocidad de hace unos momentos se sustituyó por una suave bajada, como si fuera una delicada carga y me estuvieran bajando. Mi cuerpo al fin tocó la colchoneta azul, la cual rebotó pocos segundos después.
Miré a mi derecha, el lugar donde algo había caído, unas zapatillas deportivas color rojo, bastante sucias en mi opinión, habían hecho su aparición, y junto a ellas su dueño.

—Ah, lo siento, al parecer te despiste con eso, culpa mia— dijo él rascándose la nariz, con su típico tick.

—No te preocupes Osomatsu, yo también he sido algo Lerda al resbalar con algo tan fácil—le di una sonrisa nerviosa para que no se preocupara. Él me ofreció una mano para levantarme, la cual rápida y felizmente acepté.

—¿Te apetece tomar un descanso? Mis tripas ya están rugiendo...

—Si sigues comiendo después de hacer deporte, todo esto no te servirá de nada...

—Lo sé, lo sé, pero es que no lo puedo evitar, son mis instintos de vagancia.

—Instinto de vagancia el que te voy a dar yo...—le amenacé con golpearle.

—He-hey, vamos a calmarnos...

—No me vengas con memes ahora... —solté un suspiro— Está bien, vamos a por algo de comer...

—¡Bien!—celebró él con un salto.

Osomatsu y yo hemos estado practicando escalada en un gimnasio de aquí cerca, lo sé, suena imposible que el muy vago pueda mover el culo del sofá, pero un día decidimos ir para probar y le gusto, así que al menos una vez a la semana, voy a su casa temprano, y le obligo a que venga conmigo. Pero no os voy a engañar, es posiblemente un grano en el culo cada vez que he de despertarlo...

¡Piénsalo seis veces! [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora