Capítulo 8

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Estuve pasando una hermosa tarde junto a Jyushimatsu, el tiempo pareció estar  a nuestro favor, debido a que estuvo haciendo sol todo el rato, aunque de vez en cuando incordiaba mis ojos cuándo jugaba o corría. Por desgracia, ese hermoso tiempo se tuvo que detener gracias a la alarma de mi teléfono. Saqué mi móvil del bolsillo. Si no quería llegar tarde a la quedada con Osomatsu, era mejor que me diera prisa pero sin embargo tenia un fuerte sentimiento que quería dejarle de lado  y quedarme en esa desértica playa un rato más. Pero como no era mala persona y el cabecilla de aquella banda me daba curiosidad, decidía avisar a Jyushimatsu.

—Hey, Jyushimatsu, ¿te puedo acompañar a casa? Ahora he quedado con Osomatsu así que sería matar dos pájaros de un tiro.

—¡(t/n)-san, no digas cosas como esas!—dijo él moviendo los brazos de arriba a abajo, haciendo que sus mangas se movieran rápido, viéndose tierno.—Matar a los animales está mal, si quieres pegar a alguien que sea al suelo, la pared o un saco de boxeo! O en el caso de Ichimatsu nii-san, Karamatsu—dijo poniéndose una mano en la barbilla, aún que como siempre, estaba tapada por la tela de la sudadera.

—Tranquilo, es una expresión—dije riendo por su divertido humor.

—¿Eh? ¿De verdad? Parecías muy seria sobre ello que me había asustado.

—Lo siento, normalmente esta expresión suele ser normal de dónde vengo.

—¿No eres de aquí?—pestañeó perplejo. Yo negué con la cabeza sorprendida. ¿A caso no era muy notable que no era japonesa o asiática?—Pero hablas muy fluido el japonés.

—Bueno, eso se debe que de vez en cuando, de pequeña solía venir a Japón, además de que tuve un buen profesor...

—Ya veo, ¿Dónde solías ir?

—¿Qué te parece si hablamos del tema mientras andamos?—dije poniéndome mis zapatillas. Él, miró al suelo y luego al cielo—.

—Cierto, seguimos en la playa...—enseñó la lengua infantil. Ambos salimos de la suave arena.—Por cierto, has dicho que has quedado con Osomatsu nii-san, ¿cierto?—asentí con la cabeza, respondiendo a su pregunta. En aquél momento se me pasó una pregunta por la cabeza, la cual tenía relación con los vínculos que tenían aquellos seis entre ellos. Jyushimatsu siguió mirándome, esperando una respuesta más elaborada.

—Esta mañana ha llamado a mi casa y me lo ha preguntado—le mencioné mirando el suelo increíblemente limpio, ni un chicle se encontraba pegado en él, aunque la porquería nunca faltaba—.

—Ten algo de cuidado con él, ¿ok?  

—¿Eh? ¡Claro! Nunca le haría daño, tranquilo—dije riendo, volviendo a contemplarle.

—No me estaba refiriendo a eso del todo—dijo el poniendo sus mangas delante de su boca.

—Oh...—caí en la cuenta.—OH, de acuerdo, lo tendré.— sin aviso alguno, me cogió la mano sin pensarlo los veces, haciendo que me sorprendiera y que por poco no le pegara por reflejos. 

—Tengo derecho, antes no me has dejado cogerla—dijo con un tono de voz infantil y tierno. Decidí quedarme callada y seguir andando. Para mi Jyushimatsu no era un mal chico, es más, se podía considerar perfecto, siempre sonriendo, no se enfadaba, te hace reír... Era demasiado cliché, lo cual me hacía sospechar. 

Antes de que me diera cuenta, Jyushimatsu se detuvo, indicando que ya habíamos llegado a su casa -o que había visto algo que captaba su atención-. Era un hogar muy tradicional, comparada con los demás edificios se podía considerar vieja y algo desatendida, pero eso no le hacía perder el encanto. Jyushimatsu se acerco a la puerta y la abrió sin más, entrando con un sprint, llevándome a mi con él hasta el salón. Me avergonzó un poco debido a que no había cumplido ninguna de las usuales normas de formalidades, y aunque en mi país estaba bien, ahí se consideraba maleducado.

—¡¡Ya volví, y traje a (t/n)-san conmigo!!—dijo Jyushimatsu feliz, alzando sus brazos junto a uno mío -debido a que seguía retenida- y haciendo movimientos de olas, como si bailara—. 

—Oh, buenas tardes (t/n)-san—dijo Choromatsu, el cual se encontraba sentado delante de aquella mesa con una revista entre sus manos—.

—Buenas tardes....—murmuró Ichimatsu, que se hallaba en la esquina de la habitación junto a un curioso gato naranja de gafas violetas y rostro peculiar—.

—¡(t/n)-chan, qué bien!—exclamó Osomatsu levántandose bruscamente y viniendo dando pequeños saltos hacia mi.—Pensé que no vendrías

—¿Por qué no debería?

—Bueno, ya es algo oscuro, y seguramente se preocuparán por ti en casa—dijo señalando una de las persianas.

—Ah, no te preocupes sobre eso, vivo sola, así que nadie me espera en casa— noté que en mi mente sonó muchísimo mejor y menos emo—.

—¡Entonces podremos estar toda la noche juntos!—dijo ruborizándose, posiblemente pensó mal—.

—Mañana tengo muchas cosas que hacer, así que sólo estaremos un par de horas

—Bueno, mientras pueda entablar una bonita conversación todo bien

—Bueno, creo que será mejor ir tirándo—dije señalando la puerta—.

—Antes deberías desencadenarte de Jyushimatsu—dijo poniendo un dedo debajo de su nariz en posición horizontal y con la otra mano cogida su cintura—. 

—¿Jyushimatsu? ¿Sucede algo?—le murmuré confusa. No me quería soltar la mano, y ya estaba empezando a sudar—.

—No te vayas (t/n)-san...—dijo en un susurró bajo, pero lo suficientemente alto como para que lo escuchara—.

—Pero he quedado con Osomatsu...

—Quédate aquí con nosotros.

—Bueno, no me importaría, ¿pero que hay de tu hermano?— pregunté con una voz dulce, parecía que se fuera a romper en cualquier momento. Miré a Osomatsu el cual tenía una expresión reflexiva.—¿Tú que piensas Osomatsu?— le saqué de su trance—.

—¡Bueno, supongo que lo podemos dejar para otro día!— exclamó sonriendo, enseñando sus dientes y cerrando los ojos pícaro.

—¡Muchas gracias Osomatsu nii-san!— Jyushimatsu cambió su expresión a su habitual. —¡Oh, oh! (t/n)-san, voy a enseñarte nuestra casa ¿Te parece bien?

—Claro, seguro que es igual de linda que por fuera

—Hey, Jyushimatsu, os acompaño...—dijo Ichimatsu-san severo, levantándose con dificultad del sitio y agarrando al gato para llevárselo.

—¡Oh, una excursión!—canturreó él.

—¿Y bien? ¿Por dónde empezamos?

—Quizás en lo que está más cerca....—escuché la voz de Ichimatsu-san detrás de mi, haciendo queme sobresaltara. Era muy sigiloso, quizás más más que un ninja...—Oh...¿Te asusté?—dijo él sin mostrar interés alguno.

—Bueno, un poco, pero no pasa nada, no te había escuchado acercar...

—Ah, es algo habitual en la basura. Nunca sabes de dónde viene, pero ahí está...— me quedé sorprendida por sus palabras.

—Vaya, se te da bien la poesía

—¿Eh? Que va, son sólo autoinsultos hacia mi.

—Hm... Ya veo...—dije entendiendo más o menos como funcionaba su personalidad.

—¡Menos cháchara y más anda!—dijo Jyushimatsu cogiendo a Ichimatsu-san también de la mano.



¡Piénsalo seis veces! [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora